La museología, el patrimonio y el Diez de Octubre


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Se dice que la Historia es la ciencia que tiene como objeto de estudio el pasado de la humanidad. También se denomina con este término al periodo histórico que transcurre desde la aparición de la escritura hasta la actualidad.

Pero la historia, su estudio, es en la unidad teoría-práctica mucho más. Ella tiene un sentido; su interpretación y significado. El por qué se produjeron los hechos; sus componentes y sus interacciones.  Estudiar lo que significó, lo que significa y lo que significará, pueden y deben ser extraídos de lo heredado, de los testigos, aparentemente mudos, pero que, en realidad, si son conservados y bien empleados, son gritos de la experiencia de la obra natural y humana que nos precedió y que señala caminos.

Dígase patrimonio y museología, y se estará siendo parte del desarrollo de la producción e interpretación de un trascendental proceso humano: la comunicación, necesaria para el surgimiento del hombre y de la sociedad y la mejor formación de los seres humanos, junto a otro de vital importancia, el de la educación.

Todos los países, en todas las épocas tienen momentos que resultan hitos en su evolución. La carta de Jamaica, por la libertad y los derechos de América; la Batalla de Carabobo, por la liberación de Venezuela; la Toma de la Bastilla y el comienzo de la Revolución francesa; las diferentes declaraciones de independencia de los países… son solo algunos de los cientos, de los miles de momentos cruciales de cada país, de cada región e incluso de trascendencia mundial. Estos sucesos influyen no solo en sus respectivas naciones, sino en la propia historia de la humanidad.

Cuba, como parte de este mundo, tiene innumerables momentos trascendentales que son resultado de fenómenos internos y además externos y a su vez sus resultados han producido influencias no solo en lo nacional, sino también en la región y para el mundo.

Entre estos hitos, y formando parte de su patrimonio material y espiritual, se encuentran los sucesos del Diez de Octubre. Ello es en realidad un proceso, con sus antecedentes, desarrollo, desenlace y repercusiones, no solo en los días sucesivos inmediatos, sino hasta el momento actual y futuro. Es el día en el cual se declara, a través del Grito de Independencia o Muerte en la Demajagua, el comienzo del movimiento que llegará a ser nacional por la liberación de Cuba, que marca el comienzo de la llamada Guerra Grande o Guerra de los Diez Años[i].

Aquel diez de octubre Céspedes liberó a sus esclavos por los principios de la eliminación de la aborrecible esclavitud y estos fueron invitados a sumarse a la lucha por la independencia de Cuba, lo cual realizaron de forma voluntaria, significando un salto importante desde lo político y social.

En resumen, es el día que marca el comienzo de la guerra de independencia del dominio del imperio español en Cuba que hubo de ser el primer imperio global y la primera potencia mundial, fundamentalmente entre los siglos XVI y XVII.

Carlos Manuel de Céspedes, Jefe supremo de la Revolución y padre de la Patria expuso en uno de los párrafos del Manifiesto de la Junta Revolucionaria de la Isla de Cuba, el cual constituye la Declaración de Independencia de Cuba:

“Cuando un pueblo llega al extremo de degradación y miseria en que nosotros nos vemos, nadie puede reprobarle que eche manos a las armas para salir de un estado lleno de oprobio”, o cuando expresó ante un fracaso inicial y en respuesta al pesimismo de un patriota de que todo estaba perdido: “Aun quedamos 12 hombres: bastan para hacer la independencia de Cuba”

Había comenzado entonces el inicio de las luchas por la creación de un Estado nacional, que alcanzaría su verdadera y definitiva independencia nueve décadas después con el triunfo de 1959.

La razón de que el comienzo de esta justa de 1868 comience en el oriente cubano no es casualidad. En el contexto internacional cinco aspectos fueron de gran importancia:

  • La independencia de las 13 colonias inglesas de Norteamérica
  • La revolución democrático-burguesa de Francia de 1789
  • La revolución de los esclavos de las colonias francesas de Haití que implantaron la primera República en América Latina, lamentablemente poco recordada, a pesar de sus altos méritos e influencias en procesos sociales posteriores en América Latina
  • La independencia de las colonias españolas de América del Sur, aprovechando circunstancias favorables al ser invadida España por las tropas de la Francia de Napoleón, y
  • Las consecuencias del comienzo de una Revolución industrial en Inglaterra en 1760, la cual respondiendo a sus ya marcados intereses capitalistas les convenía la abolición de la esclavitud.

Todo ello aceleró el proceso y de formación de una conciencia nacional, de la identidad y por tanto de incremento de la necesidad de independencia.

