A un horrible costo humano que todavía no se detiene, la pandemia de la Covid 19 ha revelado algunas verdades y son, por una parte: la fragilidad física del Homo sapiens, y por la otra, las fortalezas y debilidades de los sistemas político-económicos, su carácter humanista o individualista.
En medio de la lucha contra el nuevo coronavirus, en la imperiosa y decisiva necesidad de aplicar con rigor extremo las medidas orientadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la dirección del país y de la Salud Pública cubana, salen a la luz, sin siquiera proponérselo, la vocación de cada nación para proteger a su pueblo y ayudar o negar la cooperación a otras poblaciones necesitadas en el mundo.
En situaciones como estas, en todo caso, es preferible pecar por exceso que por defecto. Hay que comprender, hay que formar profundamente en la conciencia la responsabilidad que todos, sin excepción, tenemos para con la humanidad. Martí dijo: “Respetar es ya un derecho de vencer” y “La medicina verdadera es la que precave.”
La diferencia puede ser dramáticamente muy simple; ¡vida o muerte!, suya o de otro, pero por su responsabilidad, o más exacto por su irresponsabilidad, por su negligencia, por su inmadurez. No es solo el cargo de conciencia de haber provocado la enfermedad o potencialmente la muerte de alguien, es mucho más, es el “ser o no ser y el actuar como humanos”.
Es haber perjudicado a alguien, muy querido o lejano, incluso hasta desconocido, pero ese, al que se le propició su contagio, a su vez lo multiplicará a otros, provocando como cada enfermo, asintomático o visible, no una espiral del desarrollo, sino una “función exponencial” de crecimiento (por ejemplo 1, 3, 9, 27, 81, 243, 729, 2187…) de enfermos y muertos, que no podremos revivir ni con todo el dinero del mundo.
Y, como en lo individual, también existe la responsabilidad de los gobiernos, no pocos despreocupados, indolentes, o incluso algunos podrían llegar a pensar como Malthus y además de estar abogando por la doctrina Monroe. Es lo conveniente para las ganancias de sus bolsillos de estos Homo barbaros (del griego βάρβαρος) del siglo XXI.
En el fondo, ¿Qué y quiénes son?
Usted podrá pensar, pero… ese es el caso particular de gobernantes como Trump o sus émulos y, esos señores por si solos no hacen al sistema (capitalista), ¿sí?, pero…, ese sistema sí hace a señores como ellos y a sus halcones. Aquel, se propuso para dirigir la nación más poderosa de la Tierra, pero ¿Qué y quiénes lo eligieron? ¿Qué y quiénes están detrás de todo el proceso de la campaña presidencial en países como esos? En Trump, se ve la punta del iceberg ... Y, su desplome será peor que el ilustrado en “La caída del diablo” del francés Gustave Doré.
¿Se está con el Diablo o con Dios? como expresara recientemente Nicolás Maduro, presidente legalmente electo de la República Bolivariana de Venezuela y al que se pretende juzgar como en los tiempos de los Western y los pasquines con aquello que “Se Busca. Vivo o Muerto”.
Entonces, Trump el Satán, el falso y malvado ángel, mortal enemigo, bestia, adversario, diábolo o calumniador o, demonio Belcebú y espíritu impuro, son alguno términos relacionados con la palabra que lo caracteriza, ¡Diablo! ¿Necesitará exorcismo o mucho más que eso? ¿Podrá ser eliminado por un conjuro?
Posiblemente no, pero sí podrá ser neutralizado con la epidemia de la solidaridad.
¿Tendrá un nuevo impeachment ese señor? Al menos, ya lo tienen moral, se lo merece, por el mundo y por su propio pueblo. Es que todo el mundo se acuerda de Santa Bárbara cuando truena, y ahora se ve en él demuestra, lo que siempre ha sido.
¡Quizá habrá que llamarlo, como estas películas de acción “violenta” que después se convierten en sagas; “Terminator”. Entonces, ojalá “Trump el terminator”, sea el último de su clase, si la experiencia deja la suficiente enseñanza de la esencia.
En la cara opuesta está la cooperación, la solidaridad, los que se preparan y comparten. Los que organizan, previenen y ponen a disposición los recursos que poseen para evitar y curar. Donde los verdaderos dueños de los medios de difusión masiva, de las industrias, de los hospitales, de los productos farmacéuticos, ponen a mano todos esos recursos, sin preguntar procedencia social, credo, ideología o cuenta bancaria.
