Fue en la Habana Elegante donde se encontraron la primera vez.
¿Qué era la Habana Elegante? Fue una publicación cubana de fines del Siglo XIX, que tuvo una evolución muy interesante. Su último Director fue el célebre poeta Enrique Hernández Miyares.
Ahora que celebramos la Jornada por nuestra Cultura Nacional, debemos recordar entre otras cosas, el momento muy trascendente en que Darío envía tres libros de su poemario Azul a la Habana Elegante, uno para su Director, otro para Raoul Cay y el tercero para Julián del Casal.
Fue Azul (1888) considerado el libro que inició el Modernismo en Hispanoamérica. Recoge tanto relatos en prosa como poemas. Su variedad métrica llamó la atención de la crítica.
Del segundo libro de Julián del Casal titulado Nieve, expresó Rubén Darío: “que era de lo moderno, el primer lírico que ha tenido Cuba” y “de todos los tiempos, el primer espíritu artístico”.
Casal, cautivado por el genio artístico de Rubén, identificado con él por las mismas tendencias estéticas, lo consideró un espíritu gemelo en cuya afinidad esperaba encontrar una cálida fraternidad.
No hay dudas de la admiración, comprensión y afecto de Darío hacia Casal y viceversa. Julián le dedica a Rubén el poema “La reina de la sombra” y Rubén, “El clavicordio de la abuela.”
Desde 1885 comenzó a colaborar Julián del Casal en la Habana Elegante. En el mismo año, cultivó el periodismo literario.
A partir del año 1886, colaboró simultáneamente en las páginas de El Fígaro. En ambas publicaciones –de tan especial significación en la historia de la literatura cubana, Casal fue dando a conocer, paulatinamente, casi toda la producción poética que reuniría en sus tres únicos libros. Hojas al Viento (1890), Nieve (1892) y Bustos y Rimas (1893).
Siempre recuerdo a Raimundo Lazo, que nos decía: Casal fue ante todo, un gran poeta lírico, de acentuada y muy valiosa personalidad. Y agregaba: de obra renovadora, y fecunda, y lo más importante, su obra perdura, no solo en Cuba sino en Hispanoamérica.
La muerte prematura le impidió a Julián completar su obra.
¿Sabía usted querido lector que por otra parte, Rubén Darío, el poeta nicaragüense fue el máximo representante del Modernismo en Hispanoamérica y que fue el cantor que ha tenido una mayor y más duradera influencia en la poesía del Siglo XX?
Debo decirles que Federico de Onís, fue un distinguido profesor, filólogo, crítico literario e hispanista español nacido en Salamanca en el año de 1885
Decía Federico, que al conocerse Casal y Darío, habían llegado los dos independientemente a las mismas fuentes, y a muchos puntos de coincidencias en su creación poética.
La amistad entre ambos poetas echó raíces, había tanta comunión entre estas dos almas que no podemos dejar de transcribir un fragmento de una carta, cuando muy enfermo el poeta cubano no olvidaba a su amigo nicaragüense:
Mi inolvidable Rubén:
Si ha caído en tus manos por casualidad, algún periódico cubano en estos últimos tiempos, te habrás enterado de que me encuentro muy enfermo. Tan enfermo que desde julio a la fecha, he recibido dos veces los Santos Sacramentos.
Ahora estoy mejor, pero sin esperanzas de curación.
Te escribo estas líneas para demostrarte que aún al borde de la tumba adonde pronto iré a dormir te quiero y te admiro cada día más.
Yo he sabido de ti por Gómez Carrillo, que me anunció tu llegada a Paris, tu marcha a Buenos Aires. …..
Dentro de poco, quizás antes que me muera, podrás leer el libro que debe estar imprimiéndose a estas horas.
La Habana Elegante lo está imprimiendo (Bustos y Rimas) pero no tiene ningún valor.
Te lo mandaré o te lo mandarán.
Julián del Casal
La enfermedad lo abruma, sus versos se hacen tristes, lastimeros.
Sus amigos sufren junto a él y lo consuelan.
El día 21 de octubre de 1893, muere entre laureles el poeta.
El 29 del mismo mes, la Habana Elegante, le dedica su mejor ejemplar. Los escritores ofrecen sus sentidas producciones más o menos veinte páginas más de las usuales en la presentación del periódico.
Un año después La Habana Elegante le dedica unas palabras y sigue fiel a su recuerdo.
¡Qué gran encuentro entre estas dos glorias!
¡Julián del Casal y Rubén Darío en la eternidad de sus memorias!
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