Cierta característica peculiar en la figura representativa de la Caridad del Cobre, diera cabida hace ya algún tiempo, a una interesante controversia sobre la media luna en la cual se apoya la imagen de la respetada Patrona de Cuba, pues el mencionado símbolo aparece en la base de la peana en posición infraversa (con las puntas hacia abajo), contrariamente a como suele posicionarse en el resto de las imágenes representativas de las advocaciones marianas que poseen tal alegoría.
La intelectual polémica, era sostenida en las páginas de la ya extinta revista Archivos del Folklore Cubano, entre la culta historiógrafa norteamericana Miss Irene A. Wright y el no menos ilustrado sacerdote cubano, Dr. Guillermo González Arocha, por aquella época, canónigo lectoral de la archidiócesis habanera. El propio Don Fernando Ortiz, director de la mencionada publicación, presenta el origen de tal discusión cuando informa: “en el santuario del Cobre (Cuba) como en los de Illescas y Sanlúcar de Barrameda (España), acerca de las imágenes y advocaciones de la Virgen de la Caridad y de su figuración tradicional, ya hemos fijado, después de una penetrante excursión entre la imaginería mariana y la hagiografía mariológica, que la Virgen de la Caridad del Cobre, distinguiéndose de la Virgen de la Caridad de Illescas, de la Virgen de la Caridad de Sanlúcar y de todas las otras muchas efigies marianas que han podido ser examinadas por nosotros, directamente o por medio de sus reproducciones gráficas, se singulariza por varios detalles icónicos, pero principalmente y en forma inequívoca por tener la media luna supeditada, que los imagineros católicos derivan de la profecía apocalíptica de San Juan, en forma tal que sus puntas, en vez de dirigirse hacia arriba, como ocurre lógicamente en todas las otras efigies de Santa María y en el creciente lunar de la bóveda celeste, están apuntadas hacia abajo”. (1)
El tema, profundamente investigado y ampliamente debatido por eruditos canónigos y versados intelectuales, dejó bien establecidas pruebas e irreductibles argumentos de la autóctona cubanía de La Caridad del Cobre, pero ha continuado recibiendo interesantes aportes y sugerentes elucubraciones sobre la media luna en posición infraversa, en la cual se apoya la reverenciada imagen. El presente artículo-ofrenda intenta, un reducido y lamentablemente siempre incompleto resumen sobre el seductor asunto, más algunas deducciones.
Rescatada de las aguas
El hallazgo en 1612 de una imagen de la Virgen flotando en la bahía de Nipe, recogida por dos indios y un niño negro esclavo, más allá de la tradición y la leyenda, es acontecimiento históricamente documentado. Ha estado claro que “los primeros capellanes de la Virgen nipense describen la devoción hacia ella como algo propio de indios y negros, “los más esclavos de Su Majestad”, lo cual permite inferir que la advocación, al comienzo de su camino glorificador no era reverenciada por los españoles”. (2) Simbolismo que indica y apunta desde sus inicios, hacia una religiosidad popular mucho más apegada a la de los descendientes de aborígenes y de esclavos, entre los cuales el emblemismo universal de la Madre Respetada, representado por las versiones propias de sus etnias, estaba sufriendo las presiones y represiones de los peninsulares amos, quienes a capa y espada les arrastraban hacia un catolicismo obligatorio.
Emblemismo de la Madre Respetada
Probada está la existencia de una principal deidad femenina, presente en todas las épocas, en la mayor parte de los sistemas mitológicos y la mayoría de las líneas de pensamiento devocional de casi todos los pueblos del mundo. Se considera por los estudiosos una figura universal y ha sido conocida como “Madre Respetada” o “Diosa Madre”. (3) Para los antiguos cananeos era Asherah, también conocida como Astarté; Inanna en la mitología sumeria; Ishtar en los mitos babilónicos y asirios; Ceres, para los antiguos griegos; Astarté, como diosa de los sidonios; Anahit, en la antigua Armenia; Isis para los arcaicos egipcios, quien con sus lágrimas aumentaba el curso del Nilo y hacía que se desbordase para procurar bienestar a los hombres.
