Durante el recién finalizado Festival de Teatro de La Habana, innumerables han sido los elogios del público cubano hacia la puesta en escena Allende, la muerte de un Presidente, del Grupo de Teatro argentino La Máscara, representativa de los últimos momentos del inolvidable Mandatario chileno, quien cayera combatiendo en el Palacio Presidencial de La Moneda en defensa de la dignidad de su pueblo, de las conquistas realizadas por su gobierno de Unidad Popular, y contra el golpe de estado perpetrado por militares fascistas.

Sobre esta pieza resulta ostensible el meritorio trabajo de sus tres impulsores: el  escritor Rodolfo Quebleen, el director Norberto Gonzalo y la actuación impecable de Jorge Booth, en un espectáculo unipersonal que, según su director “(…) llevarlo a escena no contradice en nada este axioma, al considerar que ningún espectáculo es unipersonal, pues un solo actor necesita y potencia el trabajo de un grupo, de un colectivo. El teatro en sí es un hecho colectivo y, en este caso, se transmite a partir de un personaje que interpreta un solo actor”.

Al igual que Allende…, CUBARTE quiso profundizar, en entrevistas exclusivas, sobre otra puesta en escena concebida como próximo estreno, por parte de este grupo de dramaturgos argentinos y que, al decir de su escritor Quebleen: “expondrá los momentos previos al asesinato de Ernesto Che Guevara en la escuelita del pueblo de La Higuera, en Bolivia. Esperamos estrenarla para el año 2017, con motivo del Aniversario 50 de su asesinato”.

Significó igualmente que “será otro monólogo o puesta en escena unipersonal al igual que Allende… pero en ella no hallaremos un discurso ideológico, ni político, sino humano. El Che hombre, el combatiente que está consciente que lo van a asesinar en pocos minutos. Y, durante ese tiempo, piensa muchas cosas –e incluso, con cierta ironía--, como por ejemplo, quién será el tipo que lo matará –pues si mide un metro de altura, sería una gran vergüenza--; al ser ateo, trasciende su pensamiento con la religión: si las cosas se han hecho mal en el mundo, pues hay que crear otro Dios…”

Afirmó Quebleen que cada obra que escribe “me lleva entre dos y tres años de investigación. No soy prolífico, y es que a veces me meto en tremendos enredos. Sí escribo desde que tenía quince años de edad, y son 78 los que cumpliré próximamente. Además de esto, de escribir, no sé hacer otra cosa. Tan siquiera colocar un clavo en la pared”.

A continuación confesó que “a los quince años dejé de estudiar y como mi padre era muy amigo del director del periódico La Tribuna, en la ciudad argentina de Rosario, encontré allí trabajo de inmediato. Hace 63 años atrás el Periodismo era algo romántico, y aquel director le aconsejó a mi padre que yo no estudiase la carrera, que pasase a trabajar con él pues en la práctica iba a aprender mucho más. Así, comencé a salir todos los días a la calle con distintos reporteros… Y cómo aprendí con cada uno de ellos. Fue así cómo llegué a ser periodista autodidacta. Con el tiempo he trabajado, además, como periodista en la televisión de Estados Unidos, y en la de México.

¿Por qué ha traído a su trabajo periodístico personalidades políticas o de renombre universal?

“Porque ellas me buscan, y cuando me siento a escribir me siento muy feliz. Si por ejemplo, escribiese comedias sentiría que estoy perdiendo mi tiempo. Hay cosas muy importantes acerca de las cuales hablar o escribir, para perder el tiempo en otras cosas. Sí respeto las obras de género humorístico…pero yo trato de rescatar algo; de pensar en cuestiones más relevantes y acordes con nuestros tiempos. Incluso, me meto con personajes que están aún vivos pues, en términos históricos, soy del criterio que Salvador Allende no ha muerto, y que el Che tampoco está muerto…En estos momentos me encuentro trabajando en dos figuras de la vida política y social argentina: Perón y Evita. Aún continúan vivos para todos, no obstante ser difíciles de trabajar. Todos, no sólo son personajes de gran trayectoria universal, sino que también representan el símbolo de la dignidad humana”.

En el caso del actor (profesional) Jorge Booth, éste comentó a CUBARTE que se hizo actor “ya de grande, pues de chico estudié teatro; asistía también a muchísimas funciones de cine, no obstante trabajar en el comercio exterior. Algo que no tenía nada que ver conmigo. Decidí entonces un día –recuerdo que coincidió con mi segundo divorcio, a los cuarenta y pico de años--, empezar a hacer lo que me gustaba. Y fue entonces que me decidí por la actuación. Empecé a escenificar algunas obras en grupos de teatro independientes en la Argentina; luego, me empezó a picar el bichito de cómo sería trabajar con una cámara delante, y fue cuando empecé a hacerlo en una escuela de cine –mi país es el que mayor número de escuelas de cine posee en toda América Latina--; todo esto me gustó mucho. Seguidamente hice castings para televisión, cine y teatro siempre en la Argentina, pues vivo en Buenos Aires. He salido de mi país, gracias a esta obra escrita por Rodolfo Quebleen, que nos ha permitido llevarla a las escenas de Venezuela, Chile, Cuba…"

¿Cómo calificar  la acogida de Allende… en Chile?

“Nuestra primera función en Chile tuvo lugar en enero del 2014, y se produjo gracias a la invitación que nos hizo el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos de ese país, donde se halla expuesta toda la historia referida al golpe contra el Gobierno de la Unidad Popular, la figura de Allende, además de elementos bibliográficos (y de todo tipo) sobre los años de la dictadura de Augusto Pinochet. Fueron a verla gente del palo, como nosotros decimos; gente que apoyó y que todavía recuerda a Allende y a su gobierno, al igual que gente que no tenía nada ver con la extrema derecha. Los pinochetistas, por supuesto, no se aparecieron para nada a verla. Jamás olvido que, al finalizar aquella primera función en Chile, la gente nos aplaudió muchísimo; hubo muchos que se marcharon llorando. En mi caso personal, cuando salí nuevamente a escena a agradecer los aplausos, tampoco pude contener las lágrimas. Fue una puesta realmente emocionante. Te reitero: jamás la olvido.

“En ese país realizamos cuatro funciones. La última fue en mayo del 2014. Después visitamos Venezuela para presentarla en el Festival de Teatro de Maracaibo, al igual que la llevamos a escena a la capital de ese país”.

“En relación con el estreno en el 2017 de la obra relacionada con el Che –ya escrita por Quebleen, pero inédita aún--,  en ella no podré desempeñarme como actor pues tengo 59 años y al Comandante Guerrillero lo asesinaron a los treinta y nueve. NO es el caso de Allende, quien cae combatiendo con 65 años de edad. La pieza sobre el Che sí me gustaría dirigirla (como estreno mundial) e incluso, ya tengo un actor que podría ser muy potable y con la edad conveniente para representarlo en las tablas”.

¿Han experimentado, en algún momento, llevar este tipo de obra de teatro a imagen televisiva o cinematográfica?

“Hasta el momento no lo hemos pensado, pero sí creo sería una buena idea, muy interesante, sobre todo para televisión. En relación con la de Ernesto Guevara, en principio tenemos el proyecto de presentarla como estreno mundial (reitero) para el 2017, con motivo del aniversario cincuenta de su asesinato; al igual que hicimos con Allende… que la estrenamos con motivo del aniversario 40 del golpe militar fascista. Quiero agradecer también la gran acogida que esta obra ha tenido por parte del público cubano. Los aplausos han sido muy sinceros”.