Lo que antecedió a los intentos mediadores de noviembre y diciembre de 1958
Fulgencio Batista suspendió, de inmediato al golpe, las garantías constitucionales, disolvió el Congreso y el 4 de abril, sustituyó la Constitución por unos “Estatutos Constitucionales” que le daba el poder legislativo al Consejo de Ministros de conjunto con el poder ejecutivo y establecía un “Consejo Consultivo” que sería integrado por personas nombradas por el presidente y que no ejercían poder alguno, sólo eran consultores. Algunos gobernadores, alcaldes y concejales asumieron los estatutos, otros fueron destituidos y otros, renunciaron a sus puestos. El Ejército de Cuba (EC) y varios partidos políticos lo apoyaron. La represión policial y militar a la que estuvo acostumbrado durante su etapa de jefe del ejército (1933-40) se restableció. Rubén Batista Rubio sería el primer mártir universitario de esta etapa como lo había sido Rafael Trejo en el machadato.
Tres partidos políticos, de casi veinte que existían, plantearon su oposición, pero sólo formalmente en el orden político, exigiendo el regreso a la situación del 9 de marzo y el cumplimiento de las elecciones previstas en la ley: el Partido Socialista Popular (Comunista), el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos) y el Partido Revolucionario Cubano (Auténtico).
La Federación Estudiantil Universitaria (FEU) siguiendo la tradición de la década del 30, exigió armas al presidente constitucional Carlos Prío para combatir a Batista, no lo consiguió. El doctor Fidel Castro se presentó ante el Tribunal de Urgencias y solicitó cien años de cárcel a Batista con un memorándum en el que estableció los artículos constitucionales y las leyes que había violado con el golpe. La FEU hizo un acto patriótico simbólico de entierro de la Constitución del 40 en un ataúd y convocó a una Marcha de antorchas en el centenario de José Martí. Fidel Castro fundó un movimiento insurreccional con miembros de la Juventud Ortodoxa, la Juventud Socialista y otros jóvenes sin vínculos políticos, participó en la Marcha de las antorchas y asaltó los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de Julio de 1953. Las torturas y los asesinatos masivos a los asaltantes apresados durante y después de las acciones, fueron atroces. Del juicio a los asaltantes emergió el programa mínimo de la Revolución: el alegato político de autodefensa de Fidel Castro, conocido como “La historia me absolverá”.
¿Cómo autolegitimarse un régimen de estas características y tan repudiado?
En un verdadero y nada creíble teatro, el régimen de facto celebró, el primero de noviembre de 1954, un simulacro de “elecciones democráticas”, en las cuales sólo se presentaron dos contendientes: el propio tirano Batista, y Ramón Grau San Martín como opositor que, ante tanta villanía del primero, se vio obligado a renunciar quedando Batista como candidato único. En los “comicios” resultó “electo” Batista con un alto nivel de abstencionismo de los electores que se veían viviendo en un régimen de terror policial; y tomó “posesión oficial” como presidente de la república el 24 de febrero de 1955. Los gobernadores, alcaldes y concejales lo hicieron el 28 de enero. Recurrir a fechas patrióticas como el natalicio del Héroe Nacional o el reinicio de las guerras de independencia en 1895, era una verdadera burla al pueblo.
Después de la excarcelación de los “moncadistas” –asaltantes del 26 de Julio-, Fidel Castro funda el Movimiento 26 de Julio, a partir de la constitución de su dirección nacional el 12 de junio de 1955. Antes, el 29 de abril de ese año, jóvenes de la Organización Auténtica (OA), otra escisión del PRC (A), bajo la dirección de Reynold García, habían asaltado el cuartel Goicuría en Matanzas, sede del regimiento No. 4 “Plácido”, del Ejército de Cuba, a lo que siguió la consabida represión.
El 30 de noviembre de 1956 se produjeron el levantamiento de Santiago de Cuba y la paralización de Guantánamo, por el Movimiento 26 de Julio bajo la dirección de su Jefe nacional de acción y sabotaje Frank País García y el 2 de diciembre, desembarcaba en Playa Las Coloradas, la expedición del yate Granma con 82 expedicionarios y Fidel Castro al frente, que habían zarpado el día 25 de noviembre, de Tuxpan, México. Se fundaba el Ejército Rebelde y comenzaba la Guerra de liberación.
Los éxitos guerrilleros en los combates de La Plata y El Uvero, tras la derrota de Alegría de Pío, recién desembarcados, elevaron la moral del naciente Ejército Rebelde. El asalto al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj por el Directorio Revolucionario con José Antonio Echeverría al frente, que cayera en la acción, y la participación también de la OA, el 13 de marzo de 1957; los crímenes de Humboldt 7 y la embajada de Haití; el asesinato de Frank País y Raúl Pujols, el 30 de julio; el levantamiento de Cienfuegos el 5 de septiembre de ese año, dirigido por el Movimiento 26 de Julio y su apoyo con acciones en La Habana como el asalto a la Policía Radio motorizada; el desembarco de la expedición del Corinthya con jóvenes de la OA, cruelmente reprimidos, fueron acontecimientos relevantes de 1957.
El 58 se tornó un año muy difícil. Entre febrero y marzo fueron asesinados en La Habana, valiosos líderes del Movimiento: Gerardo Abreu “Fontán”, Sergio González López “El Curita”, Arístides Viera González “Mingolo” y Elpidio Aguilar sumándosele el fracaso de la huelga del 9 de abril que, entre otros caídos, registró la pérdida de otro valioso dirigente de la capital: Guido Pérez Valdés.
Todo ese panorama envalentonó a la tiranía y lanzó en la primavera, el Plan FF (Fase Final o Fin de Fidel).
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