LOS ALDAMAS: ALARDOSOS RECORDISTAS
El origen de una estupenda edificación capitalina
Sí, ya sé que aquel inmueble es una joya de nuestra arquitectura neoclásica. Y todos coincidiremos en cuanto a las excelencias del habanero Palacio Aldama.
Pero... ¿conoce todo el mundo de dónde salió la plata para erigir esa maravilla? Comencemos por el principio, que es como deben ser las cosas.
El clan tuvo su origen con la llegada del vizcaíno Domingo Aldama, uno de aquellos “indianos” que arribaron al Nuevo Mundo con alpargatas en los pies y sueños de riquezas en la testa.
Comenzó Aldama como humilde dependiente, midiendo yardas de tela y varas de encaje, pero, ni corto ni perezoso, dio el “braguetazo”, o sea, se casó con la hija de su patrón. No obstante, ése fue sólo el principio de la fortuna de la familia Aldama.
Tirar la casa por la ventana
El vizcaíno Domingo Aldama pronto anda organizando expediciones a Guinea o a Loango. Y no era precisamente para efectuar investigaciones científicas sobre la flora o la fauna del continente negro, sino para traer carne humana.
El que fuera mísero inmigrante en alpargatas, ahora pudiente negrero, se construye un palacio que es el sueño de un advenedizo, transformado en piedra. Y, cuando van a casar a un familiar en el palacio, proyecta llenar el piso del colosal comedor con monedas de oro.
Pero las autoridades se lo impiden, pues no aceptan que se pise, por una cara, la efigie de la soberana, y, por la otra, la enseña española.
Pero, según afirma la tradición popular, aquellos tremendos ostentosos se salieron con la suya. ¿Saben cómo? Pues... ¡poniendo las monedas de canto!
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