Cuando en 2002 el Consejo Nacional de las Artes Plásticas otorgó a Adigio Benítez Jimeno (Santiago de Cuba, 1924-La Habana, 2013) el Premio Nacional de las Artes Plásticas, reconocía no sólo su integralidad o aportes estéticos, sino también la fidelidad con que este creador, de cuyo nacimiento se cumplen hoy 98 años, puso siempre su obra al servicio de las más nobles causas.
Incorporado al Partido Socialista Popular con apenas 18 años de edad, el joven graduado de la Academia de Bellas Artes San Alejandro comenzó a laborar en las publicaciones más progresistas de la época, como el Periódico Hoy perteneciente a esa organización política.
Asimismo, destacó en aquel entonces en la ilustración de libros y el diseño gráfico, disciplina esta última en la que en 1948 obtuvo el Premio de la Prensa Obrera de Cuba por un cartel dedicado a Jesús Menéndez, pocos meses después del asesinato del líder azucarero.
No es hasta 1953 que aparecen sus primeras pinturas, reveladoras de la difícil situación que atravesaban las clases más humildes; así como los retratos que hiciera a Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena, entre otros destacados patriotas.
Los profundos cambios operados en el país tras el triunfo de la Revolución en enero de 1959 motivaron de inmediato al artista que comenzó a introducir nuevos códigos en su obra, esta vez más apegados a la abstracción. De aquella etapa son milicianos y la serie Soldadores.
También se inicia en la docencia, fue fundador de la Escuela Nacional de Arte y, posteriormente, del Instituto Superior de Arte. Estuvo igualmente entre los fundadores del Periódico Granma y del semanario humorístico Palante.
No podía dejar de mencionarse en este brevísimo resumen su incursión en la poesía, género del cual nos legó cuatro cuadernos. “Trato de acercar a mis obras la música y la poesía”, dijo en una ocasión.
Veinte años han pasado desde que a Adigio Benítez le fuera otorgado el Premio Nacional de las Artes Plásticas por la obra de la vida, sin embargo, el reconocimiento por su contribución permanece y estará siempre latente en nuestra cultura.
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