Los 80 febreros de Pedro Miguel González Pulido


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Pulido, así de simple o Maestro Pulido, es como se conoce a esta persona humilde que el 23 de febrero de 2022 arriba a sus ocho decenios, lleno de vida, con mucho optimismo y altruismo, transmitiendo la idea de su gran deseo por continuar aportándole a las artes plásticas, a la docencia y a la sociedad.

La Habana lo vio nacer en 1942 cuando el mundo se debatía entre la vida y la muerte en la Segunda Guerra Mundial. Hoy, esta personalidad galardonada con la Distinción por la Cultura Nacional, continúa enseñando como integrante del claustro de la Academia San Alejandro y liderando, por más de veinte años, el proyecto comunitario Cintio Vitier, con la participación de niños, niñas y adolescentes de las barriadas de Colón del Vedado, Nuevo Vedado y La Dionisia, del municipio capitalino de Plaza de la Revolución.

El nombre del proyecto es un homenaje al gran martiano que fue Cintio y por la esencia martiana de este proyecto. Cada sábado, en dos sitios, funcionan simultáneamente las clases de dibujo y pintura con los pequeños y medianos que acuden ávidos de mostrar sus aptitudes o al menos, divertirse.

No tiene la finalidad el proyecto de formar profesionales de las bellas artes sino encauzar mediante ellas las energías psicológicas de los que saben querer y nacieron para ser felices, sin embargo, varios son los que comenzaron allí, pintando un fin de semana y hoy son profesores o alumnos de San Alejandro y del propio proyecto y ese es uno de sus legados.

Lázaro Moreira Salas “Lazarito” y Amhed Pérez Núñez, de 24 y 17 años de edad, son ejemplos de ello. El primero, ya graduado y el segundo, a punto de lograrlo. Fueron alumnos del proyecto y después de San Alejandro y hace ya mucho, ellos mismos fungen como profesores del proyecto, una especie de alumno-ayudantes.

Como el tiempo corre velozmente, y las generaciones con él, la pinareña asimilada capitalina en el reparto Guiteras, de La Habana del Este, Ana Laura Cabarruy García, quien se iniciara en estas lides en su natal Vueltabajo, fue alumna en el proyecto del profe Lazarito y por supuesto de Pulido y hoy cursa el primer año en la academia y a la vez, es ahora alumna-ayudante o profesora en el proyecto comunitario. Para su examen de oposición presentó un “Retrato de Pulido” que su maestro exhibe con orgullo en su estudio.

Pulido se multiplica en sus estudiantes. Constantemente pasan por allí, convertidos en hombres y mujeres de bien, de diversas edades, que un día fueron sus pupilos o pupilas y hoy son profesionales del pincel o trabajan en cualquier oficio o profesión, pero todos y todas coinciden en que, el maestro coadyuvó a la formación de sus personalidades.

Y sigue corriendo el tiempo. Darelys Guerra Valdés y Vanessa Puentes Santamaría, también estudiantes del año inicial en la academia, se suman como alumnas-ayudantes a enseñar en el proyecto, motivadas por las experiencias que con ellas han compartido los que llevan tiempo participando. Darelys, guanabacoense, hace la travesía cada fin de semana desde la villa de Pepe Antonio hasta las inmediaciones del puente Almendares en que se encuentra el estudio de Pulido, un recorrido extenso igual que el de Ana Laura y ello habla mucho del amor a la tarea. Entre los niños, aunque por supuesto, son casi todos de la barriada, una niña transita desde Managua hasta allá porque se siente bien y para su familia no hay recursos mejor empleados.

Quizá por ello, el proyecto comunitario Cintio Vitier ha sido nominado varias veces para el Premio Nacional de Cultura Comunitaria y en una de ellas alcanzó el tercer peldaño entre los finalistas.

Recientemente recibió otro reconocimiento y es que, sus predios fueron la sede del Encuentro Anual de proyectos comunitarios auspiciados por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), de la cual es miembro Pulido, en la provincia de La Habana, y hasta allí acudieron los líderes de los más diversos proyectos capitalinos y la vicepresidenta primera de la organización vanguardista, Marta Bonet, para apreciar la obra de más de dos décadas.

