El título alude no solo a que la Cinemateca de Cuba, institución cultural que este viernes 6 de febrero arriba a su 55 aniversario, difiere de otras análogas en el mundo en que sus ciclos no solo se exhiben en la capital del país, sino a lo largo de la isla desde hace muchísimo tiempo —y pronto se extenderán a las provincias de Mayabeque y Artemisa—, sino que este museo ambulante de cine, en fase actual de reorganización, trasladó sus funciones desde el primero de enero para el céntrico cine 23 y 12. Durante más de medio siglo nos jactamos de contar con la sala destinada a una cinemateca más grande del mundo, el cine Charles Chaplin, cuando realmente las actividades propias de una entidad como esta disponen en las grandes ciudades de un espacio de menor capacidad.
Contribuir a la creación de un público cualitativamente superior, uno de los propósitos cardinales del ICAIC a partir de su fundación, es uno de los empeños de la Cinemateca de Cuba admitida apenas un año después de su creación como miembro de la Federación Internacional de Archivos de Filmes (FIAF). Este reconocimiento no lo pudieron lograr en los años cincuenta los promotores de la cinemateca que se considera como el antecedente de la promovida por el ICAIC. Más tarde integró la Coordinadora Latinoamericana de Archivos de Imágenes en Movimiento (CLAIM).
La sala 23 y 12 —que ojalá pueda modificar su nombre por otro acorde a la historia del séptimo arte— cuenta con 643 localidades y la posibilidad en un futuro de habilitar otras dos en el segundo piso, acorde a la tendencia internacional para devenir un multicine. Pero mientras tanto, la programación de la sala Charlot en el cine Charles Chaplin se mantiene en las funciones de las 2:00 y las 5:00 p.m.
La directiva de la Cinemateca se ha trazado un ambicioso plan de adecuación de la nueva sede que abarca no solo la galería que ya exhibe la exposición «Carteles dedicados a la Cinemateca de Cuba (1961-2014)», sino que en los meses venideros abrirá —con la colaboración de la Embajada de Francia— la Librería «Gérard Philipe», única especializada en la venta de publicaciones de cine de todas nuestras editoriales y DVD de películas nacionales. Otra área se destinará al Café Buñuel —con el aporte de la Consejería de Cultura de la Embajada de España—, espacio muy solicitado por el público, que manifestó también su interés en recibir la programación mensual impresa, según resultados de encuesta reciente aplicada por el Departamento de Investigaciones Sociales del ICAIC.
Entre los múltiples planes en distintas fases se hallan: mantener el espacio semanal «Ojeada al cine cubano» (los martes), inaugurar el Cine Club «Orson Welles» con el coauspicio de la Asociación Cubana de la Prensa Cinematográfica (Sala Charlot el segundo jueves de cada mes), incentivar la cita mensual con las restantes artes «Linterna mágica» (último viernes), abrir la Mediateca «Héctor García Mesa» como tributo al fundador-director de la Cinemateca, contribuir decisivamente al Festival Chaplin en La Habana (del 1º al 12 de julio) y remodelar la programación destinada a niños y jóvenes, a los que las cinematecas de todo el mundo prestan especial atención por constituir las nuevas generaciones de espectadores. El cineasta Enrique Colina ha manifestado su disposición a contribuir con este propósito.
Anunciaremos en los próximos meses otras estrategias acometidas por el año conmemorativo, dentro de las cuales figura la reactivación en el cine Actualidades del viejo proyecto del Museo del Cine, propuesta que demanda la decisiva colaboración de la Oficina del Historiador de la Ciudad. Otra empresa a acometer es la promoción de la serie en DVD «Memorias del cine cubano» registro para el presente y el futuro del testimonio de fundadores del ICAIC y sobrevivientes del cine pre-revolucionario.
Especial importancia adquiere la presentación el 8 de septiembre —85 aniversario del estreno del clásico La Virgen de la Caridad (1930), de Ramón Peón—, del Volumen 1 de la colección «Pioneros del cine cubano», promovida por Producciones Digitales del ICAIC. Incluye, musicalizados por primera vez especialmente para este DVD: La Virgen de la Caridad, el metraje encontrado del corto El Parque de Palatino (1906), de Enrique Díaz Quesada, y los fragmentos sobrevivientes de El veneno de un beso (1929), de Ramón Peón. La propuesta abarca además los cortometrajes sonoros: Maracas y bongó (1932), de Max Tosquella, y Tam tam o El origen de la rumba (1938), de Ernesto Caparrós, así como fragmentos de La serpiente roja (1937), de Ernesto Caparrós, primer largometraje sonoro cubano. Lo complementa el capítulo «Los soñadores», sobre el cine anterior a 1959 de la serie «Haciendo memoria» (1989), producida por Televisión Universitaria bajo la dirección de Arturo Arias.
Una Función de gala se efectuará este viernes 6 de febrero a las 8:00 p.m. en el cine 23 y 12. En primer término se inaugurará en la galería de la sala una exposición con piezas pertenecientes a la colección del Museo del Cine y luego se exhibirá el corto El Parque de Palatino (1906), realizado por el pionero Enrique Díaz Quesada, el cortometraje soviético La fiebre del ajedrez (Shakhmatnaya goryachka, 1925), de Vsevolod Pudovkin y Nikolai Shpikovsky (con la participación de nuestro campeón mundial José Raúl Capablanca y el estreno en Cuba del filme de ficción Ida (2014), del cineasta polaco Pawel Pawlikowski, uno de los más resonantes en el ámbito internacional el pasado año, actualmente nominado para el premio Oscar en la categoría de filmes de habla no inglesa. A continuación de esta fecha se exhibirá el ciclo «Tesoros de Cinemateca» que incluye varios títulos de la muestra «Clásicos del cine soviético», la primera programada por la Cinemateca al iniciar sus funciones en 1961.
Como puede apreciarse por esta breve reseña, incuestionablemente, la Cinemateca de Cuba se halla en movimiento. Su significación la confirmó el cineasta François Truffaut al declarar en 1968: «Todo lo que sé lo aprendí del cine, a través de sus películas. Del cine se aprende su historia, su pasado y presente en la Cinemateca. Solo en ella se aprende. Es una enseñanza perpetua. Yo formo parte de la gente que necesita volver a ver siempre viejos filmes, los del cine mudo y el parlante. Por lo tanto, me paso la vida en la Cinemateca, excepto cuando estoy filmando».
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