Los habitantes poéticos de Darién Peña


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Los habitantes poéticos de Darién Peña

Viene de una familia que canta y toca la guitarra. La poesía le brota del alma. La escribe, la presenta a concursos, y gana. Es licenciado en Ciencias Pedagógicas, en la especialidad de Informática, y cofundador del proyecto cultural-editorial Callejas, donde edita y manufactura libros para regalar.

Entre sus aplausos se incluyen una Mención en el concurso Poesía de Primavera en 2021, el Premio Calendario en 2022 y el Ciudad de Santa Clara (2023). Parece siempre incansable, entre versos y música. Es usual verlo en diferentes provincias, como si tuviera un pacto para conseguir pasajes en estos tiempos de tanta complejidad para moverse. Textos suyos aparecen en varias revistas y en la antología Trinidad de Cuba, ciudad que me habita. Apasionado por la obra martiana, Darién Peña Prada cultiva formas clásicas en los versos, pero a la vez hay en su obra y en su forma de ser como persona un estilo muy propio.

Su madre ha sido esencial en su pasión por las letras. “Le debo toda noción de la literatura. Desde antes de saber leer, ella me leyó Las mil y una noche, La edad de oro, a Salgari, a los hermanos Grimm…; tanta buena literatura pasó a mí por su voz. Ella lee con pasión; detiene el paso de quien la escucha; es una suerte de maga. Sus compañeros de trabajo la llamaban Sherezade.

“Si escuchas a mi mamá leer los Fugitivos, de Carpentier o ¡Caballo!, de Onelio Jorge Cardoso, te darías cuenta de lo que digo. Ella fue profesora de Español -Literatura. Vi como un aula de estudiantes del preuniversitario lloraba porque estaba dando la clase de Miguel Hernández, y para eso interpretaba con su guitarra la versión de Joan Manuel Serrat de Nanas de la cebolla, y todos lloraban, emocionados.

“Alguien, que desde pequeño ve tangiblemente el impacto que tiene la literatura en las personas; algunas de las cuales ya mayores vienen y le agradecen su lectura de Diles que no me maten, o Caballo de coral…, siente inevitablemente algo especial… Cuando desde pequeño vives ese poder… no tienes más remedio que dedicarte a la literatura”, expresa quien tiene entre sus referentes al poeta holguinero José Luis Serrano.

En su casa palpita una especie de alma trovadoresca y creativa en general, un hervidero de artistas, sobre todo músicos. “Desde mis parientes (que quien no desempeña esa manifestación como modo de vida, sabe tocar al menos un instrumento, cantar, hacer diferentes voces…), hasta el peregrinar de tantos artistas que de cualquier lugar del mundo vienen a ver a Isabel Bécquer, La Profunda, trovadora de Trinidad, y siempre se arma la descarga.

“La trova es el género musical óptimo con el que se levantan los andamios cardinales para trabajar la poesía, pues sus letras exigen obligatoriedad en el vuelo poético. Si todo esto lo ubicas en una villa tan hipnótica como Trinidad obtienes el sitio definitivo para crear. La propia villa tiene un ritmo que permite la contemplación y por consiguiente la creación. Poquísimo le escribo directamente a Trinidad, aunque ella está en cada línea. Ancha deuda he contraído con esta villa y algún día la subsanaré, incluso tengo un proyecto por ahí, pululando, que, de concretarse, creo que pagaré, al menos los intereses”, agrega sonriente.

Las décimas y la tradición poética fluyen por sus venas y la mente. “Las formas clásicas, al ser estructuras con un ritmo específico, una métrica, son las que más se acercan a la música. El primer poemario que escribí fue en verso libre. Ese poemario no existe ya, pero me dejó la enseñanza de que necesitaba algo más que no encontraba en esa forma, algo que no estaba en lo discursivo, le faltaba música.

“Fue entonces que comencé a inclinarme por las estructuras cerradas y hallé ahí un camino que me convenció. No le encuentro nada deleznable a la prosa poética o al verso libre, solo veo una sobreabundancia de sus cultores en La Isla y un camino nuevo en estas formas clásicas que creo que está renaciendo en nuevas voces. Convencido estoy de que vale mucho la pena el experimento.

“La mayor parte de lo mejor que he leído en los últimos 10 años de la poesía cubana está en décimas, sonetos, verso blanco, además, son estructuras muy infravaloradas en la vida cultural. Creo fervientemente que una buena parte del testimonio futuro de la poesía cubana está en las estructuras clásicas”, dice quien en Bestia contextual nos brinda poemas como Silencios, Fe de errata, Estado de confort, Ciclos, Anatomía, La sombra del vencido, El destierro de las horas, A cualquier costo, y Elogio de la antropofagia.

