El pasado 7 de noviembre se cumplió un año ya de que el Periódico Cubarte, comenzara a publicar semanalmente, a modo de homenaje, una entrevista a propósito del aniversario 50 de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova cubana.
La primera entrevista fue a Gerardo Alfonso, y le han seguido las conversaciones con importantes figuras de la cultura cubana, trovadores, líderes e integrantes de formaciones pertenecientes al movimiento, en su mayoría, pero también profesores universitarios, periodistas, críticos, comunicadores, promotores, escritores, musicólogos, productores, y realizadores de audiovisuales, y todos tuvieron la gentileza de revelar sus evocaciones y valoraciones sobre la Nueva Trova.
De esta suerte hemos logrado un compendio de apreciables consideraciones conceptuales sobre este fenómeno estético, además de que las anécdotas y recuerdos que los entrevistados han regalado son estupendos e inestimables.
Son muchas las coincidencias pero muchas también las disparidades entre las respuestas de los entrevistados a un cuestionario único - con algunas variaciones- que persigue como propósito precisamente reunir respuestas y criterios diversos sobre un mismo hecho cultural de tal relevancia y permanencia en el tiempo.
Hoy Pepe Ordás (La Habana, 1959), es quien nos comparte sus recuerdos y opiniones, muy conocido también como Pepe Guaicán, por haber fundado en 1975, y dirigido esta agrupación durante muchos años, con la cual actuó en los principales escenarios del patio y realizó giras a más de veinte naciones de América, África, Asia y Europa.
En ese mismo año, ingresó al entonces flamante Movimiento de la Nueva Trova Cubana, y llegó a ser presidente del mismo en el municipio habanero de Guanabacoa.
Pepe ha compartido escenarios y grabado con numerosos trovadores y artistas cubanos y foráneos, baste mencionar a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Isabel y Ángel Parra, Noel Nicola, Santiago y Vicente Feliú.
Pero además tuvo, como él mismo reconoce, el «regalo divino» de trabajar con Sara González durante 17 años, pues desde 1980 y hasta el año 2000 acompañó a la Gorda querida, como director musical del Grupo Guaicán.
El músico ha compuesto música para para cine y televisión, pero sobre todo para la interpretación de Guaicán y Sara; en la voz de ella, el exquisito tema «De donde viene el amor o Monte adentro», alcanzó el máximo esplendor en melodía y letra; el verso «Guajiro de monte adentro, de donde viene el amor», es de una belleza y profundidad portentosas.
Pepe, quien a partir de marzo del 2003 se arriesgó a andar como trovador solitario, es un encanto de persona, no hay otra manera de decirlo; su sonrisa, franca y abierta, abre la puerta a una comunicación inmediata; es de esas personas a las que reencontramos después « de mil años» y descubrimos que permanece intacto el afecto, como si nos hubiéramos visto ayer, lo cual se agradece mucho en estos tiempos.
Su primer recuerdo del MNT ¿llega junto a qué figura?
Quien primero me llegó como algo diferente a lo que había oído hasta entonces fue Silvio Rodríguez en un programa de televisión llamado «Mientras tanto» que, según recuerdo, desapareció de la pantalla de manera abrupta.
A partir de ese momento comencé a buscar, infructuosamente, otras canciones de aquel «flaquito» de voz aguda, pero fue con la aparición del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI), que volví a dar con él y sus canciones; gracias a Silvio supe que había otros que también hacían canciones impactantes y necesarias.
¿Cuándo reconoció que quería ser trovador?
Descubrir aquella música, como una puerta a una dimensión mágica, me llevó a repetir, junto a muchos jóvenes de entonces, las canciones de Silvio y otros cantores, hasta que hice los primeros intentos de fabricar una canción que se pareciera a lo que admiraba de aquellos jóvenes que cantaban «distinto»; entonces me enteré que se les decía trovadores, y que yo quería ser un trovador.
¿De cuál trovador recibió mayor influencia?
Quien más me impresionaba era Silvio porque, además de que sus canciones eran musicalmente diferentes y cautivadoras, la fuerza de su lenguaje me obligaba a reflexionar sobre cada palabra, cada frase, cada imagen.
Usted tuvo una hermosa y fuerte relación con Sara González. Cuéntenos por favor, ¿cómo era trabajar con la Gorda querida?
La Gorda fue como un regalo divino. Con ella aprendimos a respetar el trabajo que hacemos por encima de todo.
Con un carácter que se movía desde el gesto más tierno hasta una explosión demoledora, de la que nadie hubiera querido ser víctima, nos enamoró a todos en el grupo Guaicán y comenzó una hermosa relación de trabajo y amor que, en mi caso, duró 17 años. Estoy seguro que fue de las mejores escuelas que tuve.
Siempre se recuerda el gran sentido del humor de Sara. ¿Tiene alguna anécdota a propósito?
Sí, otro de los atributos de la Gorda era su incomparable sentido del humor.
En una ocasión, formando parte de una brigada integrada por una cineasta, un escritor, un poeta, un mago y nuestro grupo, comenzó a descender la temperatura y el frío se hacía sentir.
Después de dos días de temblores nocturnos Sara le preguntó al mago si tenía el truco de los periódicos en su repertorio; el mago le contestó que sí, y entonces, sin dudarlo, la Gorda le dijo «pues fíjate, yo necesito esos periódicos para taparme del frío, así que búscate otro truco, mijito». El mago, lejos de molestarse, le dio a Sara los periódicos en medio de nuestras carcajadas, las del mago incluidas. Cosas de la Gorda.
¿Qué recuerdos guarda de Pablo Milanés?
Escuchar a Pablo Milanés fue reconocer que no había sólo una manera de cantar la trova, y que, independientemente de otros nombres relevantes entre los considerados fundadores del movimiento, Pablo y Silvio constituyeron las dos voces con las que más se identificaron los jóvenes cubanos, incluso los de otros países.
Por otra parte, Pablo fue, en mi opinión, la mejor voz de Cuba, en general, y de la NT, en particular.
¿Usted cree que los fundadores de la Nueva Trova «enseñaron a pensar» a los jóvenes cubanos?
La juventud cubana encontró en la NT el acceso a una nueva sonoridad, una opción renovadora y heredera de la trova tradicional, no sólo musicalmente, pues la NT constituyó, sin lugar a dudas, la banda sonora del proceso revolucionario, y acercó a los jóvenes a la historia, que ya se escribía entonces, haciéndolos protagonistas del entorno socio político que se vivía.
Creo que ese es el gran aporte de la NT a la historia de la música y la cultura cubanas.
De donde viene el amor o Monte adentro
Una mañana en el monte
sembró su horizonte
con buena raíz.
Amaneció tan temprano
que ató con sus manos
un rayo de sol
y repartió tantas luces
que amantes los hombres
llegaban a él.
Fue la primera victoria
que tuvo la fe.
Guajiro de monte adentro
de donde viene el amor
con este soplo de viento
ya amaneció.
Guajiro mano de tierra,
guajiro buen corazón,
aunque me voy de la sierra
soy labrador.
En la montaña hay un brillo
que viene del trillo
sendero mejor.
Camino abajo no hay flores,
mas llegan olores
y ruidos y luz.
El sol me tiende su trampa:
me deja sentado
sin agua y con sed.
Alguien me ayuda;
no hay duda
que voy a volver.
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