El Periódico Cubarte va a continuar el homenaje a la Nueva Trova cubana y al Movimiento de la Nueva Trova por el aniversario 50 de la fundación de este, que comenzara a realizar en noviembre del año 2022, con la publicación semanal de entrevistas a trovadores de todas las generaciones y también a otros artistas, especialistas e intelectuales del país.
La fecha ya no es lo más importante, lo interesante es el compendio de recuerdos, ideas y valoraciones que todos los entrevistados han aportado en cada una de las conversaciones, las que tienen en común una admiración profunda por este popular y entrañable fenómeno estético.
Una de las más importantes trovadoras cubanas accede hoy a conversar con los lectores: Yamira Díaz (Pinar del Río, 1967).
Yamira pertenece al Catálogo de Excelencia del Centro de la Música de su ciudad natal; es autora de más de un centenar de canciones y ha grabado varios discos, algunos en calidad de antologías, que han sido nominados y premiados en el Festival Cubadisco y otros certámenes.
Son muchos los espacios donde ha regalado su arte durante 36 años de carrera artística, tanto en Cuba como en España, Venezuela, Guatemala, Francia, Suiza, Chile y Turquía, entre otros, y ha compartido escenarios con destacadas personalidades del mundo musical.
Ha dirigido proyectos tales como «El Trovazo», considerado uno de los espacios culturales más representativos de la trova en el país, que tiene como propósito educar a los jóvenes en ese género musical, y «Arena Fina», destinado a los niños y niñas y avalado por el Centro de intercambio y Referencia sobre Iniciativas Comunitarias (CIERI), en su proyección comunitaria.
En su obra autoral, de probada calidad, se mezclan ritmos e influencias musicales, con una raíz indiscutiblemente cubana. Ha compuesto música para teatro y audiovisuales y se distingue esencialmente, su amplia y hermosa obra destinada a los niños, especialmente las Nanas, cuyos textos han sido publicados en revistas y antologías poéticas.
Su presencia ha sido permanente en los espacios de debate y pensamiento con análisis intelectualmente críticos y propuestas acertadas para el mejoramiento del trabajo artístico y la defensa de la identidad y patrimonio nacionales.
Se puede leer en su currículo que:
«En una era donde la globalización sonora y de las mentes nos impone cada día nuevas y más complejas amenazas, aún en la distancia que impone permanecer en provincia, y a pesar de los avatares del mercado y las condiciones locales adversas, ella ha sorteado la perentoriedad de sobrevivir a cualquier precio a partir de un trinomio de lujo: talento-creatividad-compromiso (…)».
Con esta presentación, les invitamos a conocer más sobre la trovadora Yamira Díaz, y sus ideas y recuerdos asociados a la Nueva Trova cubana.
Su primer recuerdo de la Nueva Trova, ¿llega con qué figura?
Yo realmente provengo de una familia muy ligada al arte, en la que siempre se escuchó mucha música en primera instancia, por los medios, por la radio, y también por los discos, música cubana, de la buena, de todas las épocas, hasta ese momento; desde que tengo uso de razón estoy escuchando música.
Mi madre era una persona amante de la buena música, era músico también; mi papá era aficionado al tres y al repentismo, aunque era un gran científico, y siempre hasta hoy, en mi casa la música ha formado parte de nuestras vidas.
Al ver en retrospectiva los años de la década del 70, mis recuerdos no están asociados a una figura en particular, creo que lo primero que viene a mi mente de esos tiempos, es el trabajo del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, del que entonces yo no sabía mucho, por supuesto.
Mis recuerdos llegan justamente con ese grupo, bajo la dirección del maestro Leo Brouwer, con aquellas figuras que después identifiqué individualmente, Noel Nicola, Sara González, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, con esas canciones que fueron trascendentes y que estaban muy ligadas al entorno y la vida cotidiana del cubano de entonces, porque hablaban de la escuelas en el campo, los CDR, cómo el tratar de dar al menos una apariencia de unidad social en las grandes marchas de las que eran la banda sonora, y creo que esos son, pensándolo ahora, los primeros recuerdos que guardo de lo que luego identifiqué como la NT y el Movimiento de la Nueva Trova.
¿Cuándo descubrió que quería ser trovadora?
Creo para llegar a ser lo que humildemente he sido y soy, una trovadora, he transitado un camino en el cual, por supuesto, hubo una evolución, muchos referentes y afluentes también, así como diversas etapas.