En lo nacional, se desarrollan ideas de diferente tipo y profundidad durante los siglos XVIII y XIX que van desde el anexionismo y el reformismo hasta los movimientos abolicionistas e independentistas. El fracaso de las dos primeras corrientes, condicionaron también la profundización del pensamiento más radical por la independencia de Cuba y el desarrollo posterior de la guerra cuyo comienzo por la región oriental debido también a causas específicas.

La clase terrateniente no era homogénea; en su seno existían muchas diferencias ideológicas y geográficas. Los estudios realizados sobre el tema explican que el sector más influyente residía en la región occidental, era la más rica, pero también estaba más ligada al trabajo esclavo y a las autoridades españolas. Este sector, aunque tenía gran irritación contra la metrópolis era el más vacilante e indeciso para adoptar una clara posición independentista.

Contrariamente, el sector menos influyente radicaba en el oriente y, excepto las zonas de Santiago de Cuba y Guantánamo, la esclavitud no tenía una influencia determinante. Las relaciones con las autoridades coloniales tampoco eran tan estrechas y el sentimiento nacional había calado más profundo. Además de ser la de más ideas liberales y racialmente menos discriminatoria, debido a que el mestizaje era mayor.

Todo ello condicionó que el sector terrateniente oriental fuese más radical acerca de la necesidad de la independencia de Cuba y que finalmente organizara y dirigiera la guerra contra la dominación colonial española.

No es propósito en este artículo narrar, ni siquiera resumir, los principales hechos históricos alrededor del proceso del inicio de las guerras por la independencia de Cuba. Los objetivos fundamentales son: por una parte, destacar este trascendental hecho histórico de Cuba y por la otra evidenciar la importancia de la historia para comprender los procesos sociales y hasta su influencia en los naturales, para entender lo que somos, para comprender las desviaciones que se nos pretende imponer por intereses mezquinos de diferente tipo.

Un tercer e inseparable objetivo es el destacar la importancia, no solo táctica, sino estratégica, para la formación del ser humano de conservar todo este patrimonio material y espiritual y el evidenciar el elevado rol social y político de los museos. Estos tienen el encargo social de mostrar, no solo como contemplación, sino creadoramente y con intención trasformativa y educativa lo que emanan de cada objeto o sitio o hecho de valor nacional o local.

En este sentido, el mes de octubre en Cuba es rico en declaraciones de monumentos nacionales con cerca de 60 que representa alrededor del 20% de todos los nacionales. De estos 60, más del 90% fue declarado precisamente en fecha tan memorable como el señalado Diez de Octubre. De ellos, más de 50% son Sitios Históricos y Construcciones Domésticas.

Todos los Monumento Nacionales son excepcionalmente importantes para el país, independientemente de la fecha de su declaratoria como tal. No obstante, entre los declarados el diez de octubre pueden mencionarse a: Casa Natal de José Martí; Casa Natal de Antonio Maceo; La Demajagua; Mangos de Baraguá; Casa Natal de Ignacio Agramontes; Cementerio de Santa Ifigenia; El Cacahual, Dos Ríos; Cuartel Moncada; Granita Siboney; Casa de Frank País; Universidad de La Habana; Apartamento de Abel Santa María; Yate Granma; Playa Las Coloradas; II y III Frente Oriental Frank País y Mario Muñoz respectivamente entre otros.

Resultará difícil decidir cuál escoger para escribir sobre ellos y su trascendencia histórica, lo que implican como herencia, como patrimonio y su efecto sobre la labor museológica educativa. No obstante, en próximos artículos se aceptará el reto y se abordarán en más detalles algunos.

En realidad, no hay dudas, lo que somos se lo debemos al pasado, a esos sitios, a lo que allí sucedió, como resultado de los valores de hombres que supieron estar a la altura del momento histórico.

Del Diez de Octubre José Martí escribió unos versos:

No es un sueño, es verdad: grito de guerra

Lanza el cubano pueblo, enfurecido;

El pueblo que tres siglos ha sufrido

Cuanto de negro la opresión encierra.

 

Del ancho Cauto a la Escambraica sierra,

Ruge el cañón, y al bélico estampido,

El bárbaro opresor, estremecido,

Gime, solloza y tímido se aterra.

 

De su fuerza y heroica valentía

Tumbas los campos son, y su grandeza

Degrada y mancha horrible cobardía.

 

Gracias a Dios que ¡al fin con entereza

Rompe Cuba el dogal que la oprimía

Y altiva y libre yergue su cabeza!

 

Nota:

[i] Las principales fuentes consultadas: Libro segundo: Instrucción Política FAR. Pueblo y Educación. Dirección Política de las FAR, 1973, e Historia de Cuba 1492-1898 formación y liberación de la nación. Editorial Pueblo y Educación, 2002.


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