Julio Girona y su pensamiento político visual / Por Rafael Acosta de Arriba


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“(…) ser caricaturista supone buscar ideas compartibles con otros; pero ser pintor, comporta otra mentalidad; menos pública; más privada; aislada si se quiere. Para mi fue una decisión difícil, pero la tomé”.

Julio Girona (entrevistado por Ana Suárez), 1996.

 

La Feria Internacional del Libro de 2018 se encuentra en su recta final. No es bueno que dentro del maremagnum de títulos vendidos y presentados se extravíen algunas joyas, como es el caso de Sátira y Choteo. La caricatura política de Julio Girona, de la investigadora Ana Suárez Díaz. El volumen, del sello Ediciones Matanzas, es una compilación de las caricaturas que el ya fallecido artista realizara entre 1937 y 1939 para el diario La Voz, una publicación de tendencias republicana y antifascistas que se editaba en Nueva York. También aparecen los trabajos que el artista entregó para el periódico Noticias de Hoy, órgano del PSP.

Llaman la atención, en primer lugar, la acuciosidad de la pesquisa realizada por la autora, el nivel profesional del prólogo y las cuestiones que saca a la luz sobre la juventud de Girona. En mi caso, como reseñista, tengo la ventaja de haber conocido a Julio (Julito) Girona en la recta final de su vida y compartir trabajo durante más de una década con Ana Suárez en el Instituto Juan Marinello. El conocimiento personal y directo de ambos personajes me da una posición de cierta comodidad a la hora de ponderar el volumen y la relación entre ambos que dio pie al libro.

Girona fue un hombre de la cultura de los pies a la cabeza, poeta, narrador, pintor, caricaturista, soldado antifascista, hombre de izquierda, revolucionario, buen amigo, excelente conversador y cosmopolita, todo a un tiempo. Fui con frecuencia a su apartamento durante los años iniciales de este siglo y milenio con el amigo común Norberto Codina y allí compartíamos amenas tertulias, copas mediante. Conocí a sus hermanas y ví sus dibujos y telas amontonados en la minúscula pieza donde se arremolinaban a la espera de ser vendidas o expuestas. Le escuché pasajes de su vida intensa y criterios sobre arte que no olvidaré. Gocé con su delicioso y sutil sentido del humor y con sus aventuras amorosas (fue un hombre eterno enamorado del amor) que nos contaba como parte de aquellas visitas a su casa. Tuve la satisfacción de entregarle el diploma que lo acreditó como Premio Nacional de Artes Plásticas 1998, noticia que recibió con auténtica modestia, y el triste privilegio de despedir su duelo a solicitud de su familia. Genio y figura hasta el final, Julio Girona es un hombre que la cultura cubana debe descubrir aún más.

Por su parte, Ana Suárez es una investigadora de un rigor, productividad intelectual y seriedad del más alto nivel. Trabajadora incansable, sobresalió en el Instituto por sus diversas facetas como investigadora, animadora de eventos y responsable de la Cátedra Juan Marinello de esa institución. Ya ella había comenzado a estudiar a Girona como parte de un proyecto mayor sobre las artes visuales abstractas en Cuba. Como producto colateral de dicho empeño, aportó este libro que ahora nos ofrece Ediciones Matanzas. Ana, como investigadora, entrevistó a Girona en su momento, una interesante entrevista, acumuló notas, persiguió los periódicos con sus caricaturas hasta que los halló y pudo armar este valioso volumen.

Gracias al respaldo del CUNY —Caribbean Exchange Program, del Centro de Estudios Puertorriqueños de Hunter College, de la Ciudad de Nueva York—, la investigadora recuperó en 2004 las caricaturas. En esa saga de dibujos se aprecia al Girona antifascista y defensor de la República Española durante la Guerra Civil. El libro sigue los pasos del artista en Nueva York, adonde llegó sin rumbo fijo en 1937. Cito a Ana Suárez: “La intención de Girona era, como la de cualquier otro artista, trasladar, por vía de composiciones visuales, ideas complejas y tornarlas comprensibles para todos los públicos”. Desde luego que lo hizo, sus caricaturas son una síntesis de discursos políticos en medio de la compleja situación internacional del momento. Además, desde el punto de vista plástico, son imágenes bien resueltas, con mano segura. Un momento clave del estudio introductorio de Ana Suárez es percibir y mostrarnos cuando la sátira política tradicional se funde con el cubanísimo choteo.

El regreso a Cuba del artista lo llevó a trabajar de inmediato al periódico Noticias de Hoy (brevemente, pues allí estuvo entre mayo y agosto de 1939), en el que prosiguió su labor de caricaturista político y levantando ronchas desde el mismo inicio de la publicación de sus caricaturas. Las caricaturas políticas de Girona ya se habían publicado en el periódico Pueblo, el que las tomó de La Voz, por lo que no eran desconocidas para los lectores insulares.

El despliegue de las caricaturas (475 imágenes) complementa la investigación y cubre las tres cuartas partes del libro, digamos que es su plato fuerte; en el estudio introductorio  se puede apreciar lo que la investigadora, con prosa elegante y cuidada, nos ha marcado para nuestra orientación como lectores.

Bien diseñado y editado, una característica que distingue a Ediciones Matanzas, Sátira y Choteo… es un libro que sugiero se lea y disfrute, de manera de conocer en profundidad el pensamiento político visual y el arte gráfico, en un momento crucial del siglo XX, de uno de nuestros más relevantes artistas de esa centuria.


1 comentarios

Dulce Sotolongo
12 de Abril de 2018 a las 13:56

como la editora de casi toda la obra de Julio Girona en Cuba estoy muy feliz con esta nueva entrega y con la investigación acusiosa de Ana, Julito estaría muy feliz

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