Yo nací en 1967, y comencé desde muy temprano a cantar; recuerdo que cuando tenía cinco o seis años, mi mamá me enseñó a hacer una segunda voz con un tema clásico de Julio Brito, tocando ella el piano, y eso fue de las primeras cosas que yo hice, bastante complicada para esa edad.
Con diez años comencé a estudiar la guitarra; tuve un gran maestro de guitarra y tres, el profesor Domingo Chamizo, pero no terminé los estudios, porque , claro, yo lo que quería -y creo que eso fue un primer paso de este camino- lo que deseaba, era acompañarme con la guitarra en canciones, entonces los estudios de guitarra siempre, sobre todo en los primeros años, van lógicamente en busca de la guitarra como instrumento protagonista, y además de las lecciones, del estudio de obras clásicas; eso se me daba bien, pero no era lo que yo pretendía, y por eso un día les dije a mis padres que no quería seguir estudiando, algo que me costó un poco, pero ellos entendieron.
Recuerdo que en una ocasión, a finales de mi sexto grado, el matutino le tocaba a mi grupo y yo tomé la guitarra y con los acordes que sabía, compuse un intento de canción y una amiguita mía la aprendió conmigo y la cantamos.
Aunque no recuerdo de qué iba la canción, creo que este es uno de mis primeros pasos.
Ya cuando comencé a estudiar en el Preuniversitario, conocía muchas canciones, y aunque estudiaba mucha música, ya no solo la que se escuchaba en mi casa, sino también la que se movía entre mis compañeros del Pre, que por supuesto tenía otros derroteros, iba un poquito más allá de la música cubana, entre el rock de entonces, un poco perseguido, y los cantantes de moda hispanoamericanos.
Creo que en este momento fue que reconocí- ahora que lo pienso- canciones de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Amaury Pérez, Pedro Luis Ferrer, Noel Nicola, Vicente Feliú, y otros, y me sentía un poco identificada con estas, porque me gustaban mucho y desde entonces me pareció que había un vuelo tanto poético como musical, que no era la repetición de lo mismo, del cuento de hadas de «te quiero y me muero por ti» que no va más allá de eso, entonces sin juzgar nada, porque no me corresponde, me llevé mi guitarra para la beca, y todo el tiempo estaba con ella; conocí allí amigos y amigas a los que les gustaba la música y formamos parte del Movimiento de Artistas Aficionados de la FEEM.
Entonces comencé a cantar las canciones de la Nueva Trova públicamente, a hacer trabajos vocales de dúos y tríos, igualmente con temas de otros cantautores de España y Chile, y otros que se conocieron mucho en esa etapa.
Luego cuando estaba en la Universidad alrededor del segundo año, se produjo un suceso importante en mi vida y es que como desde mi ingreso , me había incorporado al Movimiento de Artistas Aficionados de la FEU, con un trabajo un poquito más maduro, diría yo, al interpretar los temas de los exponentes de la NT, me comienzan a identificar como trovadora aunque aún no cantaba mis propias canciones, pero en 1986, ya no solo estaba en el movimiento aficionado sino en un grupo de jóvenes que teníamos inquietudes en diferentes manifestaciones artísticas, y comenzamos a andar en un camino de creación, y fuimos parte de la fundación de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), como resultado de la fusión entre las brigadas Hermano Saíz, Raúl Gómez García y el Movimiento de la Nueva Trova.
A partir de este momento comencé a hacer mis propias canciones, a madurar y a crecer estéticamente y creo que este fue un punto de casi no retorno dentro de mi decisión de ser una trovadora y desde entonces ya no he parado.
Después me gradué, realicé importantes estudios de posgrado dentro de las Ciencias, pero sin dejar en ningún momento de componer, de cantar, de trabajar dentro de la AHS como creadora.
Posteriormente terminé mi nivel medio de música en canto, y estuve haciendo las dos cosas un tiempo, pero como hacerlo todo a la vez era una carga muy pesada, decidí quedarme solamente trabajando en la música y es lo que he hecho hasta hoy, durante veinte años.
¿De qué trovador o trovadora reconoce mayor influencia en su obra?