El único pensamiento es salvar vidas de cubanas y cubanos y de italianos, ingleses, caribeños, latinoamericanos, españoles y otros tantos e incluyen como cooperantes al mismísimo pueblo. Aquellos que propician y solicitan la participación protagónica de la sociedad.
Así, a todo el personal de salud, y también a educadores que aún continúan en las aulas, como los profesores de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, que imparten a extranjeros la enseñanza del idioma español, al Ministerio del Interior y las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a la Defensa Civíl y otros, que en las calles y otros espacios ayudan, educan y corrigen conductas inapropiadas para el momento, que no por pocas son menos peligrosas.
Es que, ¡COMPRÉNDASE!, un solo coronavirus “suelto” en un cuerpo humano o en una superficie”, ¡UNO SOLO! PUEDE DESENCADENAR la curva exponencial descrita anteriormente.
Léase a Martí y se encontraran muchas enseñanzas para cualquier momento, incluso para este. Es que Martí educa para la vida, no solo para el mercado del trabajo.
El Apóstol decía:
“Las empresas históricas son imposibles cuando no las desea y alienta la voluntad de un pueblo.”
“La empresa es un ejército.”
“Un ejército de hombres descuidados y voluntariosos, un ejército indisciplinado, no puede vencer…”. Un ejército vencedor es aquel “donde todos los hombres tienen la costumbre de ir a la vez a un mismo objeto, montar a los caballos de un mismo salto de manejar sus armas con facilidad e igualdad de obedecer la orden al instante que se recibe,-un ejército disciplinado.”
“Las batallas son todas decisivas.”
“…no hay espía tan útil como el que descorazona...” como algunos intentan desde los medios de difusión y en particular en las redes sociales.
“De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento.”
Y para comprender la conducta de algunos gobernantes, que además de inmoral, criminal e ilegal arrecian los bloqueos como tortura a estados libres y verdaderos, de esos que si practican la humanidad como democracia.
Martí expresaba:
“El egoísmo es la consecuencia de la riqueza.”
“¿No es el egoísmo, la lepra y signo dominante de nuestros tiempos?”
“El egoísmo es la mancha del mundo, y el desinterés su sol. En este mundo no hay más que una raza inferior: la de los que consultan, ante todo, su propio interés, bien sea el de su vanidad o el de su soberbia o el de su peculio:-ni hay más que una raza superior: la de los que consultan, antes que todo, el interés humano.”
“El egoísmo es el mal del mundo.”
“Dios quiere que las rencillas vayan siendo menos acres en nuestras repúblicas, que las guerras duren menos, que las simpatías arraiguen más.”
“Un ambicioso es un criminal”
Y sobre la solidaridad y el amor nos dejó como legado estos pensamientos:
“No hay cosa más bella que amar a los ancianos; el respeto es un dulcísimo placer:...”
“Lo que importa ahora es andar a paso de luz, y que cada diente encaje en su ranura.”
“Que el amor sea la moda.”
“Ámese al hombre entusiasta y desinteresado.”
“Para rendir tributo, ninguna voz es débil;…”
“Todo esto convida a aplauso, el gusto mejor, el de encontrar un hombre heroico…”
Por eso, los aplausos que en Cuba se tributan a los sanadores del cuerpo y del alma son tan bien acogidos por los hombres de bien. Por eso, que se sigan multiplicándose los aplausos, y por qué no, acompañarlos del repique de los campanas donde quiera que estén. Todos unidos en una sola vocación, la de lo mejor de lo humano.
“El problema de la unión revive, por siempre la solución urgente y necesaria:…”
Que suenen alto las campanas en las embarcaciones, en las torres de iglesias, qué como el bronce latan los corazones de los seres humanos en esta batalla por la vida. Todos, no solo están invitados, sino que es un deber y un placer ser y tomar parte.
Usted, por favor, estudie con justeza los casos de cada país, de cómo el estado y sus comunidades han enfrentado la pandemia, quiénes han puesto todos los recursos y respondidos de inmediato y a profundidad ante su epidemia, o la del necesitado, cuáles han logrado disciplina, cohesión y control.
Como dicen dos refranes, popularizados por dos cubanos, uno periodista y otro psicólogo, ambos con sus respectivos programas educativos de televisión: ¡saque usted, sus propias conclusiones! el primero o “créame, vale la pena” en el segundo caso.
[i] Peculio: patrimonio
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