La actriz Liv Ullmann (Noruega, 1939), estrella de Hollywood, Broadway y otras latitudes, realizadora ella misma, fue, además, durante poco más de cuatro décadas, musa inspiradora del gran  cineasta sueco Ingmar Bergman (1918-2007), quien la dirigió en una docena de importantes películas. La relación fue compleja e intensa, con características muy específicas, mas siempre medió el amor en la pareja.

Si bien hubo una notable presencia femenina en la ejemplar y sólida filmografía de Ingmar Bergman (Anita Bjork, Ulla Jacobsson, Bibi Anderson e Ingrid Thulin), sin lugar a dudas, Liv Ullmann brilló singularmente en ese contexto.

De ella dan fé, por ejemplo, filmes tales como Persona, La pasión de Ana, Gritos y susurros y Secretos de un matrimonio. En Sonata de otoño, Liv Ullmann compartió el rol estelar junto a la actriz Ingrid Bergman. Por otra parte, la Ullmann se destacó, como directora, en Confesiones privadas (1997).

Pues bien, en los días que corren, la Cinemateca de Cuba, ahora en su nueva sede, el Cine 23 y 12, ha programado un conjunto de filmes dedicados a Ingmar Bergman y, entre ellos, sobresale el documental, de estreno en Cuba, Liv e Ingmar (Noruega, 2012), de Dheeraj Akolkar, en colores y de 89 minutos de duración.

Mantenido casi en su totalidad por el testimonio de la propia actriz en primerísimos planos frente a cámara, que la muestran en su look actual, Liv Ullmann va refiriéndose, paso a paso, poco a poco, a la relación íntima y profesional que, durante tantos años, existió entre ella y el talentoso realizador sueco. El documental muestra los parajes donde convivieron, la intimidad del hogar, los sets donde filmaron, acompañado, todo esto, por las imágenes de las propias películas que ambos hicieran, más material de archivo fílmico, donde aparece la actriz en su periplo internacional.

Hay sobriedad y condensación en la exposición del relato, que se destaca por la selección de tomas y ritmo en el montaje; de éste emerge la real y rica dimensión de dos personas que se amaron e hicieron arte juntos.

Liv e Ingmar constituye, sin lugar a dudas, un rico material audiovisual que sabrán agradecer todos los amantes del séptimo arte.