La fuerza está en el saber


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La Feria del Libro ya anda por las provincias. Es una gran fiesta en toda la Isla, uno de los mejores medios de comunicación por la relación que desborda en nuestro pueblo a través un verdadero intercambio con los autores, un disfrute de nuestra editoriales y en este ocasión una fiesta dedicada al hermano pueblo de Colombia, como invitado de honor. Como todos los años, desde los primeros de la Revolución, el lema con el concepto martiano de “leer es crecer”.

La batalla por elevar losconocimientos corresponde, en principio, al propio ser humano. Hay ejemplos impresionantes en la historia que fundamentan esta aseveración. Cuando una persona le interesa batallar por elevar sus conocimientos y se propone mantenerse en esa posición en la vida, demuestra la fuerte capacidad que tiene el ser pensante por crecer y desarrollarse.

Una de las grandes conquistas de la Revolución para todo nuestro pueblo es la batalla por la educación. Todo el pueblo tiene acceso a ella, todo el que quiera estudiar puede hacerlo, las puertas para estudiar están abiertas y eso representa un triunfo rotundo que nadie ni nada puede opacar.

Cuando leí aquellas palabras martianas; ¿Y por dónde hemos de empezar a estudiar, sino por nosotros mismos? Hay que meterse la mano por las entrañas, y mirar la sangre al sol; si no, no se adelanta”. Comprendí mejor porque Fidel nos enseñó,  que saber era también crecer.

Sirvan estas ideas para meditar, para que piensen en estas cosas los padres, los maestros y en sentido general, los estudiantes y naturalmente, todo nuestro propio pueblo.

Debemos valorar en toda su dimensión la gran virtud que representa batallar por uno mismo, con esfuerzo y sacrificio personal para elevar nuestros conocimientos, y nos vamos a dar cuenta que nos vamos transformando en mejores seres humanos, defensores de la ética y en sentido general, de los valores de la vida.

Siempre he reiterado que si un buen campesino batalla por alcanzar mayores conocimientos, sus cosechas serán mucho más productivas; si una oficinista se esfuerza en dominar diariamente, los conocimientos que exige su labor, si de verdad se lo propone, se podrá destacar dentro de su colectivo y llegará un día a desarrollarse como un trabajador o trabajadora llamado “insustituible”, de esas personas que no solo saben lo que tienen que hacer, sino que se convierten en maestros de los que les suceden y mantienen la calidad de sus posiciones por muchos años.

Yo sé perfectamente que no todos los individuos tienen los mismos intereses, pero ante la preferencia de cada cual, la virtud de empeñarse en su desarrollo personal debe constituir su inmediata prioridad.

Hace años, me hice estas preguntas: ¿Cómo un ser de esos que no batallan por el conocimiento puede entender lo que es humanismo, justicia y paz? Y lo que es peor: ¿cómo puede enseñar lo que significan esas palabras?

El saber le va a servir toda la vida y en cualquier lugar.

El que no quiera superarse es un esclavo de sí mismo y jamás alcanzará su libertad individual.

Yo seguiré insistiendo en estas cuestiones, pues lamentablemente, ahora que tenemos tan cerca la posibilidad de superarnos, a pesar del bloqueo, de  las insuficiencias y las incapacidades internas, en lugar de decidirnos todos, a batallar por el conocimiento y esto a cualquier edad, en muchas ocasiones, perdemos las mejores oportunidades.

¿Cómo un ser que no le interesa ejercer la virtud de acumular el mayor número de conocimientos  en este mundo globalizado de hoy,  puede respetar a los demás, ejercer la ética de la solidaridad  o  comprender y considerar al género humano?

Las redes lo están demostrando.

El que no batalla individualmente por ser más culto cada día,  por aprender y superarse individualmente, no tiene ningún derecho a criticar aspectos aún deficientes en la sociedad.

Hay personas que critican en las redes a nuestro sistema y no saben leer, ni escribir.

Como un ser que no le interesa leer puede ponerse a criticar el mal estado de los muebles o las ventanas de una biblioteca; como un ser que pudiendo estudiar una carrera pedagógica, pues hasta tiene talento, no quiere  ser maestro y es capaz de decir que al aula de su hijo le falta pintura  o ventiladores  y además, crítica a la profesora porque es demasiado joven e inexperta.

Yo he conocido personas que nunca tuvieron un ventilador y son excelentes abogados, personas que estudiaban con velas y comían lo que hubiere y llegaron a ser importantes intelectuales y sin distinción de sexo, raza, ni edad. Mujeres cuyos maridos no querían que estudiaran al triunfo revolucionario y lograron imponer su criterio y su soberano derecho y hasta con hijos, estudiaron y se hicieron reconocidas profesionales.

¡Hay que recibir con sano orgullo esta Feria del libro!

¡Hay que ayudar a la Patria nuestra  a crecer digna y soberana!

¡ Hay que seguir acompañando a nuestros libros,  con un personal estudio de los mismos!

 ¡Hay que aprovechar todas las oportunidades que nuestro país nos brinda para ser mejores cada día!

 ¡Hay que seguir apostando por la vida misma, con la esperanza siempre que  vamos a vencer!

Vamos a aprovechar al máximo a los buenos maestros, vamos a ir a buscar el libro que no tenemos y que no podemos dejar de leer, vamos rápidamente a hablar con historiadores,  artistas, poetas, periodistas, científicos,  en fin con todos los intelectuales posibles que nos pueden ayudar a investigar y aprender lo que queremos conocer.

El que batalla por adquirir conocimientos, no deja ni un minuto de luchar por alcanzarlos.

Siempre he dicho, que la familia y la escuela deben  tener bien claras estas cuestiones y motivar a los estudiantes, para que comprendan, que el saber exige esfuerzo y mucho sacrificio.

 Es cierto que tenemos dificultades económicas. Nada de esto que estoy diciendo se justifica ante esa realidad. Solo podríamos pensar que si sabemos más, podemos ayudar a que los problemas de toda la sociedad, inclusive los económicos, se resuelvan mejor. 

Si sabemos más, podemos reflexionar, colaborar con eficiencia, tener una presencia más efectiva en el marco social donde nos desarrollamos; si sabemos más, seremos mejores críticos y al mismo tiempo, mucho más capaces de sugerir o asesorar con mejores aciertos, cualquier problemática que se presente ante nosotros. 

Por todo ello, queridos amigos, debemos comprender que  la Revolución nos enseñó muy bien que saber es un modo de crecer.

¡Una vez más, esta oportunidad  debemos aprovecharla!!


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