Nos comenta que hay momentos en los que el acto creacional fluye mejor. “Este llamémosle éxtasis, por muchos motivos, incluidos los políticos, económicos, artísticos…, fue ganándose una costra de algo divino que ha sobrevivido hasta nuestra época, entonces creemos en demasiada medida en las funestas musas.

“Digo funestas porque dan una sensación de confort en la espera de que nos rodeen, y con su hálito divino nos inspiren a hacer la creación mayor. Creo que la idea de las musas es culpable de más asesinatos que nacimientos; asesinatos por privación de génesis. Apuesto por el trabajo cotidiano como fuente de creación; aunque, por supuesto, todos los días no nace un poema poderoso, a veces no nace nada”.

Añade que para esos casos está la disciplina, “para que en momentos de sequías creativas se estudie, se haga ejercicios… Creernos superiores a otros artistas que tienen que conocer y practicar su instrumento diariamente para poder ejecutarlo en el momento con precisión y gracia artística me parece demasiado presuntuoso. Cuántas horas se le dedica al violín, a la guitarra, al piano; cuánto entrena un deportista de alto rendimiento; cuánto un ebanista o un bailarín.

“Si no tenemos el suficiente tiempo por la vorágine de la vida se le debe dedicar todo lo que se pueda y situarlo en nuestra lista de prioridades. No se debe pensar en los poemas que hayan nacido de las musas, si no en los que no están naciendo por ausencia de disciplina”, refiere quien considera que la sociedad está ávida de poesía, solo hay que izarla ante sus ojos.

Para él ser poeta es mucho más que escribir versos. “Es también una actitud… Uno debe observar con ojos de símbolos, analogías, por eso parece que siempre se está distraído y en alguna medida es verdad; solo que se está concentrado en elementos en los que no es común hacerlo. Entonces nos achacan la distracción como atributo primordial sin ser así.

“Es una actitud psicológica primero. Luego viene una parte muy dialéctica: se asume una responsabilidad al traducir lo que creo importante en símbolos para que mi receptor lo entienda a nivel celular, eso por una parte suena muy responsable… y por otra está el asumir el acto de creación como un juego. Si dejo de jugar cuando estoy creando me aburro, y si me aburro ya está muerto lo que estoy creando. Te diría que ser poeta es mantenerse en un estado de recepción profunda de la realidad, para construir una obra de arte mediante un juego muy serio”, manifiesta este joven que asegura tener gustos sencillos, y en especial una simbiosis profunda con la naturaleza, sobre todo con el mar.

Darién habla con entusiasmo sobre el libro Bestia contextual, presentado por primera vez en la Feria Internacional del Libro de La Habana, en febrero de 2023. “La Casa Editora Abril hizo muy buen trabajo, incluso en un momento tan difícil para su impresión por la falta de insumos, sacó los mil ejemplares correspondientes, y con una calidad satisfactoria. Bestia… no para de darme alegrías. Los lectores pueden encontrar en sus páginas las preocupaciones personales, los cuestionamientos éticos que le tengo a la sociedad en mi espacio de tiempo, escritos en la estructura del soneto. Encontrarán ante todo un libro sincero”. 

La familia es motivo de alegría para él, pues siempre le ha dado apoyo y a la vez independencia, una sensación de libertad para caminar su senda silbando y contento.  “Mi mayor aspiración es mantenerme siendo un escritor sincero y útil. Sincero para exponer al mundo algo mío sin tibiezas. Si uno es honesto lo resultante va a ser nuevo, pues la visión del mundo es individual. Aunque haya muchas lagunas comunes, lo esencial, es propio.

“Creo que, junto a las Musas, la necesidad e intento de ser original o novedoso es una de las primeras causas de suicidio escritural. Y la utilidad de la poesía está en el concepto martiano de acompañar. Roberto Manzano tiene una teoría muy interesante sobre el tema. Si uno logra acompañar a alguien con su verso, estará alcanzando su grado máximo de utilidad”.

EN BUSCA DE LA BELLEZA

El proyecto cultural editorial Callejas es otro de sus empeños constantes en el afán de cultivar la belleza, el cual fundó junto a su compañera, Adriana, en el año 2015. “La esencia de este es, con nuestros propios medios, editar y manufacturar libros para regalar. Cada ejemplar pasa por la manufactura de Adri.

“Ella lo ilustra, lo teje, lo convierte en objeto de arte; por eso cada ejemplar es único. Son numerados y regalados a instituciones, personas de la cultura, amigos de los autores... Preparamos un lanzamiento tratando que nada tenga de convencional, juntamos todas las artes que estén en nuestras manos. Ahora somos cuatro oficialmente: Jose Brito y Andrés Castellanos también se sumaron.

