Cuando se menciona a Manzanillo y a la trova cubana enseguida recordamos, con mucha justeza, la personalidad de Carlos Puebla “El cantor del pueblo”, y de vez en cuando a Joaquín Codina, Emiliano Ponciano, Julio Gutiérrez, Eduardo Saborit (de Niquero), Félix Escobar y a otros relevantes músicos del territorio.
Pocas veces se recuerda a la familia Benemelis, ignorando su gran aporte a la cultura nacional, y sobre todo al “Padre de la trova manzanillera”, Jaime Benemelis, cuyo nombre lleva la Casa de la Trova local.
Una página sobresaliente de la trova fue escrita en 1910 por los hermanos Jaime Benemelis y Pedro Raga, naturales de Manzanillo. Ambos se dieron a la tarea de organizar dúos, tríos y hasta una comparsa para los carnavales de aquel año.
Lograron convocar a más de sesenta trovadores aficionados entre los trabajadores del puerto, tabaquerías y barberías, entre otros oficios.
A partir de aquel año, Jaime Benemelis y sus amigos trovadores no descansaron para agrupar a otros amantes de la trova cubana y ofrecer serenatas y actos culturales donde la trova estuviera presente.
Fue a partir de 1970 que se destinó a los trovadores una casa céntrica, en la esquina del parque donde acudían los entusiastas defensores de esta manifestación musical. Cuando se organizó la Casa de la Trova, el nombre original que llevó fue el de Jaime Benemelis, el que fue ratificado por varios fundadores de aquella institución cultural como Hilario Paneque, Daniel Alarcón y otros.
Jaime Benemelis, en su incansable labor de dar a conocer la trova en Manzanillo, llegó a crear coros hasta en los centros espirituales. También creó coreografías para las comparsas.
Del matrimonio entre Jaime Benemelis y Esperanza Vázquez nacieron once hijos, todos ellos continuadores de la tradición artística de su padre. Su hijo Carlos está considerado uno de los mejores guitarristas de la trova; mientras que otro hijo, César, fue organizador de comparsas en Manzanillo y Santiago de Cuba en el año 1939. Fundó la Casa de la Trova de la calle Corona No. 66, adonde concurrían los destacados trovadores santiagueros Rafael Cueto (el guitarrista acompañante de Miguel Matamoros), Mariano Mercerón, Raúl Barbarú y otros.
Los hermanos Benemelis, César, Víctor y Tomás, tocaban guitarra y cantaron en los teatros de Oriente, de Santiago de Cuba y de Manzanillo.
Jaime Benemelis fue autor de varias canciones y boleros; los cuales, al no ser llevados al pentagrama ni grabados, se perdieron llevando al olvido páginas musicales que podrían constituir verdaderos tesoros del arte musical cubano y, muy especialmente, de la ciudad de Manzanillo. De su prolífica producción musical se recuerdan versos de su canción Más allá.
No detengas el paso, ya es tiempo
De buscar el amor de versos
Cuando llegues allí partiremos
Más allá, más allá.
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