La COVID-19, hija del diablo de Satanás (Parte V y final)


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La CODIV-19, hija del diablo Satanás, ha venido a complicar el sueño de la ultraderecha norteamericana de “hacer grande a América otra vez”, así como las esperanzas de purificación racial de sus seguidores supremacistas blancos. No hacen falta más evidencias, para que todas estas personas leales a Trump aseguren que “estamos en presencia de una conspiración de Satanás, obviamente un tipo comunista, camuflado de demócrata y liberal”.

Sin lugar a dudas que mientras haya un lugar donde la pandemia siga haciendo estragos, ésta será una amenaza epidemiológica y económica en todas partes. El impacto de la COVID-19 sobre las economías emergentes y en desarrollo apenas comienza a revelarse.

Durante una reciente entrevista, Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, destacó:

“Esta crisis está dividida en dos partes. Es una crisis sanitaria y una crisis económica, que se inició por la crisis sanitaria, pero que puede convertirse en una crisis sistémica. En el lado de la salud, está muy claro que los países con un mejor sistema de salud público, un buen sistema científico, que pueden desarrollar pruebas más rápido, y que cuentan con más hospitales, tienen una mejor capacidad de respuesta a la crisis.

“Y eso es lo triste de Estados Unidos. Estados Unidos es un país rico, pero en lugar de invertir para prepararnos para esto, invirtió en prepararnos para una guerra, la guerra equivocada. Nos preparamos para una guerra nuclear, cuando lo que nos está devastando es un virus. Y el presidente argumenta que es necesario disminuir la inversión en ciencia.

“Como ha sido evidente desde el primer momento, la pandemia de COVID-19 es un problema global que demanda una solución global. Otros países que no son tan ricos como Estados Unidos, obviamente, no pueden invertir la misma cantidad en ciencia. Pero sí pueden hacer análisis basados en las investigaciones científicas que está disponibles públicamente y prepararse para este tipo de riesgos. Parte de esto es tener un sistema de salud tan bueno como se pueda pagar”.

Para las economías avanzadas, la compasión debería ser motivo suficiente para apoyar una respuesta multilateral. Pero la acción global también es una cuestión de interés propio”.

Y a ello agregaríamos de interés oficial, de interés de gobierno, pero esto no existe en la actual Administración norteamericana, la que hace tan sólo pocos días renunció a continuar brindando ayuda financiera a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Algo inadmisible, mas nada tan lejano a comprender y admitir ante una personalidad como la del actual mandatario estadounidense Donald Trump.

Igualmente, el Gobierno de Washington no ceja en su empeño obsesivo por tratar de destruir a la Revolución cubana y por aplastar la unidad del pueblo utilizando sus ardides más inescrupulosos y criminales en el interior del país.

El neo fascismo yanqui incrementa el racismo, las brutales represiones contra los pueblos, sin el menor respeto por los derechos humanos, civiles, religiosos, de género y pensamiento, algo que recuerda la actuación del ejército alemán y las SS de Adolfo Hitler, de quien Trump copia hasta algunos gestos y formas de gobernar.

Mienten alevosamente sobre la situación en Venezuela y el papel de Cuba en ese país; cuentan para ello con la complicidad de los medios hegemónicos, los que día y noche sin parar excretan sus mentiras con indignante impunidad y con total desprecio de lo que debería ser un juramento hipocrático de periodistas (y también de académicos e intelectuales) que no puede ser otro que “decir las verdades y denunciar las mentiras”, en la sucinta enunciación hecha por Noam Chomsky. En innumerables ocasiones y en especial en su libro Hegemonía o supervivencia, el afamado profesor y analista ha planteado como tesis de que “Washington tiene un proyecto de dominación mundial aún más ambicioso que el del Tercer Reich de Adolfo Hitler en 1938”, o como alegato ante seguidores del facho de El Duce, Benito Mussolini.

Sin embargo, nada alegan los lacayos a la Casa Blanca, partícipes y encubridores de las sanciones económicas contra Venezuela, del despojo de sus riquezas en el exterior y la agresión a la vida cotidiana de todo un pueblo privado de energía eléctrica, agua, transporte y otros bienes básicos. Se necesita el petróleo venezolano, insumo imprescindible para la maquinaria militar yanqui y su campaña guerrerista de dominio mundial.

Finalmente en fecha reciente y, no obstante la terrible pandemia que azota a millones de seres humanos en el mundo, en especial, a miles de ciudadanos estadounidenses –conjuntamente a la presencia de una depresión económica muy fuerte y un galopante desempleo–, el egocéntrico Mandatario decidió otorgarle la llamada Medalla de la Libertad Truman-Reagan, “por servicios a la democracia”, al disidente cubano José Daniel Ferrer uno de los más serviles lacayos contrarrevolucionarios al servicio de la Casa Blanca. “Distinción” otorgada a mercenarios para ejecutar acciones provocativas y violentas de toda índole contra el orden interno del pueblo cubano y su Revolución.  Acciones terroristas, de desestabilización y de diversa índole (incluidos los contextosacadémico y de inteligencia), orientadas y financiadas desde Washington y por su Embajada en La Habana y que tratan (de manera especial), de copiar lo ocurrido en épocas atrás en las naciones de la Europa del Este –entre ellas Polonia–, siempre olvidando o tratando de minimizar la fuerza invencible de la Historia de Cuba, de sus líderes y de sus próceres independentistas.

Aquí, como bien proclamasen dos enormes titanes de nuestras luchas emancipadoras: Antonio Maceo y Juan Almeida Bosque, ¡No se rinde nadie! Y en la batalla final el enemigo ¡tan sólo recogerá el polvo del suelo cubano anegado en la sangre de sus hijos, si no llegase a perecer en la lucha! 

Nuestro José Martí, eternamente promisorio, denunció en su época la adicción del naciente imperialismo a la expansión territorial, saqueo y pillaje, cuando escribió algo que le vendría como “anillo al dedo” al actual inquilino de la Casa Blanca: “(…) sólo una especie de hombres puede vivir sin la perenne idea de mudarle el aire al cielo impuro: los hombres deshonrados (…) Destiérreseles del trato, y húyaseles como la peste. Hombres hay para el pesebre, que viven de estrujar y de engullir: hombres de corral, a la verdad que en el cieno están bien, que es blando y engorda”. (Periódico Patria, 15 de septiembre de 1894. T. 4, p. 478).

En suma, la solidaridad internacional con su lucha es necesidad sumamente urgente en los momentos actuales.

 


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