La Tula Avellaneda y las butacas de los hombres


la-tula-avellaneda-y-las-butacas-de-los-hombres

Gertrudis Gómez de Avellaneda falleció un día como hoy del año 1873 en Madrid, perotodavía, cuando se menciona su nombre, se visualiza una mujer adelantada a su tiempo, valiente, y transgresora, y a la par una escritora con una robustez de sentimientos y dominio de la palabra y el verso, poco común en sus homólogas de la época en que vivió, tanto en Cuba como en España.

Había nacido en la hermosa Santa María del Puerto del Príncipe, actual provincia de Camagüey, el 23 de marzo de 1814, y desde muy pequeña se interesó por la literatura; algunos de sus escritores predilectos fueron Lord Byron, Victor Hugo, y Alphonse de Lamartine.

A la Coruña en España, llega con su familia en el año 1836. Pronto sus amigos y contemporáneos, descubrieron que Tula era mucho más que una hermosa mujer; su espíritu irreverente y valeroso, comenzó a mostrarse en sus primeras escrituras, bajo el seudónimo de La Peregrina, las cuales vieron la luz en Sevilla, donde más tarde comienza a residir, y es allí que en 1840 estrena su primera obra dramática, Leoncia, con muy buena acogida por parte de los espectadores.

También por estos días conoce a su gran amor, Ignacio de Cepeda, famoso por la autobiografía de Tula, y las epístolas que esta le dedicara durante todo el tiempo que duró la relación tormentosa con este hombre casado que nunca correspondió recíprocamente, a la pasión de la camagüeyana, que sufrió perennemente por ello.

Considerada entre las voces femeninas más altas del siglo XIX cubano, y valorada por José Martí, junto a Luisa Pérez de Zambrana, como las mejores poetisas cubanas de todos los tiempos, La Avellaneda tuvo una producción prolífica que abarca poemas, leyendas, novelas, novelas históricas, dramas y artículos periodísticos de alta jerarquía literaria.

En general, sus piezas teatrales, entre ellas, Baltasar, uno de sus éxitos más notables en 1858, La hija de las flores, La verdad vence apariencias, y Simpatía y antipatía, recibieron el beneplácito de la crítica especializada y del público. 

Su poesía denota el talento, la sensibilidad y la inteligencia de la escritora, así como su maestría técnica, como se ha reconocido históricamente en sus poemas Al partir, con el cual se despide de Cuba en 1836, y A la memoria del célebre poeta cubano D. José María Heredia.

En el período comprendido entre1841 y 1846 publica su libro Poesías (1841), así como sus novelas Sab (1841), Dos mujeres (1842-1843), Espatolino (1844) y Guatimozín (1845).

Fue una prestigiosa representante del movimiento romántico cubano y pionera y referente de la novela antiesclavista, por su pieza narrativa Sab que constituyó un escándalo en la sociedad de su época, pues la autora condenó con su palabra la esclavitud y sus secuelas, y contó los amores entre una mujer blanca y un esclavo negro; se provocó una enconada polémica y ella fue reprochada por infractora de la moral y los principios, por hablar de temas que una mujer no debería abordar, críticas que recibiría durante toda su vida.

A principios de la década del 40, mantuvo una relación amorosa con el poeta Gabriel García Tassara, fruto de la cual nació su hija nacida en abril de 1845, la cual fallecería siete meses después.

Luego, en 1846 se casa con el gobernador civil de Madrid y a los seis meses enviuda y se recluye en el convento de Nuestra Señora de Loreto de Burdeos; habían sido dos fuertes golpes en poco tiempo.

Quizás por eso, emerge de esta etapa de dolor con la escritura y estreno entre 1849 y 1853 de siete obras dramáticas: Saúl (1849) tragedia bíblica; Flavio Recaredo (1851), La verdad vence apariencias (1852), Errores del corazón (1852), El donativo del diablo (1852), La hija de las flores (1852) y La Aventurera (1853).

Asimismo reedita sus Poesías (1851) y publica un relato de tema histórico Dolores. Páginas de una crónica de familia. En 1855, vuelve a contraer nupcias y continúa publicando narrativa y teatro.

Pero la tragedia ciñe la vida de Tula; su esposo es herido de muerte en una reyertaprovocada por el estreno de su obra Los tres amores, y en 1859, ambos regresan a Cuba.

Ella continúa escribiendo, y el 27 de enero de 1860 recibe un homenaje en La Habana donde es coronada de laureles, que es el retrato que tanto se conoce de la bella camagüeyana.

 

La Tula periodista

En ese mismo año funda y dirige la revista quincenal El Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, revista literaria defensora de las ideas femeninas y de fuerte apoyo al trabajo periodístico ejercido por mujeres; en esta publica, algunas de sus mejores leyendas, sus controvertidos y polemizados artículos sobre la mujer.

La Avellanada defiende al feminismo, inserta las secciones «Pensamientos Morales, «Galería de Mujeres Célebres» y «Remembranzas», conlírica dedicada a la mujer.

El Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, fue muy popular entre las cubanas de la época, pues rompió con los cánones de   las más conocidas publicaciones y su básico sesgo patriarcal, tal cual era la sociedad colonial de la isla.

Solo fueron publicados doce números de esta revista, pero Gómez de Avellaneda continuo colaborando  con trabajos periodísticos en Faro Industrial de La Habana, El Siglo, Diario de la Marina, Gaceta de Puerto Príncipe, Cuba Literaria y en otras publicaciones en España.

Retorno a Madrid

Cuando su esposo fallece, a causa de la herida mortal, en 1863, La Avellaneda regresa a Madrid, y después de diez años dedicados a la faena de corregir sus obras y preparar la edición completa de las mismas, Obras literarias, dramáticas y poéticas (1869-1871), muere enferma de diabetes y casi ciega.

Su vida misma pareciera una novela romántica, marcada por el amor y el desamor, los desencuentros y la muerte, por su indocilidad frente a las simulaciones sociales, pero sobre todo signada por la incomprensión de que fue víctima por la ceguera de sus contemporáneos que no supieron valorar la visión audaz de esta mujer que fue tan consecuente, que a pesar de ser considerada fuera de lugar, o de género, vivió de acuerdo a sus propias convicciones morales, al punto que es catalogada en Cuba, y también en España, como precursora del movimiento feminista.

Pero fue, a la vez, tanto el poderío del patriarcado que muchos creyeron ver en la fuerza y osadía de la escritora rasgos viriles, y es muy conocida la frase que le dedicaran: «es mucho hombre esta mujer».

La vigencia de sus ideas y emociones humanas, provocan todavía en el presente a muchos estudiosos e investigadores que tributan a su memoria con la promoción de su pensamiento y de su obra.

Una pregunta realizada por la poetisa cubana Dulce María Loynaz, Premio Cervantes, se repite quizás por muchos: «¿Cómo podríamos llamar en buen castellano a una criatura cuyo destinofuera padecer el repudio de todo cuanto amase en el mundo?»*

Porque además de todos sus padeceres amorosos, y a pesar de haber alcanzado la cima literaria con amplio reconocimiento en Cuba y en España, a la Avellaneda, aun siendo candidata, le fue negadaen 1853, la incorporación como miembro a la Real Academia Española, únicamente por su condición de mujer, debido a que las butacas de la RAE, estaban exclusivamente reservadas a los hombres.

 

*Gertrudis Gómez de Avellaneda. La Gran Desdeñada, Dulce María Loynaz, La Habana, febrero 10 de 1961


0 comentarios

Deje un comentario



v5.1 ©2019
Desarrollado por Cubarte