Este 14 de octubre estuvo cargado de simbolismo en relación con la amistad entre Cuba y China.
En el horario de la mañana quedó inaugurado el edificio que da albergue a partir de ahora al Instituto Confucio, ubicado desde su creación dentro de la Universidad de La Habana. El inmueble está situado en el corazón del antiguo Barrio Chino de La Habana, en la edificación en la que radicó el más renombrado restaurante chino de la capital y que llevaba el nombre de Pacífico. Es una construcción de varios pisos de altura y un largo fondo. Pero, ¿cuál es la función del Instituto Confucio? Nada menos que facilitar el aprendizaje de la lengua china y el conocimiento de ese país.
En sus años de existencia en Cuba, a pesar de estar ubicado en una pequeña instalación provisional, cientos de cubanos pasaron por sus aulas y culminaron estudios de lengua china. Actualmente, trece profesores chinos y seis cubanos laboran como docentes en esa institución.
Cuando se piensa que China es hoy la segunda economía mundial y el segundo socio comercial de Cuba y que es una de las grandes civilizaciones antiguas de la humanidad, cuna de grandes filósofos como Confucio y Laozi y que nos legó descubrimientos e inventos fundamentales, comprende la importancia que para el mundo contemporáneo, incluyendo a nuestro país, reviste el conocimiento de la lengua y cultura de la nación más poblada del mundo y la tercera en extensión territorial. Añádase a ello que los chinos son uno de los componentes más importantes, junto a españoles y africanos, del mestizaje que produjo la nacionalidad cubana. El aporte de los chino-cubanos a la nación data desde los inicios de nuestras guerras de independencia en 1868. Y como se sabe, no hubo ningún chino-cubano traidor ni desertor. Nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias han contado con varios generales descendientes de chinos.
Creo que todas estas razones determinaron que en la inauguración del nuevo local del Instituto Confucio estuvieran presentes, además del Rector de la Universidad de La Habana y el Ministro de Educación Superior, el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros y el Embajador de la República Popular China en Cuba.
El mismo día 14, en horas de la noche, el Teatro Miramar fue escenario propicio para la presentación del coro estudiantil de la Universidad de Nankai, antiguo centro docente de la ciudad portuaria de Tianjin. De esa universidad fue graduado una de las personalidades más relevantes del Partido Comunista de China, el hombre que en la década de los años veinte del siglo pasado dirigió el alzamiento de la ciudad de Nanchang, considerado como la acción fundadora del Ejército Popular de Liberación. Me refiero a Zhou Enlai quien, unido a Mao Zedong desde 1935, compartió con él toda la lucha que culminó con el triunfo revolucionario que estableció, el 1ro de octubre de 1949, la República Popular China de la que Zhou fue Primer Ministro hasta su muerte en 1973.
El coro estudiantil de la Universidad de Nankai lleva años visitando numerosos países. Es un coro mixto que posee un repertorio variado de canciones folklóricas y populares de distintas nacionalidades del país, e incluye temas de la famosa Ópera de Pekín. También cantan música de otros países. En esta ocasión compartieron la escena con el coro estudiantil de la Universidad de La Habana, logrando una impresionante armonización con apenas unas horas de ensayo.
Eventos de esta naturaleza son gratificantes y necesarios. La cultura forja lazos perdurables y la música, en particular, es un lenguaje universal para acercar a los pueblos.
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