El 14 de abril de 1961 el Comandante Ernesto Che Guevara, le hacía entrega al poeta Pablo Armando Fernández, de las llaves de una majestuosa casa en las intersecciones de las calles 17 y H en Vedado habanero. Sería esa la Casa de Escritores y Artistas. Pocos meses después, con la fundación de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en agosto de 1961, la elegante edificación se convertiría en sede nacional de la organización de la vanguardia artística cubana.
Desde esos primeros años de la Revolución, la casona de 17 y H ha sido un espacio vital para el encuentro y diálogo entre artistas y escritores de nuestro país, e invitados de otras naciones. Fue ese además, el escenario donde se gestó el primer Congreso de los escritores y artistas.
Muchas de las más valiosas figuras de las letras y las artes de nuestro país, encontraron ahí un espacio vital de confrontación y análisis de los principales procesos de la cultura cubana.
La casa había sido construida en 1920, en pleno fervor azucarero, por encargo del empresario y banquero Juan Gelats, y los arquitectos Rafecas y Toñarelis fueron los encargados de la obra que resalta por sus valores arquitectónicos y estilísticos. Tras la muerte de su propietario en 1959, poco tiempo después la casa pasaría a ser un espacio importante para la intelectualidad y la cultura cubana.
Con motivo de celebrarse los sesenta años de constitución del inmueble como Casa de Escritores y Artistas, relevantes exponentes de la cultura cubana volvieron a darse cita como aquel 14 de abril de 1961, para rememorar la historia y trascendencia del inmueble que durante todo este tiempo ha sido testigo del quehacer de muchos de los más valiosos intelectuales cubanos.
En un simbólico acto, e que asistió el ministro de cultura Alpidio Alonso, el viceministro Fernando Rojas, el presidente de Casa de las Américas Abel Prieto, y el presidente de honor de la UNEAC Miguel Barnet, el presidente de la organización de la vanguardia artística cubana Luis Morlote dio la bienvenida en la sede de la organización cultural, y destacó la importancia que durante todo este tiempo ha desempeñado la UNEAC desde su fundación.
“Un día como hoy un grupo muy prestigioso de intelectuales entraron sobre las cuatro o cinco de la tarde, convocados por el poeta Nicolás Guillén- explicó Morlote-. Aquí entraron, por solo citar algunos, Mirtha Aguirre, Violeta Casals, Onelio Jorge Cardoso, Guillermo Cabrera Infante, Enrique Leal, Pablo Armando Fernández, Roberto Fernández Retamar, Alfredo Guevara, Fayad Jamís, Juan Marinello, Félix Pita Rodríguez, Raquel Revuelta… Ellos fueron los integrantes de ese primer comité gestor.”
Los jardines de la institución fueron escenario para la presentación del libro " El Vedado. Tradición y modernidad en la arquitectura habanera", una verdadera joya de la autoría de la arquitecta Madeline Menéndez y el fotógrafo Néstor Martí, en el que pone en evidencia los valores arquitectónicos y urbanísticos del Vedado habanero, y sobre todo las casas que lo conforman, donde sobresale la que acoge a los escritores y artistas cubanos, que por su eclecticismo y estética singular, constituye una obra declarada Monumento Nacional.
Como parte del programa de celebraciones, la Galería Villa Manuela abrió sus puertas a la exposición La Habana Moderna. Veinte obras esenciales, compuesta por veinte fotografías del arquitecto Eduardo Luis Rodríguez, y la curaduría del propio junto a la arquitecta Mirtha García. Al decir del autor “es un panorama representativo de algunas ideas que ayudaron a configurar la imagen de La Habana, es decir, parte de su esencia. Los edificios y conjuntos incluidos son una muestra muy reducida de lo mucho que se logró en el desarrollo de la ciudad entre los años cuarenta y los setenta”.
Lo que otrora fue casa de un rico y acaudalado empresario de nuestro país, a partir de 1961 se convirtió en un espacio indispensable para los artistas y escritores cubanos, una gran casa para la cultura cubana.
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