En la religiosidad popular cubana también ha estado presente el emblemismo a la Diosa Madre, enraizado ya por siglos en casi todas las corrientes de pensamiento devocional que se han extendido por el archipiélago y aún perviven en el imaginario colectivo. Aunque no en todos los casos se le percibe de la misma manera, siempre persisten determinadas características que señalan notables coincidencias con esta arquetípica figura universal.
En la creencia del primitivo aborigen poblador de La Mayor de Las Antillas, “Atabey, fue la figura arquetípica de Diosa Madre. Se cuenta que también era conocida como Atabex, Yermao, Apito, Zumaco y Guacar. Itiba Cahubaba, era otra versión de Madre Respetada entre los indocubanos, tratada además por los epítetos de “Madre Magna Ensangrentada”, “Gran Paridora” y “Madre Tierra”. En la misma figura de la Diosa Madre estaba la mítica Mancanilla, quien era una especie de Eva, engendradora del resto de los humanos. Entre los actuales cultos sincréticos cubanos de origen africano, tenemos: en la Santería cubana o Regla de Osha, a Yemayá, madre de Changó. Madre de la vida y de todos los orishas; entre los paleros, Chola, para algunos también Madre Chola, o Chola Awengue; y para la sociedad secreta abakuá, Akanarán”. (4)
Indudablemente para los católicos, “la figura universal de la Madre Respetada lo fuera y aun es, la virgen María, madre de Dios, que fue asumiendo con el tiempo, connotaciones y advocaciones locales en el mundo entero, las cuales fueron también reflejadas entre los creyentes cubanos. Así, de las 610 iglesias católicas que existían en Cuba en el año 1986, habían sido dedicadas a la virgen María 264 en sus numerosas advocaciones, aunque en otras iglesias y capillas cubanas, casi siempre hay un altar dedicado a ella”. (5)
Imágenes, descripciones y alegorías
Algunos estudiosos son de la opinión que varios de los atributos de Isis pasaron como préstamos a las primeras representaciones de la Virgen Mariana de los cristianos, sobre todo el de “inmaculada mater domina”. Así como es curioso el paralelismo del dominio sobre las aguas y su vinculación con la luna, que de alguna forma pudiese relacionar a Isis con la Caridad del Cobre. A través de las palabras de Apulé se refiere una descripción muy precisa de la diosa: “Isis tiene una larga trenza que corona su cabeza y representa la influencia de la luna en el crecimiento de las plantas y las cosechas…, una parte del cabello cae sobre los hombros, símbolo de fecundidad; lleva sobre la espalda un hábito con todos los colores de la luna; en su mano izquierda, sostiene un cubo pequeño, que simboliza la inundación del Nilo, y en la derecha, un sistro, instrumento musical destinado a ahuyentar a los demonios. Sobre el regazo aparece una media luna cuyos rayos hacen que la tierra sea fecunda; tiene el pie derecho sobre la tierra firme y el izquierdo en el agua, porque es la protectora de todos los elementos”. Por supuesto que esta es tan solo una de las tantas descripciones de la mencionada diosa, la cual es posible sirviese a las necesidades de cierto y delimitado grupo humano, durante determinada época.
