Los girasoles se mueven buscando siempre el sol, no el dinero; son símbolos de amor, vitalidad y energía, jamás de demencia ni servilismo a quienes mueven hilos desde el exterior. El 8 de septiembre es el día de la Virgen de la Caridad del Cobre, la Santa Patrona de Cuba, no de la mentira y las escenas de mal gusto.
Molestan, y mucho las maniobras realizadas para convertir este día y esa combinación de símbolos en algo contra Cuba y las esencias mismas de este pueblo. La convocatoria la hacen los de siempre, carentes de sensatez y dignidad, esos mismos que son capaces de casi reventarse la cabeza dando con la frente contra una mesa, para luego fingirse víctimas. Los mismos que forman una pandilla ridícula, cuyos integrantes se fajan entre ellos para recibir más dinero e intentan justificar el financiamiento que le suministran precisamente para obras como la que pretenden ahora, la cual han planificado también con grafitis y exigencias de un imaginario cambio de sistema en el país.
Mencionan, además, una supuesta ayuda humanitaria, que solamente forma parte del performance. ¿Por qué no exigen mejor el fin del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, que se ha recrudecido durante los últimos meses? ¿Por qué no repudiaron las nuevas medidas aplicadas por el gobierno de ese país y las acciones que impedían la llegada de ventiladores respiratorios a Cuba y otros recursos de importancia para contribuir a la vida de las personas en medio la lucha contra la Covid-19? ¿Por qué tanta falsedad? Definitivamente no tienen ni un mínimo de ética ni decoro.
La Virgen de la Caridad del Cobre es también mambisa. Algunos historiadores aseguran que Carlos Manuel de Céspedes, Padre de la Patria y Primer Presidente de la República en Armas, al entrar en Bayamo con las fuerzas liberadoras en octubre de 1868 hizo que se convocara a una solemne misa en honor a la Virgen de la Caridad, poniendo bajo su protección al naciente ejército cubano.
En su artículo La virgen mambisa, el sobresaliente etnólogo y antropólogo Fernando Ortiz, cita a otros patriotas como Fermín Valdés Domínguez, fraterno amigo de José Martí, quien expresó: “La milagrosa y cubana Virgen de la Caridad es santa que merece todo mi respeto porque fue un símbolo en nuestra guerra gloriosa”.
Ortiz añade que “no faltan finas leyendas y curiosas anécdotas de la vida de la manigua liberadora en que la Virgen de la Caridad del Cobre apareciera «dando machete» a la tropa española”. En 1915, los propios veteranos de las primeras guerras patrias le pidieron al Papa Benedito XV que la declarase Patrona de Cuba. En la carta dirigida al Sumo Pontífice expresaron:
“No pudieron ni los azares de la guerra, ni los trabajos para librar nuestra subsistencia, apagar la fe y el amor que nuestro pueblo católico profesa a esa Virgen venerada; y antes al contrario, en el fragor de los combates y en las mayores vicisitudes de la vida, cuando más cercana estaba la muerte o más próxima la desesperación, surgió siempre como luz disipadora de todo peligro o como rocío consolador para nuestras almas, la visión de esa Virgen cubana por excelencia, cubana por el origen de su secular devoción, y cubana porque así la amaron nuestras madres inolvidables, así la bendicen nuestras amantes esposas y así la han proclamado nuestros soldados”.
En 2016 Benedicto xv concedió la petición y fijó su festividad para el 8 de septiembre. Fue el 10 de mayo de ese año cuando proclamó a la Virgen como Patrona de Cuba. El actual Santuario donde se conserva la imagen fue inaugurado 8 de septiembre de 1927, y medio siglo después el Papa Pablo VI envió como delegado suyo al cardenal Bernardín Gantín, portador de la Bula Papal, por la que se proclamó Basílica Menor al hasta entonces Santuario Nacional. El Papa Juan Pablo II la coronó como Reina y Patrona de Cuba el 24 de enero de 1998.
En cuanto a los girasoles ya mencionamos su capacidad de girar buscando la luz del sol, proceso denominado heliotropismo. Según algunas bibliografías de ahí viene su nombre: helio en griego significa sol y tropo quiere decir “volver”. El girasol es la planta que se vuelve buscando el sol, se asocia también al amor y la energía. El ritual empieza cuando el sol empieza a despuntar y se detiene cuando cae la noche.
Muy diferente es el simbolismo de la Virgen de la Caridad del Cobre y los girasoles a la calaña de las personas que ahora intentan enarbolarlos. Lo hacen además en medio de la batalla contra el coronavirus que se desarrolla en esta nación, como en todo el mundo.
Maniobras como estas faltan el respeto a nuestro pueblo y constituyen muestras de que a esos personajes ni siquiera les importa la vida de quienes viven en este archipiélago de valor, dignidad y respeto y amor verdadero a su Patrona mambisa.
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