¿Qué recuerdos guarda de Pablo Milanés?
Yo respeto y admiro mucho la figura de Pablo Milanés dentro de la cultura cubana, su obra autoral, sus grandes capacidades para interpretar; para mí Pablo Milanés es sobre todas las cosas un intérprete excepcional, incluso al hacer segundas voces, recuerdo su trabajo de segunda voz en temas antológicos de la música cubana, y también con otros representantes de la NT, creo que es algo hermosísimo y en ese sentido tiene unos dones increíbles, la verdad.
Considero que- y esto es algo muy personal que te digo- que en los últimos años, quizás, la vida y sus decisiones, fueron, para las generaciones más recientes, un atractivo mayor que su obra anterior y la de ese momento, y es lamentable porque lo que realmente dejó una marca en la banda sonora de nuestras vidas fueron sus canciones y su interpretación, maravillosas.
Hay algunas canciones de Pablo Milanés que canté en algunas etapas; recuerdo que fueron muy populares en los años 80, cuando yo estaba en la Universidad, aquellas canciones suyas que formaban parte de la serie televisiva «Algo más que soñar» y se cantaron mucho.
Desde entonces yo empecé con una experiencia bastante seria de trabajo grupal, que luego hice profesionalmente durante veinte años de mi carrera con mi agrupación acompañante, y se interpretaban mucho esas canciones, toda la juventud las conocía y hay temas suyos que yo respeto muchísimo y que están extremadamente bien hechos, pero que bueno, yo no me atrevería a cantar porque no tienen nada que ver con lo que yo pienso, y no me veo a mí misma diciendo esas cosas y de esa manera, pero toda su obra opino que es un referente importantísimo, no solo para los trovadores, sino para los artistas todos, incluso de cualquier manifestación, por su trabajo tan bien realizado y sus dotes tan bien utilizadas y yo tendré siempre mucha admiración por él.
¿Usted cree que los fundadores de la Nueva Trova «enseñaron a pensar» los jóvenes cubanos?
Esta es una pregunta realmente interesante pero resulta un poco sorpresiva, porque «enseñar a pensar», yo creo que es demasiado ambicioso eso… porque nadie enseña a pensar; la formación del pensamiento es un proceso complejo, multifactorial, en el cual inciden inevitablemente muchos aspectos, desde los que son congénitos y naturales, como el temperamento y las capacidades intelectuales, hasta los del medio que te rodea: en qué familia creces, en qué sociedad te desarrollas, cómo ha sido tu enseñanza, qué educación has recibido, cuáles son las ideas en las que te mueves, cómo ha sido tu experiencia de vida que ,por supuesto, siempre es diferente para cada persona.
Y no solo lo que has vivido, sino lo que has sido capaz de hacer con lo que te ha tocado vivir; eso, entre muchísimas otras cosas, incluida también la posibilidad de elegir cómo piensas, porque te son dados todos los referentes que puedan existir para que tú decidas, cosa que me parece que no es una posibilidad que siempre hemos tenido los cubanos; o sea, poner todo ante ti, toda la información posible para que tú decidas y definas, por eso me parece que es una cosa demasiado abarcadora enseñar a pensar, porque es un proceso que tiene que ver con lo que te rodea pero que tiene mucho de individualidad también.
Por otra parte, entre los aspectos que pueden modelar, diversificar, de alguna manera, o influir en el pensamiento humano está el arte por su función social, porque el arte expone, de una determinada forma, realidades que son inherentes y que muchas veces son inevitables porque forman parte de la vida de las personas, entonces, yendo a lo específico, que sería la obra y el trabajo de los fundadores de la NT, por supuesto no me parece que hayan enseñado a pensar a nadie, pero sí creo que dejaron una impronta, que pusieron ante los públicos, y dentro de estos a los jóvenes, una obra con unos valores éticos y estéticos de los cuales fueron defensores y que de alguna manera eso influyó, y por tanto es ineludible que todo lo que influye en una persona se refleje en su pensamiento y luego en su actuar, en alguna magnitud, aunque sea mínima.
