Para las niñas, para las señoras
El prolífico músico y compositor habanero Ignacio Piñeiro Martínez (21/05/1888-12/03/1969), ha trascendido a su tiempo. Gran compromiso tienen las actuales generaciones de músicos cubanos con el “Pontífice de la rumba”, aquel que vistió de gala nuestro folclor: la rumba, el son, la clave ñáñiga, la guajira; que es decir, el corazón de la cultura cubana.
Quienes promovemos los auténticos valores culturales de nuestro pueblo debemos situar en su justo lugar a Ignacio, pues nadie como él creó “la rumba más grande del mundo” al perpetuar hasta nuestros días ese cubanísimo género musical urbano; y no menos importantes resultan sus aportes al rescate y consolidación de las “congas habaneras”, manifestación popular en la que aún hoy en los carnavales y espectáculos públicos suenan coros, estribillos y melodías de su autoría, entre las que se destacan: “para las niñas, para las señoras”, “pa´llá, tumbadores, pa´llá”, “oh! La Habana, oh! La Habana”.
Refiriéndose a su capacidad creadora e ingenio musical, el legendario músico y trompetista Lázaro Herrera, destacó:
Ignacio era un verdadero creador, en contraste con la mayoría de los que sacaban sones, que lo hicieron agarrando pedacitos de varios soneros. Ignacio Piñeiro Martínez era un buen conocedor del idioma español, utilizando siempre frases llanas. No hay quien le gane en tener números cubanos puros. Usted le comentaba: “Ay, qué feo ese”, y de ahí sacaba un son; de cualquier cosa tocaba un son. En el guaguancó tú estabas pasando por ahí con una “madama”, y te sacaba un guaguancó. Cruzaba una mosca por ahí y sacaba un son con respecto a la mosca. Dondequiera que iba le decían: “Piñeiro, dedícame un numerito”, y le dedicaba el número como buena persona que era. Sacaba una canción de cualquier cosa y después me decía: “Lázaro, ven para que me la copies”. Piñeiro llegaba de la calle y oía a un tipo estornudando y de ahí mismo sacaba una rumbita, y luego cuando llegábamos nosotros para los ensayos, decía: “Lázaro, vamos a ponerle la música a esto”. Los números que sacaba en el momento, no los saca nadie actualmente. Era un genio mayúsculo. Estaba componiendo un número y me decía: “mañana le ponemos la música”. Lo de Piñeiro no tenía igual. Piñeiro venía de la calle diariamente con una idea: “Oye, tropecé con Fulano de Tal, deja ver qué invento para sacar un numerito”. Muy inteligente para sacar un número en el momento. Era muy espontáneo. Me dictaba y yo escribía, cogía la trompeta y tocaba. Piñeiro tocaba contrabajo y guitarra, nunca estudió música, para nada, pero era un armonista grandísimo —el estilo cubano lo tenía dentro de su cabeza— mezcló el son con el guaguancó y la poesía”. (1)
Siendo muy joven, junto a los coros de claves, solía pasearse por los barrios habaneros en fraternales encuentros y festividades gremiales con las improvisadas congas que recorrían las barriadas de Jesús María y Pueblo Nuevo, entre otros. De su goce y placer surgieron muchas congas que al decir de Odilio Urfé:
El desarrollo de los períodos melódicos, un sensible enriquecimiento melo-armónico y una mayor profundidad y vuelo en la poética de los temas en los casi siempre improvisados textos, son algunas de las aportaciones que Ignacio hizo al género folclórico de los cantos de los coros de claves”. (2)
Y no menos importantes fueron sus congas folclóricas habaneras, que en época tan temprana como 1916 —cuando empezaba la consolidación de las grabaciones de formatos musicales en Cuba—, el popular Terceto Nano registra en placa negra su conga Lo típico de Cuba (G-1550 / 10-18-1916 Víctor 72783 A), posteriormente popularizada como Arrolla cubano e inmortalizada por María Teresa Vera junto al Conjunto de Nené Ayué, en la década de 1950.
Lo típico de Cuba (Arrolla cubano)
Autor: Ignacio Piñeiro / 1916 / Conga
Lo sublime del barrio que yo venero,
Es la rumba criolla con melodía,
Porque solo es compuesta de armonía,
Y gran compás.
