Los amores de Manuel Corona


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Mucho se ha comentado sobre las infidelidades y pocos duraderos amores de los trovadores. Se dice que estos cambiaban frecuentemente de amantes, esposas o novias. Que sus relaciones no eran duraderas y que llegaban a tener en su vida una larga lista de nombres de mujeres con las cuales habían tenido relaciones.

Pienso que esto se debe, en parte, a que algunos trovadores, como por ejemplo Miguel Companioni, de Sancti Spíritus, o el caibariense Manuel Corona, compusieron cada uno más de cincuenta obras musicales con nombres de mujer. Sería imposible que con cada una de ellas hubieran tenido algún amorío, aunque hubiera sido efímero.

Conozco casos de trovadores que han sostenido un matrimonio por más de setenta años, como el del santiaguero Emiliano Blez, que permaneció casado con Elisa Salazar durante setenta y cinco años; al igual que el espirituano Carlos Díaz de Villegas “Tata”, el cual estuvo junto a Magdalena Vilaseca por igual período.

Pero volvamos al caso de Manuel Corona. No fue felíz en sus amores.

La única mujer a quien amó de verdad y, según parece, contrajo nupcias con ella fue con Eulogia Real, a quien le decían “Yoya”. Le dedicó varios boleros, como los titulados Te quiero tanto, Mi amor, A Yoya y otros que no fueron inscritos y se perdieron.

Corona, según él mismo declaró, se enamoraba frecuentemente, y ante cada amor o fracaso surgía la inspiración para componer un bolero o una canción.

Pero miren lo que son las cosas de la trova. Su más famosa canción y la que más ha perdurado, ya que tiene cien años de creada, la célebre Longina, es una obra por encargo del Comandante del Ejército Libertador y destacado periodista Armando André.

Cierta noche conoció en una recepción en el domicilio del senador Martín Morúa Delgado a una hermosa joven llamada Alfonsa Rosado, e inspirado en su belleza le compuso Las flores del edén y La Alfonsa. Pero ese amor no tuvo mayores consecuencias.

Con una mujer llamada Mercedes, sí tuvo un gran amor.

Mercedes la que mi alma

Consuela sin cesar

Que siempre me ha querido

Con férvida pasión.

Con esta Mercedes, de apellido Martorell, se despidió con el bolero Últimas palabras.

Corona tuvo una hija con Mercedes, llamada María Luisa. Falleció cuando solo contaba con cinco años de edad, y le inspiró una triste canción titulada Voló María Luisa. Era un ángel.

Con “Yoya” también tuvo una hija, que se suicidó a la edad de 17 años. Se dio candela. Le inspiró la canción Se fue Fela. Según me afirmó un gran amigo de Corona, Félix Cobo, esta infeliz muchacha tenía el apellido Corona. Se llamaba Rafaela Corona por lo que se deduce que el trovador estuvo casado con su mamá Eulogia Real ¨Yoya¨.

En 1901, Corona tuvo amores con una mujer llamada Leovigilda Ramírez, a la que le dedicó el bolero Doble inconsciencia. Según se desprende de sus versos, esta se dedicó al innoble ejercicio de la prostitución.

Cuan falso fue tu amor,

Me has engañado

El sentimiento aquel era fingido

Y más adelante expresa:

¿Con que te vendes, eh?

No creas que te odio y te desprecio

Y aunque tengo poco oro y poca plata

Y en materia de compras soy un necio

Espero que te pongas más barata

Y se que algún día bajarás de precio.

Con una tal Aurora también sufrió un desengaño. En uno de sus versos dice:

Ay, Aurora me has engañado

Y más adelante señala:

Castígala gran Dios

Con mano fiera

Que sufra mucho

Pero que no muera

Ay, Aurora yo te quiero todavía

El alma noble y pura del trovador la perdona. Como otros trovadores tuvo amores, pero no fue feliz con ninguno. A pesar de su vida llena de penurias y sinsabores, amó a las mujeres que le ofrecieron amor. Pero más que a ninguna otra como a Eulogia Real ¨Yoya¨.

El día que tú me olvides,

Se que mi amor morirá,

Morirá al instante toda mi fe y mi ilusión

Y sólo mi lira me consolará.


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