“Ninguna de las obras se puede ver como si fuera de uno o de otro. De la mezcla de los tres artistas que estamos aquí emana una cuarta obra”, me dice el fotógrafo Enrique Rottenberg tratando de explicar la esencia de la exposición RQR, en la que participa junto a su colega francés Maurice Renoma y el pintor cubano Carlos Quintana.
Abierta al público en la Fábrica de Arte Cubano hasta el 30 de septiembre venidero, la muestra está compuesta por imágenes captadas por ambos artistas del lente, a las que Quintana ha intervenido.
“No era nada nuevo. Ya eso yo lo hacía antes con fotos mías. La diferencia era que estaba mezclando mi idea del arte con la de otro creador. Y ese fue el reto. Entender la poética de ellos, identificarme con ella. Sentirla, saber por qué estaban haciendo eso para entonces poder intervenirlo, darle un punto de extrañeza y de diferencia completa a la obra”, me comenta el pintor.
“Primero empezamos Enrique y yo. Nos caíamos bien, admiraba su obra. Un día Enrique me dijo que por qué no le pintaba arriba de una foto. La que yo quisiera y lo que yo quisiera. Me pareció bien porque era un reto. Su obra es compleja, muy dura. Difícil incluso de tragar.
Escogí las peores fotos, las que más incómodo me hacían sentir para que me fuera más difícil. Y funcionó. Hicimos la primera exposición en la Fábrica de Arte Cubano y después otra en Lima, Perú, que todavía está abierta al público.
Un día apareció Maurice y le gustó también. Todo fue muy sencillo. No tuvo la gran elaboración, ni fue un gran plan muy concebido, ni nada de eso”, argumenta.
En el diálogo, sostenido a pocos metros de la exposición, ambos concuerdan en que en la obra de los tres hay un profundo interés por el ser humano, sus conflictos y esperanzas.
“Todo el tiempo trabajo. No tengo un proyecto definido. Soy creyente del inconsciente Veo una visual y trato de hacer la foto de ella y, cuando está terminada, le doy una interpretación consciente. Tan válida, como la tuya o la de cualquiera”.
Comenta con su voz pausada Rottenberg, quien confiesa haberle tomado mucho afecto a Renoma, “un artista con una trayectoria inmensa. Un enorme diseñador y escenógrafo”.
Para Quintana, es esta una experiencia más en su vida como artista. Interesante, placentera:
“Estoy contento con el resultado, con lo que ocurrió. Ahí está en la exposición. Eso es lo que me aporta a mí y a cualquiera que venga a ver este show”.
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