" La Revolución en el Cine Cubano de la Revolución”


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“La Revolución en el Cine Cubano de la Revolución" es el ciclo cinematográfico que recién concluye en el Centro Fidel Castro Ruz, en alianzas con el ICAIC, como parte de las conmemoraciones por el Aniversario 65 del Triunfo de la Revolución Cubana.

La oportunidad posiciona filmes épicos nacidos en la dinámica revolucionaria que ilustran la complejidad y procesos en pleno desarrollo, enmarcados en momentos fundamentales dentro de la efervescencia de la Revolución.

Entre las propuestas, películas entrañables que evocan y contribuyen a la memoria colectiva de un pueblo crecido en la defensa de su liberación y que, al repasarlas, no nos resultan ajenos el valor, la entereza y la transformación de un país durante sus primeros años de cambios.

La historia de Ernesto, el joven preso por sus actividades políticas durante la tiranía de Fulgencio Batista, interpretado por el actor cubano Luis Alberto García regresa en la película “Clandestinos”.

El joven revolucionario recibe la visita de una muchacha desconocida, de quien desconfía. Ya en libertad se reencuentran al unirse ella al grupo clandestino que él dirige. Un amor surge entre ambos, paralelo a la lucha armada que condicionará sus vidas.

"Clandestinos" es la ópera prima del director Fernando Pérez y cuenta con las interpretaciones, de los destacados actores Luis Alberto García e Isabel Santos, entre otras figuras que integran el elenco. Dentro de sus valores como largometraje, además de reconstruir en detalle el pasado heroico, una operación emprendida por numerosas películas cubanas antes y después de 1987; consigue la humanización de los personajes a través de varias historias de amor y fraternidad en el contexto de la lucha clandestina en La Habana, a finales de los años cincuenta logrando un equilibrio de emociones diversas, más o menos trascendentales.
Precisamente, en lo anterior radica uno de los grandes aciertos de esta película cuyo heroísmo expreso, desencartona al "héroe" y muestra a mujeres y hombres sencillos y comunes, frescos y espontáneos.


 

Dentro de este ciclo que archiva las crónicas de nuestra historia de lucha, la clásica producción " El hombre de Maisinicú" con guión y dirección de Manuel Pérez Paredes, Premio Nacional de Cine.

 Como argumento de esta producción que está cumpliendo 50 años, la existencia de bandas contrarrevolucionarias, después del Triunfo de la Revolución, durante los primeros meses de 1964, que tratan de mantener un foco de terror en la población y de restablecer contacto con la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
 

Una mañana es hallado el cadáver del administrador, Alberto Delgado, en la finca Maisinicú. Las investigaciones revelan una atmósfera intensa y violenta, y una personalidad contradictoria. El itinerario de Alberto Delgado en los últimos meses permitirá conocer la audaz infiltración de este agente de los servicios de contrainteligencia cubano entre los bandidos que operan en la zona.

Como valores esenciales del filme, los testimonios y la sagacidad para establecer dinámicas típicas de los relatos de aventuras y del Oeste con elementos de suspenso y del cine documental, como la voz en off explicativa, y ciertos letreros aclaratorios de los años y lugares en que acontece la trama, los cuales demuestran legitimad histórica e investigativa, junto a estos, el sentido ameno, el rigor en la exposición de los contenidos y el tema político vinculado a la lucha del gobierno frente a los contrarrevolucionarios escondidos en la región del Escambray.

Además de destacarse por incluir el género testimonio de manera creativa, “El hombre de Maisinicú” se vale de los múltiples recursos de la ficción: el recorrido del héroe, el espectáculo de la acción física, y el contenido dramático a la hora de expresar el perfil trágico de ese mismo héroe, cuya semblanza se construye, no solo a través de los actos heroicos más o menos evidentes, sino también a partir de detalles introspectivos que se anuncian desde el inicio.

 

A cincuenta años de conmemorarse el estreno de " El hombre de Maisinicú" sigue anclado en el imaginario del pueblo la labor de miles de hombres que desde el anonimato han entregado sus vidas por la causa revolucionaria. Como expresa el destacado cantautor cubano Silvio Rodríguez en la letra de la canción que protagoniza la banda sonora del filme, alguien “sin rostro al contemplar la muerte”.

La historia humana del proceso revolucionario a fines de la década de 1960 y la primera mitad de la década de 1970, sin dudas queda registrada para siempre.

 “De cierta manera”. Desde la cinematografía, imágenes de cómo la transformación del hombre, intento del proceso revolucionario, no basta con demoler los barrios insalubres y construir asentamientos modernos.

Hacía falta más para cambiar la cultura de sus habitantes.

El documental radical de la cineasta  Sara Gómez (el primer largometraje dirigido por una mujer cubana) ofrece una crítica compleja del machismo regresivo en la Cuba de aquella época. Partiendo del problemático romance entre una maestra progresista y un hombre tradicionalista. La película revela que, incluso en una sociedad posrevolucionaria, las actitudes patriarcales aún deben combatirse.