Arrolla cubano con orgullo,
Arrolla cubano con orgullo. (Coro)
Aunque hablen de la rumba,
La hipócrita sociedad,
Yo digo que no es verdad,
Porque hasta en ella se zumban.
Arrolla cubano con orgullo,
Arrolla cubano con orgullo. (Coro)
Es muy dulce el sonido de la guitarra,
Sublimando el acorde de la rumbita,
A cualquiera una vez por alto le excita,
Solo al decir.
Arrolla cubano con orgullo,
Arrolla cubano con orgullo. (Coro)
La aristocracia en la Habana,
Siente la rumba pasar,
Y seguro están bailando,
Por detrás de la ventana.
Arrolla cubano con orgullo,
Arrolla cubano con orgullo. (Coro)
Anoche cuando cantaba,
Un guardia me requirió,
Y le reventé una rumba,
Que el vigilante exclamó.
Arrolla cubano que esto es tuyo,
Arrolla cubano que esto es tuyo. (Coro)
Hasta el mismo extranjero,
Al sentir un gran compás,
Por no quedarse detrás,
Nos dice también yo quiero.
Arrolla cubano que esto es tuyo,
Arrolla cubano que esto es tuyo. (Coro)
Aportes e influencias de Ignacio Piñeiro al folclor musical en Cuba
Al decir de Helio Orovio: “Piñeiro fue el padre de la rumba”, aquel hijo del folclor habanero que estructuró y dio a conocer, con elegantes letras que no tenían los cantos africanos en los cabildos y solares, las primeras rumbas con textos poéticos y estructura orquestal coherente y bien definida.
El “Pontífice de la rumba” asimiló el folclor africano de los congos y lucumíes del barrio de Carraguao, donde por su oficio de limpiar mondongos para procurarse el sustento, se relacionó con ese ambiente, comenzó pulsando las claves en esos cantos de claves; allí, escuchando las conversaciones y los cantos de los viejos captó todo, y con ingenio literario incorporó décimas a los ancestrales cantos africanos.
De él escuchó decir Leonel López Nussa en 1966: “Me gustaba escuchar las conversaciones y cantos de los viejos. Era una esponja. Todo se me pegaba. Yo sé todos los bailes y todos los parches y el zapateo, todo. A los 16 años era el director de la clave “Timbre de oro”. Comencé parodiando a Calderón de la Barca”. (3) De igual manera, el periodista Omar Vázquez fue testigo de sus confesiones, cuando dijera: “Después de las claves, empecé a componer rumbas, para el coro “Los Roncos”, y comencé a hacer mis grandes obras al estilo de rumba y guaguancó”. (4)
Para la conformación de una síntesis biografía de Ignacio Piñeiro bastaría con señalar los siguientes momentos de su trayectoria artístico-musical: La Habana (Barrio Pueblo Nuevo, 21 de Mayo de 1888 – San Miguel del Padrón, 12 de Marzo de 1969). Creador cubano: poeta, músico, compositor, director de orquestas, maestro, de formación autodidacta. Abakuá de la Potencia Eforí Enkomó (1908). Comienza con el coro de claves “Mulato del solar”, convirtiéndolo en uno de los grupos iniciadores del género de la rumba y “La unión”, en Pueblo Nuevo; “La discusión” y “Juventudes”, en Los Sitios; “Arpa de oro”, “Moralidad”, y “El botón de oro” en Jesús María.
El ambiente del barrio habanero de Jesús María —destacó Odilio Urfé— que lo acunó, pletórico de las más diversas expresiones del folclore suburbano, en que readvertían ora la potencia Abakuá, ora el Cabildo Lucumí, ora las actividades de los oficiantes de las Reglas Kimbisa y Mayombe, entrecruzadas todas con manifestaciones artísticas hispanas transculturadas (al igual que las africanas) en la tierra cubana, germinando por síntesis popular los géneros como la clave, la comparsa y la rumba-guaguancó, resultó el recinto donde Ignacio conoció, practicó y analizó el proceso artístico y social de la música folclórica suburbana habanera, sacando sus conclusiones sobre las que fundamentó sus creaciones artísticas e interpretativas en las cuatro organizaciones que fueron orientadas por su singular talento: la clave u orfeón popular denominado “El timbre de oro”; el coro de rumba y guaguancó “Los Roncos”; la comparsa folclórica
“El Barracón”, de 1937; y, finalmente, el famoso Septeto Nacional, que fundó con el concurso —entre otros notables de la música popular— del desaparecido trovador Alberto Villalón, allá por 1927.