En la edición no. 210 correspondiente a septiembre del 2011, de la revista Palabra Nueva, perteneciente a la Arquidiócesis de La Habana, hay un artículo de extraordinaria erudición sobre la Virgen de la Caridad, cuyo autor, el investigador y articulista cubano Nelson O. Crespo Roque nos induce a interesantísimas deducciones y presenta una descripción de la imagen de la Caridad del Cobre, en la cual se han de señalar importantes rasgos distintivos: “La Virgen de la Caridad del Cobre es una imagen de bastidor: su cuerpo es de madera hasta la cintura, con seis varillas que en la actualidad soportan la imagen. Tiene en su mano izquierda un Niño Jesús, y en su mano derecha una cruz. Una de sus características más significativas es la semiluna invertida que le fue colocada en la peana que la sostiene, y que se le colocara con posterioridad a su hallazgo, en algún momento anterior a 1766”. (6) Curioso dato, del cual volveremos a comentar. Más adelante, el autor del mencionado documento informa, como en una restauración efectuada a la mencionada imagen en 1982, Monseñor Pedro Maurice, arzobispo emérito de Santiago de Cuba, indicó: “La cabeza de la Virgen de la Caridad está confeccionada de una especie de pasta vegetal o de maíz. Se trabajó con sumo cuidado en el rostro, que parece estar confeccionado por una pasta de maíz, material éste muy usado en aquella época en América para confeccionar imágenes… una pasta que se vuelve tan dura como la madera o más. El tronco es de madera, los brazos llegan hasta media pierna, esa es la imagen, de ahí seis varillas que están incrustadas al tronco y descansan en la base”. (7)
En su detallada y exhaustiva investigación, el señor Crespo Roque continúa ilustrándonos sobre otras peculiaridades y detalles de la imagen: “El rostro de la Virgen de la Caridad es hermoso y de líneas finas, de un color moreno claro. Como dato distintivo y peculiar la imagen ostenta en su frente un diamante, símbolo, quizás de una estrella, según opinión de Fernando Ortiz. Este brillante, que se encuentra en la epidermis frontal de la imagen, casi donde comienza el cabello, es algo distintivo de ella; el mismo no se encuentra engarzado en la corona sino que se halla libre. Esta peculiaridad iconográfica no es común observarla en otras imágenes de María. Es un elemento más bien propio de la tradición de los pueblos orientales y no de la católica (tanto la latina como la ortodoxa). ¿Lo poseía la imagen primitiva o la presencia de este elemento es resultado de un proceso aglutinador criollo?”. (8)
Polémicas sobre una media luna invertida
Se conoce que la peana que sostiene a la Virgen, le es colocada con posterioridad a su hallazgo, en algún momento anterior a 1766. Aunque nadie al parecer sabe cómo, ni quien pudo adicionarle tal adminículo. Hay una visión del Apocalipsis bíblico, donde se describe “una mujer vestida de sol con la luna a sus pies”, pero no oferta más datos sobre su posición. Por otra parte, como bien afirma el ya citado erudito Crespo Roque en su artículo, “ni la heráldica ni la imaginería católica tradicional, explican la razón de la luna invertida observada en la base de la Virgen de la Caridad del Cobre… Hay un dato matemático, o astronómico, para ser más exactos, de que la visión de una mujer vestida de sol con la luna a sus pies —es decir una conjunción del sol y la luna al unísono— solo permitiría observar la luna, desde la tierra, en forma de semiluna infraversa, tal y como la que ostenta en su peana la Virgen de la Caridad del Cobre”. (9)
Pero uno de los enfoques más interesantes sobre tal polémica, es la que se inclina a la posibilidad que la controvertida posición infraversa de la semiluna de la Virgen de la Caridad, pudiese explicarse a partir de las influencias animistas aborígenes, pues los indocubanos eran habituales practicantes de ritos lunares, lo cual puede observarse también en otras culturas precolombinas. Entre los aborígenes cubanos no era raro que los caciques utilizaran como accesorio mágico-religioso diversas piezas metálicas ornamentales, consistentes en una aleación, en forma de media luna columpiada en su medio (con las puntas hacia abajo para que pudieran balancearse). Se le conocía como Guanín y estaban compuestas en un 80 por ciento de oro, y en un 20 por ciento de cobre. Constituía un símbolo de poder, respeto y jerarquía, asociado con el sol y la luna llena. Aunque sus uso estaba destinado solo los más altos iniciados. (10)
Este Guanín, sobre todo se utilizaba en las iniciaciones místicas de los aborígenes de casi toda América Central y Suramérica. Poseerlo anunciaba la virtud de su dueño, el conocimiento de los secretos de la comunicación con la naturaleza y el dominio de poderosas fuerzas mágicas. (11)
Por lo cual el señor Crespo Roque en su acertado artículo bien señala: “De ahí que la visión de la Virgen sobre una semiluna infraversa, que dada su desproporcionada forma y tamaño bien podría asociarse a un Guanín, pudiera ser interpretada por los indígenas como señal de supremacía. De este modo, el Hijo y la cruz que ella les ofrece son vistos por encima de sus deidades, principalmente sobre Atabex (o Atabey), a quien vinculaban con la luna y reconocían como dueña de las aguas. Según la cosmovisión indígena, la posición de la Virgen, de pie sobre la luna, personificaba el triunfo de María sobre Atabex, diosa madre del ser supremo indígena”. (12)
Aunque también sería un modo de vincular (sin rivalidades) su Diosa Madre prohibida Atabex, a ésta nueva advocación “permitida” por sus amos. Como después lo hiciesen con sus dioses los africanos de diferentes etnias, arrancados de sus tierras y desembarcados en las costas cubanas, sincretizando sus prohibidos númenes, con las deidades permitidas de un catolicismo obligado.
