Ahora que no lastimo su modestia siento la obligación de decirlo. Juan Formell fue un ejemplo insuperable de solidaridad y compromiso con su pueblo. Lo fue especialmente con la causa por la liberación de nuestros hermanos injustamente encarcelados en Estados Unidos por luchar contra el terrorismo.
Muchas veces he tenido que hablar con diversas personas, en Cuba y en otras partes, a fin de explicarles el caso de los Cinco y reclamar su apoyo. Con Juan fue siempre diferente. Con él no hacían falta explicaciones. Estaba perfectamente enterado y seguía el tema con verdadero interés y preocupación, sinceramente, sin alardes.
Cada vez que nos encontramos Juan tocaba el tema. No lo hacía para buscar aclaraciones que él no necesitaba ni para expresar dudas que nunca tuvo.
Siempre indagaba por el lado humano de este caso, quería saber cómo soportaban la prisión, que pasaba en sus vidas cotidianas y las de sus familias. Siempre proponía ideas para avanzar en esta dura batalla, para llegar a otros, mover conciencias y acercar el día de la libertad.
En cierta ocasión, en la UNEAC, en una nutrida reunión con artistas e intelectuales en la que discutíamos el caso de los Cinco, él pidió la palabra. Estaba, como solía hacer, ubicado al fondo del salón. Habló con lenguaje directo, sin retórica y fue al grano; hay que llegarle al pueblo de Estados Unidos y eso lo podemos hacer todos, cada cual a su manera y debemos hacerlo cuando tengamos contacto con su público.
Juan cumplió.
En su última actuación en la Escalinata Universitaria donde estaban Fernando y René, ya liberados, Juan tomó el micrófono y le recordó a Obama que los cubanos sabemos aritmética y que aún faltan tres y que el Presidente podía y debía sacarlos de la cárcel.
Cuba ha perdido a uno de sus mayores creadores, a un artista verdaderamente de vanguardia cuya obra vivirá siempre. Gerardo, Ramón y Antonio a un amigo inclaudicable.
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