Las cuatro formaciones básicas a las que Ignacio Piñeiro caracterizó con su talento creador son:
—La clave u orfeón popular “El timbre de oro”, 1904.
Fue la escuela en la que Piñeiro se consolida por los caminos de la música, aportando al género folclórico de los cantos de los coros de claves un mayor desarrollo de los períodos melódicos, un sensible enriquecimiento melo-armónico y una mayor profundidad en la poética de los temas y textos, en un inicio parodiando a Calderón de la Barca y después con sus propias décimas. Fue creador del género musical “clave ñáñiga”.
—Coro de rumba y guaguancó “Los Roncos”, 1900-1912.
Creó esta agrupación dedicándole sus mejores años de juventud; para ella compuso sus primeros temas: El edén de los Roncos, Cuando te desengaño, Mañana te espero, niña y ¿Dónde estaba anoche?, destacándose como excelente decimista y adquiriendo renombre por su privilegiada voz y poéticas inspiraciones.
Al componer ¿Dónde estaba anoche?, dejaría establecido el género de la rumba íntegramente definido en su estructura, al que arribó por sus excepcionales dotes musicales.
Su obra con “Los Roncos” contribuyó eficazmente al enriquecimiento y consolidación estilística del danzón y de la obra de Jorge Anckermann para el arte vernáculo cubano desarrollado en el Teatro Alhambra.
—Septeto Nacional de Cuba, 1927.
Revolucionó la estructura del son haciéndolo bailable, introduciendo cambios melo-armónicos y textos poéticos, así como enriqueciendo y combinando el aspecto rítmico. Tal es la riqueza armónica y tímbrica que él le innovó, que se pueden distinguir dos grandes etapas en la evolución histórica del género, aportando el “son urbano o habanero”.
Pionero en vincular la música campesina y la negra (afrocubana) en los temas Alma guajira, Lejana campiña, Arriba guajiro y Canta la vueltabajera; así como también en lo puramente afro con las composiciones Mi yambú, En la alta sociedad y la famosa Sobre una tumba una rumba. En su amplio catálogo autoral aparecen numerosas congas denominadas por muchos como rumbas-congas, o sencillamente rumbas, respondiendo más a un capricho promocional que a la autenticidad de género, que en Piñeiro se caracterizó por matices de fusión de ritmos. Al respecto, el recién desaparecido Luis Carbonell comentaba:
La música de Ignacio Piñeiro es lo más difícil de cantar para los soneros, porque Piñeiro era un intérprete de guaguancó. Él, en su juventud, tocaba mucho guaguancó, era famoso con Los Roncos; su estructura musical es el guaguancó. […] Cuando tú lo oyes, era una cuadratura perfecta, porque era cantante de guaguancó y escribía como si fuera un guaguancó. (5)
La primera grabación de una “conga soneada” o un “son acongado” realizada por el Sexteto Nacional fue Una noche de conga, en octubre de 1927, Nueva York (w Co. 3007-x), también conocida como Tu Maningo.
Una noche de conga (Tu Maningo)
Autor: Ignacio Piñeiro /Conga /1927
De noche para gozar señores,
Que la conga se soltó,
Por doquiera que pasó,
La gente le iba detrás,
Y por ese canto,
De gozar y arrollar.
Tu maningo, maningo, maningo ná,
Tu maningo. (Coro)
Cuando en tristeza te halles,
Invadiendo tu persona,
Recuerda la Chambelona,
Cuando salía a la calle.
Tu maningo, maningo, maningo ná,
Tu maningo. (Coro)
El jefe de aquel tropel,
Decía en frase de broma,
No se salgan de la soga,
Rumbero pisa el cordel.
Tu maningo, maningo, maningo ná,
Tu maningo. (Coro)
Después que el tiempo pasó,
Que ya se estaba olvidando,
La conga pasó tocando,
Y todo el mundo arrolló.
—Comparsa folclórica “El Barracón”, de 1937.