Yo creo que tengo influencia, por lo que te he explicado antes, de todo lo que he escuchado, de todas las tendencias sonoras que han llegado a mí a lo largo de mi vida, porque a mí me gusta mucho la música étnica o folclórica de todos los lugares del mundo; siempre estoy descubriendo; me gusta mucho la buena música cubana de todas las etapas, y los diferentes géneros del mundo entero, creo que esa es una cosa que ciertamente se refleja en mi obra, y de alguna manera contribuye a darle un sello…
Es que yo coqueteo un poco, y hago uso sin ningún tipo de prejuicio, de todas esas aferencias que pueden haber llegado a mí y siguen llegando, y las mezclo con muchísimo placer, porque para mí , el placer de componer es el mayor, dentro del arte; es lo que más feliz me hace, hacer una canción, y entonces utilizo cualquiera de estos elementos que pueden ir desde al jazz, hasta el son, la música campesina cubana, hasta…., hay un sector de mi creación que es el trabajo de las Nanas, en el cual existe una diversidad que va mucho más allá de la música cubana; también me ha dado mucho placer ir descubriendo cosas que luego puedo usar como parte de mi formación general.
Más que influencias, creo que usar recursos sin prejuicio, el poder emplear todo lo que pueda identificar como una música bien hecha, buena, diversa, venga de donde venga, me va nutriendo y de alguna manera se ha reflejado en mi obra.
Pero, aunque no se trate de una influencia así, dicho de esta manera tan directa y poderosa, creo que sí ha habido una impronta de la NT especialmente, y de toda la trova en mi trabajo, al menos que yo reconozca …, porque recuerda que la obra del trovador es música y texto, y la riqueza textual es un signo distintivo de la trova, y yo entiendo que la impronta que llevo, está justamente en haber encontrado el camino para decir de una manera personal, pero tratando de que cada vez sea más rica, siempre poética, que aunque trate el tema que trate, y aunque pueda decir cosas que a veces puedan ser entendidas de manera literal y directa, por supuesto, que siempre exista poesía y un nivel de elaboración.
Y fíjate, a mí no me gusta el término canción inteligente, porque creo que siempre que uno tenga respeto por la música y la composición, la obra que cualquiera haga debe estar hecha desde la inteligencia humana, la sensibilidad del arte, pero lastimosamente no siempre pasa así, sobre todo en los últimos tiempos.
La huella que tengo de la trova en mí también, es que me permite distinguir qué cosa es trova y qué cosa pudiera estar relacionada con otros géneros, porque muchas personas creen que todo el que componga una canción, tome una guitarra y se acompañe con ella, es un trovador, y no es así, porque utilizar un lenguaje poético, hermoso, que permita que el ser humano responda como tal desde una mente privilegiada, con conocimiento, con información, que pueda decodificar cosas para llegar a una lectura propia y reaccionar y sobre todo, emocionar, ir más allá de lo sensorial, es una impronta que me viene de la NT, y ahora que lo pienso es una de las cosas que me hizo comulgar con este movimiento.
Al inicio de su camino como trovadora, ¿a quién quiso parecerse?
Yo creo que en estas diferentes etapas que te he descrito, realmente en ningún momento creo que haya querido parecerme a nadie, te lo digo sin ninguna falta de humildad, es que eso forma parte de mi personalidad; yo creo que empezar a componer canciones fue una necesidad para mí y dentro de las cosas que me llevaron a esa necesidad creo que estaba el hecho de tratar de hablar de cosas que quería decir y expresarlas de una manera muy personal desde mis vivencias, mi experiencia, tocar temas sobre los cuales quería atraer la mirada de los que me escucharan, desde una óptica no feminista, sino femenina; ahora hemos crecido un poco más, pero en décadas anteriores, siempre fueron mucho menos las mujeres que hacían este tipo de trabajo, entonces yo quería encontrar una manera de decir que me permitiera ser yo y hablar de las cosas que eran importantes para mí.
Pienso que más que parecerme a alguien o algo así, todos estos representantes de la NT, y otros muchísimos autores de la música popular en general, han formado parte de mi acervo como referentes para crecer en el conocimiento y fundamentalmente en la apreciación de la buena música.
Por supuesto, sobre todo en un principio, inevitablemente sí, porque todo el mundo empieza colocando un acorde aquí y uno allá que le ha escuchado a alguien, porque en música todo está inventado, desde el clave bien temperado de Joan Sebastian Bach, todo está sobre la mesa, pero buscar ese camino personal es lo que me ha hecho de alguna manera atesorar una obra mía y claro, las temáticas que yo trato, son tratadas por otros también, pero yo las digo y las mezclo a mi manera.
Continuará…
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