Los Revisteros, un grupo de alta tensión intelectual


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Centro Cultural Dulce Ma. Loynaz

Sin lugar a dudas un evento de primer orden, por su amplio y profundo nivel crítico y participativo, lo constituyó el Coloquio Internacional de revistas culturales y literarias de Iberoamérica, que se desarrolló en el Centro Cultural Dulce María Loynaz, en esta capital, como colofón de la XXIV Feria Internacional del Libro.

En él convergieron la Conferencia “Revistas literarias de Latinoamérica”, dictada por el profesor y crítico literario Juan Nicolás Padrón, al igual que distintos paneles cuyos temas versaron sobre: El papel de las revistas literarias en el contexto sociocultural del siglo XXI —con los escritores Verónica Aranda (España), Víctor Hugo Toledo (Chile), Mara Pastor (Puerto Rico), el editor y crítico Rafael Grillo (Cuba), y los prestigiosos intelectuales cubanos Roberto Fernández Retamar, Reynaldo González y Eduardo Heras León. Como moderador, el investigador Alpidio Alonso.

Seguidamente, en horas de la tarde, fueron presentadas algunas de dichas revistas, al igual que fueron debatidos diversos temas —algunos controversiales por su frecuencia y tangencial dirección a través de los años, en especial, en nuestro país—; otros, emanados y producto de los irremisibles retos a los que convoca el desarrollo cada vez más galopante y globalizador de las nuevas tecnologías de la información. A todo ello se sumaron infinidad de anécdotas —algunas, por parte de autores extranjeros invitados—, experiencias primicias y actuales en la confección y preparación de cada publicación; memorias y diatribas de un pasado aún reciente y de un presente que aún espera por sus profundas expectativas, críticas de amplio y sugerente nivel constructivo…Y todo ello solazado en el siempre infinito hacer, decir y saber del cubano, de sus aspiraciones inmediatas de construir una nación cada vez más próspera, feliz y conocedora de los avatares del mundo del conocimiento fuera de sus fronteras.

Así se escucharon las voces de connotados escritores-revisteros como: la española, Verónica Aranda (Aúrea y La Manzana Poética); el Premio Nacional de Literatura Reynaldo González (La Siempreviva); el cubano Edel Morales (director de La Letra del Escriba); los también cubanos Jorge Enrique Lage (El Cuentero), José Ramón Sánchez y Oscar Cruz (La Noria); el investigador y compilador, Desiderio Navarro (Criterios); Nancy Morejón, directora de UNIÓN, y los reconocidos poetas Alex Pausides (tuvo a su cargo la presentación de Orto), Roberto Manzano y Alpidio Alonso (Amnios, revista dedicada a la Poesía, Poemarios y Poetas).

En el contexto referido a las revistas culturales cubanos se escucharon los criterios de panelistas como: Jorge Fornet (revista Casa de las Américas); Norberto Codina (La Gaceta); Desiderio Navarro (Criterios) y Fidel Díaz Castro (El Caimán Barbudo).

Con un grupo de alta tensión intelectual: los Revisteros

“Siempre he sido del criterio de que para iniciar una revista hay que tener primero muy en cuenta el contexto y, en Cuba, las revistas debieran ser, obligatoriamente, más culturales que literarias. Me di cuenta de que en Cuba no existían revistas puramente literarias y esto fue de lo que partí desde un inicio para la realización de La Siempreviva: lo que faltaba”, dijo el Premio Nacional de Literatura Reynaldo González, al intervenir en el Panel. “Mi concepto de revista, acotó, es que ella no solo informa la inmediatez, sino que también busca la base, los orígenes (…) La educación en Cuba ha tenido algunos vaivenes y defectos, y uno de ellos es el no profundizar en el pasado de la Cultura del propio país, incluso de  la Historia. Sin los conocimientos de la Historia de tu país malamente lo puedes querer; malamente puedes sentir que estas en una base cultural, política, de heroísmo, como ha sucedido en Cuba, con dos guerras independentistas, nutridas de mucho heroísmo, muchos movimientos armados y, sobre todo, muchos cambios políticos. Y ello no es una excepción en América Latina.