En esta atesoró y recreó antiguos cantos del folclore africano y sus coreografías, contribuyendo con su talento a rescatar la Fiesta de Reyes en su estructuración. Fue un prolífero creador. Tras rescatar de la censura los carnavales habaneros, la alcaldía —mediante la gestión de Emilio Roig— autoriza la conformación de antiguas y nuevas comparsas de los barrios de la capital. A este movimiento se suma Ignacio, reorganizando bajo su dirección artística y musical la antigua comparsa del barrio de Pueblo Nuevo “El Barracón”. El motivo artístico de esta comparsa radicaba en recrear la vida campesina de los esclavos en los trapiches azucareros de antaño, en la época de molienda de la caña de azúcar. Compone el tema musical El Barracón a ritmo de conga, basado en un yambú típico muy antiguo, rescatado del olvido gracias a su prodigiosa memoria. Con su constancia y talento renacieran muchas de las obras musicales que acompañaron a las congas habaneras y el folclor afrocubano, que han llegado a la actualidad gracias al rescate y registro de varias obras musicales que fueron plasmadas en un fonograma en el verano de 1956 en La Habana (LP Carnaval Cubano por el sello discográfico Judson Records (NY/J3011) por el Instituto de Investigaciones de la Música Folclórica, dirigido por Odilio Urfé, y bajo la dirección musical de Ignacio Piñeiro.
El Barracón
Autor: Ignacio Piñeiro / Conga / 1937
Mi Barracón va trabajar,
Mi Barracón va trabajar,
Tumba la caña, corta la hierba,
Coge el machete, el Mayoral.
Mi Barracón va trabajar,
Mi Barracón va trabajar.
Mi Barracón va trabajar,
Mi Barracón va trabajar,
Tumba la caña, corta la hierba,
Coge el machete, el Mayoral.
Mi Barracón va trabajar,
Mi Barracón va trabajar.
¿Por qué mi Mayoral,
No púe trabajar?,
¿Por qué? (Coro)
Una curiosidad histórica es el paso efímero de Chano Pozo por la comparsa “El Barracón”, en 1937. Familiares aseguran que aunque se vinculó desde su reorganización, nunca llegó a salir —o sea, desfilar— con esta comparsa, porque tuvo un “cruce” (problema) con un músico, también Abakuá; pero sus hermanas sí desfilaban con la comparsa “El Barracón”.
La relación de Chano con Ignacio Piñeiro, a pesar de la diferencia de edad, se debe a que las potencias Abakuá Eforí Enkomó (Piñeiro) y Muñanga Efó (Chano) son hermanas de la misma rama de creación en la zona residencial Cayo Hueso-Pueblo Nuevo, e incluso compartían la casa de reuniones en Marianao. En el artículo “Recuerdos de Chano Pozo”, Leonardo Depestre recoge el testimonio de Juan A. Jo Ramírez (Fantasmita), quien informa con autoridad que:
Chano era un comparsero natural. Salía con la comparsa del barrio, con El Barracón. Era uno de los quintos, el que iba repicando con él, el tambor más chiquito. Esa comparsa dio mucho que hablar. Me acuerdo que en los golpes de quinto estaban Tercio, Alambre y Chano, todos fallecidos, unos repicadores violentos, pero Chano era el rey.
Reconocidas unas, registradas otras y gozadas todas, aunque perdidas otras en el tiempo e improvisadas mayoritariamente, se le certifica a Ignacio Piñeiro la autoría de las congas folclóricas Alegres sonidos; Aprovecha; Caramelito pa chupá; Caramelito pa ti; Come come; Dale el golpe; Déjala; La Chonono; Óyeme cantar borincana; Sale pa llá; Arrolla cubano (Lo típico de Cuba); Adelante senador y Un solo bloque Cuba y Argelia (ACDAM); Conga Chene (PeerMusic); Arrolla cubano; Dale el golpe; Micaela la Conga; Para Niña y señora; Un sólido bloque: Cuba y Argelia (Seemsa); Arrolla cubano y El triunfo de la Chancleta (EGREM).
NOTAS:
- Ivor Miller. Entrevistas a Lázaro Herrera y Luis Carbonell. 1999. La Habana, Cuba.
- Odilio Urfé. “Ignacio Piñeiro. Discurso de despedida de duelo”. Necrópolis de Colón. 13/03/1969.
- Leonel López Nussa. Entrevista a Piñeiro en 1966. (citado por Omar Vázquez: “Ignacio”. Febrero de 2008. Pág. 2).
- Omar Vázquez. La alborada del Primero de Enero. Febrero de 2008. Pág. 3.
- Ivor Miller. Entrevistas a Lázaro Herrera y Luis Carbonell. 1999. La Habana, Cuba.
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