“Hay muchos amigos haciendo su parte de viga de carga: Verónica Medina, Yoandy Ramos, nuestras propias madres y un sinfín de colaboradores que sin ellos nos fuera imposible continuar. Cada uno tiene su rol preciso en el proyecto, y así avanzamos.

“Lo que nos proponemos es entregar al público un objeto con un valor agregado, además de la obra escrita, que el libro tenga el trabajo lo menos automatizado posible a ras de piel”, añade quien recomienda a otros poetas jóvenes, incluido el santaclareño Joel Herrera, aún inédito y “con una visión poética que aseguro dará mucho de qué hablar cuando sea publicado”. También el espirituano Yunier Mena Benavides, los tuneros Eduardo Rosell y Sandro David Leyva, el avileño David Molina, el holguinero Antonio Herrada y José Ernesto Nováez, de Villa Clara.

“También debo mencionar a dos que no están en el canon de jóvenes por la edad, pero creo imprescindibles para la poesía cubana: Junior Fernández Guerra y Jorge García Prieto: dos tipos que son un manotazo a la insipidez. Esa es mi lista”, asegura quien se considera altamente leal, y disfruta acampar y participar en festivales, aunque le agobia el ajetreo de las ciudades.

Añade que Cuba es la isla de los poetas. “Sin importar que una generación pueda ser más prolija que otra en materia de creación siempre hay alguna luz. Estoy feliz al ver las hornadas que se están formando; por dondequiera hay derroche de talento. Unos necesitan pulirse, otros tienen el pulso de su época mejor domado, pero en general creo que las próximas décadas de la poesía aquí van a ser luminosas.

“A mi juicio el principal desafío es el tiempo. En una época convulsa todo se remueve y la poesía reclama placidez. Los jóvenes van a tener que estar firmes y saber qué desean para que se mantengan creando. La realidad económica se impone y es harto sabido que la literatura no es bienhechora de lo económico. Lo concreto aplasta a lo abstracto. Hay que saber ser etéreos por momentos, para que no se nos muera o prostituya la creación”.

Habla sobre José Martí con pasión inusual. “En mi opinión no ha existido una persona que encarne más nuestra Patria que Martí. Supo llevar ese peso en todos los aspectos humanos. Él es nuestra cima; nuestro gran incomprendido y unificador. En él está nuestra medida de lo humano, nuestra medida de la ética. Me vienen unos versos a la mente de ese gran poeta nuestro que es Carlos Galindo Lena con los que cierra su poema Aquí está la carne: Habían arrancado dos almas de tu cuerpo/ porque también, sobre la tierra herida, volaba el alma de la patria.

“Para ser consecuentes con nuestro Apóstol se debe ser útil y justo; honrado y bueno. Ese listón marca el signo que debemos seguir. Con su poética trato de ser consecuente dejando abierta una fe en la humanidad, que casi nunca encuentro en mi poesía…, pero trato”.

                                         

Casi al final de la conversación expresa que la AHS es, con todas sus contradicciones y su funcionamiento perfectible, quien lleva la antorcha encendiendo el océano. Como prueba de esto alego todos los festivales que realiza a lo largo del país (la lista es larga). Ellos funcionan como encuentros de jóvenes y no tan jóvenes en torno al arte, a la creación. Sin estos festivales, a la mayoría de sus asociados y otros asistentes les resultaría muy difícil, para no decir imposible, desplazarse entre ciudades y convivir durante varios días en una Isla azotada por una crisis económica profunda.

“Con la Asociación he podido tomarle el pulso a la literatura joven de nuestro país, más allá de lo publicado. Espero que los recortes presupuestarios y la mercantilización de la cultura, ambas cosas muy de moda, no vengan a socavar tanto ingenio y sudor con el que se han erigido estos espacios fundamentales”.

Darién Peña Prada anda por la vida con el deseo de hacer todo lo posible. Sonríe ante los aplausos, y continúa. Asegura que su único sueño es que le alcance el tiempo. “El tiempo es la única moneda de cambio. Saber dónde invertirlo, qué sacrificar, a qué darle prioridad, por qué, es siempre un ejercicio espinoso…

“Mi felicidad es directamente proporcional con la libertad que tengo para escoger en qué invertir mi tiempo y no derrocharlo en las pantallas que la vida va disponiendo enfrente como una obviedad. Así que mi sueño en el mundo creativo es que al asomarme al umbral de mi ser, donde se encuentran todos los proyectos en forma de feto clamando por nacer, pueda escoger correctamente quién saldrá a la luz y quién, a pesar mío, me habitará por siempre”. 


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