La Habana, contribuciones ciudadanas en vistas del Medio milenio


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La Habana será la última de nuestras ciudades históricas en celebrar el medio milenio de su fundación y erección como Villa hispana en Cuba, según se ha expresado por el Historiador de la Ciudad, doctor Eusebio Leal Spengler.

Una razón de peso es que la remota fundación de San Cristóbal de La Habana,  realizada en 1514, en las proximidades de  la costa sur, y los siguientes traslados del asentamiento hacia la del norte, no poseen, en ningún caso, la trascendencia histórica que sí le otorgó el último de ellos, en 1519, junto al litoral oeste del puerto habanero.

También es cierto que la magnitud de la obra a realizar, además de la ya emprendida desde hace varias décadas en el Centro Histórico de La Habana, es de mucha mayor envergadura que las llevadas a cabo para conmemorar el medio milenio de las otras siete Villas. “La Habana es extraordinaria en toda su inmensidad, no solo en sitios aislados. Pero resulta demasiado grande para que pueda ser salvada en su conjunto” (Paz, 1995: 70)

Ese argumento de Senel Paz, ha sido ampliamente explicado y documentado por el arquitecto Rosendo Mesías, al referirse a los sucesivos ensanches y conexiones con la zona antigua de La Habana intramuros, en diferentes siglos, y en distintas direcciones. Solamente para el siglo XX, advierte que:

En el primer cuarto del siglo XX, el conjunto de barriadas al oeste del puerto se conectó formando una trama reticular homogénea y continua desde La Habana Vieja hasta El Vedado en sentido este-oeste, hacia el sur hasta Jesús del Monte y la nueva barriada de Luyanó, hacia el sur-oeste hasta Marianao pasando por El Cerro, formándose el segmento urbano que hoy identificamos como la Zona Céntrica Antigua, que conforman los actuales municipios de Habana Vieja, Centro Habana, Diez de Octubre y El Cerro. Esta es la zona de la ciudad donde ha impactado la producción social del hábitat con fuerza, y en ella se concentran sus problemas habitacionales más críticos. [Mesías, 2003: 32)

Al referirse a la “producción social”, el autor citado indica las formas de autoproducción informal (es decir, sin asesoramiento técnico, fuerza de trabajo calificada y con desconocimiento de las regulaciones urbanísticas y bajo presupuesto), que “constituye la mayor inversión de recursos y energías que ha recibido (o, lamentablemente, mal recibido en su mayoría), el patrimonio habitacional de las zonas céntricas antiguas”. (Ibíd.:37)

Por lo cual, podemos coincidir con Mesías en que “El deterioro de la vivienda en la zona central de La Habana es uno de los mayores desafíos que enfrenta la ciudad” (Ibíd.: 33). El problema se agrava si tenemos en cuenta que tal situación se había detectado y estudiado en el 2003, hace ya más de 13 años.

La capitalidad de La Habana, durante más de tres siglos, su condición de Patrimonio de la Humanidad y de Ciudad Maravilla (2015), si bien nos enorgullece, igualmente nos compromete a tener una actuación ciudadana responsable desde nuestra vivienda y barrio hasta toda la ciudad y cada uno de sus 15 municipios.

Tal vez, aún falta una campaña sistemática, persistente, en los medios de comunicación masiva que esclarezca didácticamente cuáles son los valores urbanísticos y arquitectónicos que tenemos el deber de preservar en nuestra ciudad, barrio por barrio.

Algo se ha avanzado con la historia local, impartida e investigada en las escuelas desde la enseñanza primaria. Pero esto no es suficiente, porque no abarca a toda la ciudadanía, ni se proyecta de forma concreta en acciones de preservación, conservación, restauración o reconstrucción. Estas son, fundamentalmente, responsabilidad de las instituciones gubernamentales locales. El costo de dichas acciones puede ser relativamente poco, depende del problema a resolver.

Por ejemplo, la limpieza de una zona urbana tiene que ver con la disciplina social y el cumplimiento de las tareas de higiene pública y atención a las áreas verdes que están encargadas concretamente a Servicios Comunales, subordinados al Poder Popular.

Los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas, unidos a otras organizaciones sociales, podrían realizar labores sencillas con cierta frecuencia: pintar con “lechada” (agua y cal) contenes de aceras, muros de áreas colectivas (parques), y divulgar el valor patrimonial que posee cada lugar y el nombre que lo distingue, sea de un héroe o heroína, o, de un hecho histórico local. 

Tareas simples, que contribuirían de inmediato a resaltar el ambiente donde se desenvuelve la vida de una pequeña comunidad, elevaría la autoestima colectiva, disminuiría el individualismo, que día a día va apropiándose de nuestro contexto urbano y social, y así recuperaríamos el vínculo ?evidentemente roto por causas múltiples? entre vecinos y vecinas del barrio.

Ser cubano o cubana es un honor ciudadano por muchas razones; ante todo, porque integramos un pueblo heroico que ha luchado y resistido, sin rendirse nunca, por su independencia, soberanía e identidad cultural propias, durante casi siglo y medio, (10 de octubre 1868-2018). ¡Falta menos de dos años para celebrar ese glorioso aniversario!

Asimismo, porque somos un pueblo de trabajo y paz, de probada solidaridad, internacionalista, donde la educación y la cultura de modo general se han elevado a un nivel nunca antes alcanzado en otros países de América, no obstante estar asediados por una gran potencia imperial desde 1960.

¿Qué debemos y tenemos que perfeccionar como ciudadanos para alcanzar el mayor respeto hacia nosotros mismos? En mi opinión, lo inmediato es cuidar, conservar y proteger a La Habana del medio milenio; ella es el soporte material de nuestra vida ciudadana local y nacional.

Ante los actuales pobladores de nuestro país debemos responder todos y todas, con la fe habanera a que nos convocan los fundadores y primeros pobladores de La Habana, por incrementar y no disminuir el legado material y espiritual de la afamada “capital de los cubanos.

 

Bibliografía:

?Mesías, Rosendo: “La Habana desde el centro. El hábitat en la Zona antigua”, en: Mesías, R. y Suárez, A. (Coordinadores): Los Centros Vivos, Alternativas de hábitat en los Centros Antiguos de las ciudades de América Latina: La Habana, Lima, México, Montevideo, CYTED, La Habana- Ciudad México, 2002.

?Paz, Senel: Ciudades del Mundo (transcripción de Isabel León del programa homónimo de la BBC de Londres en 1994, Comunidad 6/95, IPF, 1995.)


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