Así, de manera bien fundamentada este investigador cubano aquí comentado tiene razón en señalar, “el detalle iconográfico de la semiluna infraversa bien pudiera explicar, en consecuencia, la rápida asimilación y propagación de la devoción a la Virgen de la Caridad entre nuestros aborígenes, populosos en el Hato de Barajagua y sus alrededores, pues les hablaba “en su propio idioma” (algo similar ocurrió con la Virgen de Guadalupe en México”. (13)
Hasta aquí, de manera muy resumida nos llegan estos aportes sobre la media luna invertida de la Virgen de la Caridad del Cobre, pero aún queda pendiente el peculiar detalle del diamante en la frente de la respetada imagen, que continúa siendo un misterio, pues tampoco está presente en ninguna de las otras advocaciones marianas.
Sobre don Fernando, el sembrador
Es de notar que todos estos puntos de vista, por ahora son solamente elucubraciones y nada oficial se ha determinado al respecto. Como es conocido, nuestro Fernando Ortiz inicia su investigación sobre la respetada imagen de la Virgen del Cobre, en la segunda mitad de la década de 1920. Período que se puede catalogar como significativo en la conformación de valores nacionales, de inquietudes sociales e intelectuales. La labor erudita del ilustrado pensador, durante estos años fue diversa y fructífera en el campo de las letras y la investigación etnográfica. Todos sus proyectos culturales promulgaron una actitud de rescate y renovación del pensamiento científico y social del siglo XIX cubano, por lo cual es de pensar, estaría don Ortiz muy satisfecho de constatar cómo continúan germinando en la actualidad, aquellas “inducciones” suyas sobre la media luna de la Caridad del Cobre, sembradas hace ya 95 años.
Notas
(1) Archivos del Folklore Cubano. Vol. 4, No. 2, La Habana, pp. 201-202.
(2) Nelson O. Crespo Roque: “La Caridad del Cobre: Cubanía autóctona de una devoción”. Palabra Nueva. Revista de la Arquidiócesis de La Habana. Año XX. Septiembre 2011. No. 210.
(3) Gerardo E. Chávez Spínola: “La Diosa Madre en la religiosidad popular cubana”. Columna Imaginario Popular. Mitología cubana. Periódico CUBARTE.
(4) Ibídem.
(5) Ibídem.
(6) Nelson O. Crespo Roque: Ob. cit.
(7) Ibídem.
(8) Ibídem.
(9) Ibídem.
(10) Gerardo E. Chávez Spínola: “Personajes iniciáticos en la mitología del aborigen cubano”. Columna Imaginario Popular. Mitología cubana. Periódico CUBARTE.
(11) Gerardo E. Chávez Spínola: “La Diosa Madre en la religiosidad popular cubana”. Ob. cit.
(12) Nelson O. Crespo Roque: Ob. cit.
(13) Ibídem.
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