“María Fernández Barragán, Marita para todos nosotros, es una gran artista argentina de la Plástica ya conocida en Cuba desde hace algunos años producto de la exhibición de algunas de sus obras en distintos centros culturales del país, como ha sido la Casa del Caribe en Santiago de Cuba y, por supuesto, en esta capital. En su trabajo existe una peculiaridad y es la de fundir pintura y poesía”.
Así expresó el prestigioso poeta Waldo Leyva, director de la Casa del Alba Cultural, al dejar inaugurada en dicho centro Laberintos, una muestra pictórico-poética de dicha artista argentina en el marco de las diversas actividades que se celebran con motivo del Festival Internacional de Poesía de La Habana.
Significó seguidamente que “la labor de Marita no radica exactamente en la ilustración del poema o de que éste nos explique sobre la presencia o representatividad de la pintura, sino trabajarlos desde su propia autonomía, personalidad e identidad para, de esa forma, transmitirnos una visión múltiple tanto para el poeta como para el pintor. La artista trabaja ambas vertientes, sobre iguales ideas e imágenes. Y todo ello lo logra perfectamente”.
Por su parte, la Artista sudamericana expone que en su “propuesta visual en forma de metáfora, la figura humana es la protagonista de su propio laberinto en los caminos de la vida: de sus interludios, encuentros, desencuentros, extravíos, miserias, injusticias, pequeñeces, sombras, ataduras, miedos, de sus imposibles y su sola soledad sin cielos.
“Forma, transforma, deforma, vive su propia realidad en abiertos y cerrados laberintos, compleja encrucijada de caminos correctos o equivocados. Principio y horizonte de huella a donde llegar, a donde esperar, a donde iniciar y dormir su vida. La geometría se sumerge en laberintos cuadrados, rectangulares, redondos, simples o bifurcados. Si pensamos en nuestros internos muros, quizás cada uno nos despierte etapas o cuál forma nos encierra, nos conduce, nos observa en ese instante.”
A continuación Fernández Barragán representa metafóricamente a través de su hacer artísticos de figuras geométricas que: “El cuadrado, nos entrega un enrejado como cárcel sin posibilidad de puertas. El rectángulo da más expectativas, se alarga, se acorta, conlleva a despertares que van y vienen. El redondo, replantea incógnitas, reflexiones, busca, entra, sale, encentra, sigue…Desde el yo profundo y con alas viajeras podemos abrir cielos y librarnos de los Minotauros”.
Laberintos, excepcional muestra pictórico-poética, capaz de alertar y persuadir que, ante las sombras y quimeras que gravitan por momentos en nuestras vidas, se abrirán siempre cielos esperanzadores y repletos de ese amor que llega, se marcha, regresa hasta volver a resurgir.
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