El proyecto ha sido expuesto y reconocido en varias latitudes: México, Estados Unidos, Austria y Reino Unido, lo han acogido, pero también ha sido visitado en Cuba por delegaciones de tantos países que sería engorroso enumerar.

II

Pedro Miguel González Pulido corrió en su primera infancia por las calles de la barriada de Jacomino, en san Miguel del Padrón y después su familia fue a vivir al edificio Carreño, de Malecón y 23.

En 1958, contando 16 años, aprobó para iniciarse como estudiante en la Academia San Alejandro. Época difícil para un joven de familia humilde y mientras estudiaba, trabajó como chapeador de áreas verdes y en la campaña anti-aegyptis, para sostenerse y ayudar a su familia. Su profesor Fausto Ramos definiría su destino. ¡Será escultor!, sentenció y así fue, pero primero fue dibujante.

Una vez graduado en 1961 comenzó a trabajar como dibujante en el Ministerio de Comercio Exterior donde recuerda que coincidió con el Ché en el ascensor del inmueble, en una visita de este al organismo. Aún no había cumplido los veinte años, la escolta del comandante lo conminó a salir del equipo, pero el Ché ordenó que lo dejaran y así, ocasionalmente, Pulido fue por unos minutos, su compañero de viaje.

Posteriormente trabajó, también como dibujante en el Comité Provincial de La Habana de la Unión de Jóvenes Comunistas y más tarde, mucho tiempo, en el Comité Nacional de la organización juvenil donde recuerda tareas muy importantes como las relacionadas con el inicio de la Operación Carlota en 1975, la misión internacionalista de Angola.

Ya como profesor de la Academia de San Alejandro, Pulido deja su legado, además de las cuatro décadas de labor, en el Simposio Internacional “Puerta de la amistad” inaugurado por Fidel, en medio del Periodo Especial.

La primera escultura dedicada al prócer José Antonio Aponte, más otra de Carlota y de Brindis de Salas y 150 esculturas funcionales más varios murales, entre los que se encuentra el dedicado al fusilamiento de los ocho estudiantes de medicina y los cinco jóvenes abakuá que los defendieron, en los tres barrios que abarca el proyecto, esculpidos o pintados por Pulido y sus alumnos, es la muestra más palpable del proyecto comunitario Cintio Vitier.

Por estos días comienza la transformación del barrio La Dionisia, a instancias del gobierno municipal de Plaza de la Revolución, y Pulido ha sido convocado porque mucho antes, desde el año 2000, este pintor y escultor con sus estudiantes del proyecto, comenzó a transformar el barrio. El proyecto transformó la esquina yerma de las calles Protestantes, 2da y Colón en el “parque del dominó”, así llamado por la escultura de una ficha de ese juego; el local de un punto de leche abandonado fue convertido en biblioteca y aula comunitaria donde se han hecho múltiples actividades, entre ellas, un curso inédito de lengua creole impartido por Marcelo Gómez Sánchez, miembro de la Asociación Caribeña de Cuba. El proyecto auspició también, la película de producción independiente “Amor de Maní”, con niños como protagonistas.

En fin… la Dionisia no comienza ahora a transformarse, ya el proyecto comunitario Cintio Vitier dirigido por Pedro Miguel González Pulido, la ha estado haciendo por 22 años sin interrupción.

En la barriada de Colón del Vedado, la impronta está en cada cuadra y esquina de la demarcación limitada por las calles 23, Zapata y 28, incluyendo el bellísimo “parque cumpleaños 90 de Fidel” inaugurado el 13 de agosto de 2016, en la céntrica esquina de 26 y 27, donde existió un comercio que se derrumbó.

Los discípulos de Pulido definen su proyecto de forma singular. Para Lázaro es tradición. Para Amhed es cultura. Ana Laura lo califica como legado; para Darelys es compromiso mientras para Vanessa resulta interesante.

Valen los 80 años de Pulido con una obra social trascendente y desinteresada, en la que se hace suya una divisa martiana: creer en el mejoramiento humano y la utilidad de la virtud.


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