Katherine Paterson, autora estadounidense de libros para niños y jóvenes, fue la invitada de honor del Congreso Internacional Lectura 2015 Para leer el Siglo XXI que del 27 al 31 de octubre de este 2015 se celebró en el Hotel Habana Libre de la capital cubana.
Premio Hans Christian Andersen (1998) y Premio Memorial Astrid Lindgren (2006), Paterson ha obtenido la Medalla Newbery en dos ocasiones (1978 y 1980), el Premio Scott O‘Dell en Ficción Histórica, y es vicepresidenta de la Alianza Nacional de Libros y Literatura Infantil en su país; además, obras suyas han sido llevadas al cine. Es, qué duda cabe, una de las voces femeninas imprescindibles en el panorama literario mundial de este género desde la segunda mitad del pasado siglo XX.
Sus reconocimientos mundiales y la fama bien ganada como autora no parece, sin embargo, reflejarse en su apariencia y expresión. Paterson está muy lejos de ser una intelectual sofisticada, mundana o afectada. Ella impresiona con su natural sencillez, y por una risa jovial que parece inundar cualquier espacio donde se encuentre, y sobre todo, parece desbordante de energía vital, algo que asombra en alguien como ella, que nació en 1932, trabajó por un buen tiempo como profesora rural en el norte de Virginia, fue misionera en Japón, y paralelamente educó cuatro hijos, dos de ella y dos adoptados, en las condiciones de vida de una sencilla familia norteamericana.
Es la segunda vez que visita el Congreso Internacional de Lectura, la primera, según ella misma narró en la inauguración de este año en el Hotel Habana Libre, “fue en octubre de 2001, las calles de La Habana, usualmente bulliciosas con turistas, estaban casi vacías pues muy pocos extranjeros querían arriesgarse a viajar en avión en días tan cercanos a los eventos del 11 de Septiembre”.
La escritora este año vino acompañada de uno de sus hijos, John, quien leyó en la apertura al Congreso Internacional Lectura 2015 en español un mensaje de apoyo al evento en La Habana, del senador Patrick Leahy de Vermont, quien “ ha hecho tanto por abrir las puertas entre nuestros dos países”, aseguró Katherine Paterson en su propio discurso de apertura. También en este contó de su encuentro con la hermana del senador, Mary Leahy, quien fuera por un buen tiempo la directora de Educación Básica de Adultos en el mencionado estado de Vermont. Según la novelista, la Sra. Leahy “trató de conformar, en la medida de lo posible, la educación de adultos analfabetos, en Vermont, según la Campaña de Alfabetización de Cuba de 1961 que había tenido un éxito tan asombroso”. Precisamente este hecho en nuestra isla, fue mencionado emotivamente por Katherine, quien narró lo que consideró una inolvidable experiencia al ver un documental, titulado Maestra, sobre este momento histórico de la Revolución cubana.
Pese a que su estancia fue muy breve en nuestro país, pude intercambiar un diálogo con la escritora Katherine Paterson, animada por la posibilidad de hacerlo llegar a los lectores de Cubarte.
Usted ha tratado el mundo de la imagen que se entrecruza con el mundo de la palabra en ensayos y también en su propia obra. Hoy vivimos en un mundo global con un predominio de las imágenes que nos rodean cotidianamente. ¿Cómo valora el arte de la imagen en relación con la literatura en las ediciones en papel y electrónicas respecto a la formación de los niños y jóvenes en el planeta?
La ventaja del soporte electrónico es que mediante este el lector controla la imagen. En mis libros es diferente, están dirigidos a adolescentes y jóvenes, y creo que el libro sin imágenes permite que el lector las crea por sí mismo. Es por eso que me hace feliz que mis libros, sobre todo los que son para jóvenes, no contengan ilustraciones.
Quiero un lector que pueda imaginar por sí mismo los personajes, de modo que el lector pueda decir por ejemplo: este personaje es como yo.
Usted ha dicho: “Tengo que recordar que escribo para niños y debo hacerlo así: con honradez, respeto y compasión". ¿Qué papel considera que desempeña hoy la literatura en el concierto de los problemas más urgentes que sufren los niños y niñas en las diversas regiones del planeta tan desiguales en su desarrollo económico y social, y azotadas por las guerras?
La primera tarea para un escritor es ser capaz de contar buenas historias. Cada escritor es diferente, también lo es su experiencia de vida, en mi caso, solo puedo escribir desde mis propias experiencias. Pero tengo una buena imaginación.
Es difícil explicarlo, para tratar estos problemas hay que ser muy directo, abierto, gráfico, como si te golpearan en la cabeza. Yo escribo para niños y jóvenes que no tienen una experiencia en la vida.
Nuestra poetisa Emily Dickinson decía: “di la verdad, pero dila al sesgo”. Tengo una gran confianza en que mis jóvenes lectores van a leer mis libros y hallar lo que necesitan. Muchas veces los lectores de mis obras ven cosas que nunca pude imaginar. Ellos se han convertido en coautores al leerme. Para mí, esta es la parte más maravillosa de ser autora, ya que establezco esa relación tan próxima con todas esas personas. Ello viene de la parte más profunda de mi propio ser, trato de escribir desde ahí y eso es lo que trato de comunicarles.
Se refería a la Campaña de Alfabetización en 1961 en Cuba como una epopeya en su discurso de apertura al Congreso. Hoy el programa cubano de alfabetización para adultos Yo, sí puedo, se ha extendido a 30 países de América, África y Oceanía y cuenta con diez millones de egresados en 30 países. Sin embargo, Cuba, país de esa iniciativa y universal tarea, es un país bloqueado por Estados Unidos. Usted leyó un cálido mensaje del senador Patrick Leahy de Vermont, en su país que enviaba al Congreso Internacional Lectura 2015. ¿Cuál es el suyo para los cubanos que han resistido el bloqueo y continúan en su camino por el desarrollo de la cultura cubana y a favor de los pueblos del mundo?
Es maravilloso lo de la Campaña Yo sí puedo. Estoy muy agradecida de los primeros pasos que se han dado entres las relaciones Cuba y Estados Unidos, creo que tenemos un buen presidente, no así es nuestro Congreso y él tiene que luchar muy fuertemente con este.
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