Con la interpretación de Mario Balmaseda, como protagónico, y Yolanda Cuéllar, entre otros grandes y reconocidos actores cubanos: Mario Limonta, Isaura Mendoza, Bobby Carcassés, Sarita Reyes, en confluencia con obreros de la Fábrica de Ómnibus Girón, el Grupo Folclórico de aficionados Kumbaye, maestros y vecinos de Miraflores y otros barrios populares; la trama enfrenta las diferencias y conflictos surgidos en  la relación amorosa y es también el resultado de los primeros esfuerzos de la Revolución por erradicar los barrios marginales.

En las excelencias del proyecto, cuyo guión estuvo a cargo además del destacado cineasta Tomás Gutiérrez Alea y Julio García Espinosa, Sara Gómez, hace un recorrido por las tradiciones culturales (incluyendo los Abakuá y la Santería), convoca a personajes naturales del propio mundo que pretendía representar, como el poeta Eloy Machado, “El Ambia”, con quienes elaboró una aproximación impura que toma elementos del cine de ficción, el documental, el ensayo etnográfico, el filme de archivo y la desdramatización brechtiana.

 En la actualidad, la inquietud política y formal de esta obra resuena en la imaginación de lo que pueden ser los cines afro feministas. Documental y ficción; que desde el compromiso y la poesía presenta una narrativa de y con mujeres involucradas en el cuestionamiento y construcción de formas de vivir plenas para sí mismas y para todos.

Es una película que reinventa mundos dentro y fuera del cine a partir de la mezcla radical del realismo documental, ficción narrativa, vox populi y propaganda feminista. “De cierta manera” es una obra maestra inclasificable.

Cierra con broche de oro esta selección de grandes películas cubanas de la Revolución en la Revolución “Memorias del subdesarrollo”, largometraje de 1968, dirigido por Tomás Gutiérrez Alea, basado en la novela homónima de Edmundo Desnoes. Una película de amplio reconocimiento internacional, catalogada como una de las obras más icónicas del cine cubano que ocupara el puesto número uno en la categoría «Ficción» de la lista del ICAIC, sobre las mejores películas cubanas desde la fundación de esta institución.

Al igual que en la novela, la película entrega un monólogo interior con mirada a la calle. Es una historia introspectiva e irónica que muestra cómo las contradicciones de Sergio, un burgués aspirante a escritor, se reflejan cuando decide quedarse en Cuba a pesar de que su esposa y amigos huyen a Miami tras la revolución. Sergio reflexiona los cambios en el país durante la crisis de los misiles, el efecto de vivir en lo que llama un país subdesarrollado y sus relaciones con sus novias Elena y Ana.

“Memorias del subdesarrollo” muestra una historia personal de resultados intrascendentes en los vertiginosos días de la revolución cubana, cuando las contradicciones sociales alcanzaron su punto más álgido.

 La película se cuenta a través de una narrativa fragmentada que se asemeja a la forma en que funcionan los recuerdos, Sergio, interpretado por Sergio Corrieri narra la acción y, en ocasiones, se utiliza como medio para presentar información sobre el clima político del país en ese momento. La película incorpora montaje documental de protestas y encuentros políticos y se reproducen sobre la narración de Sergio para exponer las ambigüedades de la revolución.

Junto al destacado actor protagónico, un elenco de lujo, entre ellos Daisy Granados (Elena), Eslinda Núñez (Noemí), Omar Valdés (Pablo), René de la Cruz (Hermano de Elena) entre otros actores y artistas cubanos.

La película ha sido elegida por críticos cinematográficos cubanos como el filme más importante en la historia del cine del país. En 2012 fue elegida en el lugar 144 en la lista de críticos Sight & Sound, de los mejores filmes de la historia por el Instituto Británico de Cine y ocupó el lugar 174 en la lista de directores.

Según su director Tomás Gutiérrez Alea, "la obra es una buena ocasión para señalar algunos aspectos de la realidad de nuestro país y demostrar que nuestra condición de nación subdesarrollada (explotada durante cuatrocientos años, primero por España y después por Estados Unidos) no se supera, sino a costa de mucho trabajo y sacrificio. No ha sido fácil llegar a esta conclusión, pues durante los primeros años la alegría del triunfo nos hizo creer que el paraíso estaba al alcance de la mano".

" La Revolución en el Cine Cubano de la Revolución” ciclo que incluye las más épicas películas del panorama nacional, marca un punto de partida para reflexionar sobre la preservación de nuestros valores como cubanos; pero sobre todo, devuelve un pensamiento inherente a los cineastas cubanos: no cejar en el empeño de hacer un cine que sea la voz de la realidad, polémico, un cine que sea capaz de interactuar con conflictos, errores, aciertos, sin dejar de ser un cine artísticamente valioso.

En este afán está implícita la importancia y gestión del ICAIC como proyecto cultural de Cuba y toda nuestra América, institución responsable de documentar la historia de Cuba desde el talento y la voluntad, a través del arte y la libertad de los artistas. Eso sí, sin olvidar que libertad es también un ejercicio de responsabilidad.

 


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