Yo recuerdo que en los años 80 -cosa que ahora y desde hace mucho tiempo sería impensable- nunca nadie había hecho un concierto en un estadio, eso no era habitual en Cuba, y quienes lo hicieron, y lo llenaron, abarrotado, no solo las gradas sino el terreno -yo lo viví, personalmente- eran justamente fundadores de la NT como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Cuando yo estudiaba en la Universidad, al estadio de aquí de mi ciudad, vinieron a dar conciertos Silvio Rodríguez, en su momento, y Pablo Milanés, en su momento, y no cabían las personas ni dentro ni fuera, en los parqueos…y yo creo que eso habla, primero, de un reconocimiento, que por supuesto tuvo todo un apoyo institucional y fue parte también de una estrategia gubernamental, porque en nuestro país lo que no entre por esos canales, puede ser muy bueno, puede tener valores, pero no va a trascender.
Considero igualmente que como esas canciones llegaron a ser muy protagónicas, ese trabajo de los representantes de la NT fue muy protagónico en cosas que formaban parte de la relación del cubano con el arte y con la música en particular, porque…recuerdo los Concursos Adolfo Guzmán, grandes canciones premiadas fueron compuestas o interpretadas por miembros de la NT y eran de una calidad extraordinaria y para nada complacientes, a veces muy complejas, y aun así la gente las tarareaba, o sea, en las actividades multitudinarias sociales, la música que identificaba determinados programas o series, la música que se podía ir a escuchar en vivo en estos eventos únicos en los grandes estadios, es decir, que fueron demasiadas cosas que formaban parte de nuestras vidas y que hicieron que el trabajo de los exponentes de la NT pasara a formar parte de la banda sonora del cubano de esas generaciones, lo digo en lo personal.
Más acá, las cosas no han sido así y la gente, los más jóvenes, una buena parte de ellos no conocen, diría yo, absolutamente nada de ese trabajo, es penoso, pero es así.
Ellos dejaron una manera de decir, el alcance de esa proyección con sus textos, hacía que las personas reconocieran ese trabajo y me parece que ese valor sí es innegable y hay que atribuírselo a los representantes de la NT de esos años.
¿Cuál considera que es el aporte fundamental de la Nueva Trova a la historia de la música cubana?
Pienso que de alguna manera está reflejado en mis respuestas anteriores, pero creo que en primer lugar ha sido el legado de grandes canciones, de hermosas canciones que han trascendido nuestras fronteras y que hoy constituyen clásicos del repertorio de habla hispana en el mundo.
Excelsas figuras internacionales de la música han incluido algunas de esas canciones, de manera generalmente magistral, en sus repertorios; creo que como sucedió con temas procedentes, por ejemplo, del filin, o del bolero, y también algún que otro género, en el caso de las canciones de la NT, eso es innegable, son grandes canciones que hoy los intérpretes que en Cuba , en estos tiempos, quieren hacer un trabajo que constituya realmente un reto a sus carreras y que les lleve a un esfuerzo para ver un resultado, las incluyen también.
Las generaciones que conocimos esos tiempos hoy nos seguimos deleitando al escuchar, interpretar y recrear esas grandes canciones, ya sea como público o como intérpretes o creadores, es verdaderamente un deleite y me parece que ese es el principal legado.
Nosotros no podemos hablar de la música cubana y su historia sin incluir ese extenso legado de canciones, imagínate que por un momento borremos eso, de cualquier tipo de historia de cualquier formato… quedaría un vacío indescriptible.
Pero además, esa manera de hacer también ha tenido una influencia, yo diría que cada vez más casuística, en las maneras de hacer otros géneros, otras formas de crear en la música, porque tenemos artistas que quizás se han dedicado al pop o al rock, incluso en Cuba, y han bebido mucho de esa fuente y tienen, en muchos casos, impronta de ello, y considero que eso no es un legado menor, todo lo contrario.
Algo asimismo significativo en este sentido es que esas canciones, durante décadas acompañaron los sucesos importantes que hemos vivido, celebrado o sufrido como sociedad, y pudiera uno estar de acuerdo o no con ciertas cosas de manera personal, pero que esas canciones han acompañado y ayudado a conducir esos procesos, es incuestionable, por eso es que, te ratifico, que han pasado a formar parte de la banda sonora de la vida de muchas generaciones, no podemos preterirlas, aunque en los últimos años la generación más reciente no haya tenido esa suerte y bueno, eso sería asunto para diez entrevistas más, porque el cómo y el porqué de eso, es complejo.
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