Primeros antecedentes
Un acercamiento visual a la Plaza Cívica José Martí de Marianao revela su realización en la etapa republicana. El estilo del busto, los materiales empleados, la tipografía y la composición subrayan su inscripción en la década del 50 aunque algunos elementos tienen referencias con la producción artística de la década anterior como la alegórica figura griega que estilísticamente recuerda una de las esculturas de los artistas Navarro y Lumbardo en el friso del Obelisco 4 de Septiembre, inaugurado en 1944 en la actual avenida 31 y la calle 100. ¿Qué revela al respecto la investigación documental sobre esta obra?
La materialización del proyecto de un monumento a Martí en Marianao encuentra sus cimientos en el primer lustro de la década de los años 40 y, de manera significativa en 1941. La celebración del 28 de enero en 1940 estuvo marcada por la incorporación de la Junta Municipal de Educación a la Semana del Niño, jornada creada años antes por el Club Rotario de Marianao para ampliar a siete días la fiesta por el natalicio de Martí. Específicamente el domingo 28 el programa de actividades muestra tres acciones: a las 9:00 de la mañana, la Parada Escolar en el Parque de Marianao situado entre las calles Panorama, Roban, Reina y San Jacinto, en el Reparto Buen Retiro; a las 4:00 de la tarde, un acto en la Junta Municipal de Educación, en la intercepción de las calles San José y Santa Lucía (hoy avenida 47 y calle 134) y; a las 9:00 de la noche, una velada en honor a los maestros premiados en el Asilo de Truffín, en la calle Pluma (128B) no. 3. (1)
El comentario
acerca de los resultados ocupó la primera página de El Sol en su edición del 3 de febrero con el siguiente anunciado:
“La Parada del día 28 fue una brillante manifestación de cultura y civilismo”,
y en él se apunta que a pesar del “intenso frío” los niños de las escuelas
públicas y colegios privados protagonizaron un “magnífico desfile” ante el
busto de Martí, colocado provisionalmente en el parque central, al tiempo que
con franqueza se lamenta su autor de “que no contemos todavía con un monumento
a Martí, ante el cual los marianenses fuéramos a postermarnos, rendidos de fe
patriótica”. Con total perspicacia añade: “y a tomar aliento para la tarea
nacionalista que es preciso realizar, bebiendo de la frente viva de su
recuerdo”. Acompaña el homenaje a Martí la reflexión de la realidad
sociocultural y política desde su pensamiento.
Sustancial cambio auguró 1941 con la premiación del concurso organizado por el Club Rotario mediante un jurado integrado por siete miembros. Vinculados directamente a la institución promotora, Faustino Grana, en su condición del presidente del Club en ese período; Antonio Millás, presidente del Comité Pro-Busto Martí y el ingeniero y arquitecto Manuel Martínez Nebot, miembro. En calidad de especialistas en la materia participaban Orispín Herrera del Círculo de Bellas Artes; Horacio Navarrete, del Colegio de Arquitectos; y Mario Correri, de la Real Academia de Artes y Letras. El séptimo integrante, Florencio Gelabert, respondía a la propuesta de los concursantes.
Los resultados se hicieron públicos durante la celebración del quinto aniversario del Club Rotario de Marianao en los salones del Casino Español, en sesión del martes 18 de noviembre de 1941. El proyecto ganador correspondió al escultor camagüeyano Arnold Serrú (Nuevitas, 1912) y como lugar de emplazamiento se escogió la Avenida Septiembre (conocida luego como avenida 4 de Septiembre y Columbia, hoy avenida 31), “debiéndose adaptar el paseo existente, en la parte que ocupa el Monumento, a la obra en ejecución, con arreglo a los jardines, etc.”. Para la supervisión de las obras se designaron a los arquitectos José Antonio Viego, arquitecto municipal, Horacio Navarrete y Manuel Martínez Nobot. El 28 de enero de 1942, en la avenida 4 de Septiembre, los marianenses inauguraron su primer monumento a José Martí, obra del escultor Arnold Serrú. (2) Correspondió a Ortelio Alpízar, en el cargo de alcalde municipal, presidir el acto.
El emplazamiento del monumento en la avenida 4 de Septiembre ubicó el núcleo de las actividades por el 28 de enero distante del centro urbano tradicional de la ciudad, hecho que si bien ampliaba el recorrido del desfile también lo despojaba del cotidiano vínculo con los marianenses, al tiempo que despertaba nuevas reflexiones. En 1943, por ejemplo, El Sol (3) invita a sus lectores a recapacitar acerca de la significación de rendir homenaje al Maestro porque “Ello sirve para avivar su recuerdo en la conciencia social” y apunta: “Pero la verdadera forma de venerar a Martí, de honrarle por lo que fue y por lo que hizo, es imitarle en su desprendido afán por Cuba y en sus desvelos por ella”. Llama a Martí hombre “místico del deber patriótico e idealista sublime”, y desde ese parecer acota con agudeza: “Con que cada cubano imite el ejemplo de Martí en aquello que fue como la esencia de su espiritualidad selecta: su desprendimiento, su abnegación y su patriotismo, la nación cubana se alzará a cumbres maravillosas de buen ordenamiento, saliendo de las sombras que la envuelven y de los males que la afligen”.
