La trilogía de libros Del arte en Cuba: La enseñanza, La escultura, El dibujo (1900-1930), de la doctora e investigadora Llilian Llanes Godoy, se presentaron este 10 de junio en el Museo Nacional de Bellas Artes (edificio arte cubano).

Los tres tomos, en palabras de la Premio Nacional de Historia María del Carmen Barcia, abordan temas esenciales como la enseñanza y divulgación de las artes visuales, el posicionamiento de las esculturas en los espacios públicos y privados, así como el despliegue del dibujo en sus disímiles posibilidades y maneras de representar lo humano.

Las cuestiones estudiadas por la autora abarcan los primeros 30 años de la década del siglo XX en Cuba, período que comprende parte de la ocupación militar norteamericana y sucesivamente el establecimiento de la República, como resultado de una exhaustiva investigación de veinte años de trabajo.

“Los libros es posible caracterizarlos como eruditos, pero a la vez de amenos. Son portadores de un saber acumulado durante muchos años de paciencia y estudio. En estos se despliega un conocimiento novedoso y el adecuado uso de fuentes inexploradas”, precisó Barcia.

En las publicaciones aparece cuantiosa información sobre las asociaciones culturales, los salones y las exposiciones como espacio de visibilidad y conocimiento, testimonio de la acción social en materia de cultura y patrimonio.

Literatura y sociedad

La autora detalla, en la investigación, diversas revistas fundadas de la época, siendo El Fígaro la primera en abordar, creada antes del período señalado, pero de suma relevancia para comprender la génesis de publicaciones similares posteriores. Luego aparecen las revistas Social, Avance y Carteles, donde es preciso leer o interpretar las imágenes femeninas y masculinas con suma valía para la memoria histórica y literaria de la Isla.

“En los retratos, por ejemplo, hay gestos y poses, vestuarios y joyas que remiten a la moda, pero también aparecen objetos que rodean a los personajes cargados de significación”, especificó María del Carmen Barcia.

Con respecto a las esculturas presentadas en el segundo volumen, en especial las emplazadas en espacios públicos, estas abordan personajes y situaciones de aquellos años, además de figuras políticas. “Cabe destacar que Llilian Llanes muestra los autores y sus obras, y explica con maestría y profunda dialéctica, tanto sus características como el papel que desempeñaron, la significación que tuvieron, cuáles fueron sus aportes y cómo desplegaron sus individualidades en cada momento”, expresó la también pedagoga, profesora Titular de la Universidad de La Habana.

Acerca del mundo de la gráfica acotó la trascendencia de creadoras de la escena cubana formados dentro o fuera de las academias nacionales y en el exterior. Sus obras relatan la vida social, el folclor, la sátira, la caricatura política, los anuncios de las grandes empresas y la propaganda comercial, un reflejo de la vida cotidiana y las costumbres de diferentes grupos sociales, que van desde las élites hasta el sujeto común. La doctora Llanes ofrece un espejo de la psicología del cubano en disímiles ámbitos existenciales.

Gratitud

Durante su intervención, Llilian Llanes agradeció a las personas e instituciones que hicieron posible los tres proyectos literarios. “Yo construí una playa con muchos granos de arena”, señaló con respecto a la ayuda recibida para materializar los volúmenes.

La prestigiosa crítica de arte comentó sobre la dedicatoria del primer libro a la doctora Graziella Pogolotti, fundamental en su formación profesional. Afirmó además que el segundo título está dedicado a Roberto Fabelo, quien le enseñó a ver y profundizar en el dibujo, mientras que el tercero el homenaje es para su madre.

Reconocida como profesional imprescindible en el campo de las artes visuales cubanas, Llilian Llanes fungió como vicerrectora de Investigaciones y Estudios de Posgrado de la Universidad de las Artes ISA y fue directora fundadora del Centro Wifredo Lam, donde organizó la Bienal de La Habana hasta su sexta edición en 1997.

Foto. CNAP