Ese año
“Desfilaron ante el busto erigido en la Avenida 4 de Septiembre, a los acordes
marciales de las bandas de música de academias privadas y públicas” los
participantes de la Parada Escolar. A diferencia de años anteriores estuvo
encabezada por un pelotón de infantería y otro de caballería de la Sección de
Policía de Marianao, a los que seguían las autoridades escolares, los miembros
de la comisión organizadora —presidida por el Dr. Antonio Millás Hernández—, la
Banda Municipal y las escuelas, entre las que estuvo presente el Centro Escolar
Flor Martiana. (4)
Urbanísticamente el desfile tuvo como punto de partida la intercepción de la avenida del General Menocal (hoy calle 100) y la avenida Máximo Gómez (avenida 51) y culminó en las proximidades donde una semana después, el 5 de febrero de 1944, Fulgencio Batista inauguró, la Escuela Normal de Kindergarten y la Escuela del Hogar. La erección de un obelisco en el que perpetuar los sucesos del 4 de septiembre de 1933 desplazaría del lugar el monumento a Martí, obra que por su escala muy poco debía aportar al monumental proyecto del ingeniero José Pérez Benitoa. (5)
Así, en la celebración del 93 aniversario del natalicio de Martí, el 28 de enero de 1946, las festividades regresan a las cercanías del Ayuntamiento y el monumento realizado por Arnold Serrú en 1942 marca el centro de la festividad en su nuevo emplazamiento: la calle Paseo (luego avenida Del Progreso, hoy calle 124) y Martí (avenida 49). Para otorgar al sitio mayor magnificencia el alcalde municipal, Francisco Batista, construye a su entorno una glorieta y el punto de partida para la Parada Escolar fue la intercepción de las calles Máximo Gómez y San Jacinto (avenida 51 y 106), en el reparto Buen Retiro. Siguiendo el eje de Máximo Gómez desfilan tras la Banda de Música Municipal las autoridades escolares, civiles y militares, entre los que se destacan el Dr. Antonio Millás y Francisco Batista.
Pero el cambio de lugar no incidió en los preparativos para la ocasión. Una semana antes de la fecha El Sol anuncia en su editorial: “Las escuelas, ensayando la marcha, han puesto todos estos días su nota de animación en parques y calles de esta ciudad”. (6) Y a modo de memoria apunta con sincero orgullo: “El desfile escolar celebrado con motivo de esta fecha fue el más brillante de los efectuados desde la iniciación de estos actos entre nosotros, esto es, desde aquel tiempo en que teníamos que pedir prestado un Busto del gran cubano ante el cual pudieran desfilar los escolares”. (7)
En ocasión del 94 aniversario se repitió el recorrido. Con el objetivo de dar claridad al homenaje la Junta de Educación orientó que el día 24 de enero en cada escuela un profesor explicara a los estudiantes la significación del desfile escolar destacando en ello la personalidad del Apóstol y se declaró obligatoria la participación a todos los profesores de las escuelas públicas del Distrito incluso “los de aulas nocturnas y especiales de kindergarten y de sloyd, así como los de enseñanzas auxiliares, artes manuales, música e inglés”.
En esas coordenadas, en un lenguaje en que se ubica al Maestro al margen de falsa retórica el editorial de El Sol solicita en nombre de los marianenses “el cese de los tambores con que los escolares ensayan su marcha a todas horas del día y algunas de la noches para el desfile del día 28 del actual en honor al mismo, porque a Martí seguramente no le gustaría si viviese que para conmemorar el aniversario de su natalicio, se estuviera molestando a todo un pueblo así, tres semanas antes del mismo con el ruido estridente de esos aparatos…”. (8) Desde sus raíces culturales se preparan los marianenses para el homenaje a Martí. A lo largo de la avenida Máximo Gómez, “Interminable era la columna de alumnos y profesores que, con sus bandas rítmicas, sus banderas y las coronas que como ofrenda iban a depositar ante el busto de nuestro gran Martí, formaban aquella trascendental marcha…” (9)
Notas:
(1) “La Semana del Niño”, El Sol, 31(21):1, Marianao, 27 de febrero de 1940.
(2) V.: El Sol, 33(22):1, Marianao, 31 de enero de 1942.
(3) “El ejemplo de Martí”, El Sol, 34(21):1, Marianao, 23 de enero de 1943.
(4) V.: “El culto a Martí”, El Sol, 35(22):1, Marianao, 29 de enero de 1944.
(5) Autor del Palacio de Justicia, Tribunal Supremo, Fiscalía General (1953-1957), en Avenida Paseo y Plaza de la Revolución.
(6) “El desfile escolar en honor a Martí”, El Sol, 38(20):1, Marianao, 19 de enero de 1946.
(7) “El brillante desfile escolar del día 28”, El Sol, 38(22):1, Marianao, 2 de febrero de 1946.
(8) El Sol, 39(21):1, Marianao, 25 de enero de 1947.
(9) “Brillante resultó la Parada Escolar del día 28”, El Sol, 39(22):1, Marianao, 1ro de febrero de 1947.
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