“(…) Me molesta mucho escuchar, de forma peyorativa, aquello de: ¡Qué República era aquella! Porque en realidad aquella República no era ni mejor ni peor, con sus accidentes políticos, dictadores, alzamientos políticos, cambios profundos —radicales algunos, otros menos—; se tiende todo ello a subestimar con esa expresión (…) Nuestra Academia de la Historia está exenta de una revista propia, ansiedad que quiere cumplir en algún momento (…) En el caso de La Siempreviva, hemos obviado las polémicas, pues éstas son material combustible que no va a quedar. Preferí hacer, entonces, una revista legible —porque los juegos formales y tipográficos obstaculizan en realidad la lectura—. Algunos números, por ejemplo, empiezan a ser monográficos contra mi voluntad. Es el caso de este número dedicado a Julián del Casal, poeta fundamental en nuestra Cultura, de quien se han hallado más de mil noventa y dos cartas inéditas (de él o hacia él), o con Gertrudis Gómez de Avellaneda (doña Tula) ocurrió lo mismo, al tener acceso a un extraordinario álbum impresionante de misivas. Estos fueron asuntos imprescindibles para ambas publicaciones.

La Siempreviva no presenta mucho color (tan solo cuatro páginas lo poseen), no necesita tanto; y somos tres personas quienes la elaboramos: un diseñador magnífico (Pepe), un editor (profesor José Antonio Baujin) y un director, quien les habla. La publicación está adscripta a la Editorial José Martí (…) Nos hemos centrado en la realización de una revista que sea extraordinaria, que seduzca, y que constituya a la vez un homenaje a otra de igual titulo que existió en 1838 en La Habana, bajo la dirección del destacado bibliógrafo cubano Bachiller y Morales. No queríamos imitar a aquella, pero es que La Siempreviva es una flor que nunca muere, y es lo más que quisiéramos: que en el futuro otra persona la dirija también. Es una revista muy bella, pero aspiro a que sea aún más interesante”.

González especificó, asimismo, que en la Isla existe también una gama de revistas sobre teoría, crítica y análisis literario. Y acerca de esta última ejemplificó la revista Criterios, del investigador y compilador Desiderio Navarro (presente en uno de los paneles en esta oportunidad), “quien ha enseñado a varias generaciones de cubanos acerca de asuntos que no circulaban, se nombraban o no se subrayaban en nuestro país con la intencionalidad que se requiere sobre todo en la etapa de formación, o como intento de estar al día”.

En el caso de El Caimán Barbudo, su editor y periodista desde hace una década, Rafael Grillo, significó que si vamos a hablar de revistas literarias en el actual contexto del sigo XXI, no solo es el libro el que fue retado por las nuevas tecnologías, internet…sino también las revistas y, fuertemente. Pero a la vez nacieron posibilidades y oportunidades en nuestro contexto. En internet, nuestra revista cambia su temporalidad, pues puede ser desde semanal, mensual, bimestral, trimestral…y hasta anual. Y esta temporalidad no puede existir, si hablamos de revistas digitales (…). La distribución en internet, realmente no existe, pues el portal de internet es mucho más barato, pues es una revista que tiene ya su espacio que tienes tan solo que propiciar o provocar que la gente visite. Es un espacio que debes y tienes que periodizar y provocar que la gente lo aborde periódicamente”.

Sobre la presencia del “libro digital”, en un artículo de su autoría en dicha publicación (La mochila versus el paquete: otra pele cubana contra los demonios), Grillo destaca que : “(…) la literatura se salva sola (lo prueba el que los humanos no dejemos de escribir y de aspirar a ser autores) y la cuestión del formato o soporte es “efecto colateral” (ya la humanidad sobrevivió el tránsito de la piedra al papiro, de la transmisión oral al libro copiado y luego impreso, del periódico a la página web). Y cuando la preocupación es la decadencia y caída de casi todo el gusto, devuelvo la siguiente pregunta: “¿Si el mercado es capaz de vender hasta la excreta peor; cómo no v a ser posible hallar consumidores para los libros de calidad? Advierto que, en mi opinión, el blanco privilegiado y esencial debe ser que no siga decayendo el “hábito de lectura” o lograr implantarlo incluso en las generaciones más nuevas, y no solo haciendo uso del argumento de su valor didáctico para comprender el mundo, sino también en el rol de disfrute irremplazable y de puesta en juego de la imaginación (…) Pienso otra vez en los niños, doblados bajo las mochilas atiborradas de libros de texto rumbo a la escuela. Y pienso en sus padres, urgidos de buscar el dinero para renovar esas mochilas cada vez que se rompen. ¿Acaso esta costosa alforja de tela no podría suprimirse del todo con una mochila digital que nada pesa?”.

Otra publicación en formato de revista, entre las más antiguas de la Isla, es Orto, la que “surge en 1912, a partir de la iniciativa del escritor Juan Francisco Sariol, (Manzanillo 1888-1957) (1), provincia oriental cubana caracterizada por haber sido un enjambre del pensamiento martiano y de proyectos literarios trascendentales”, rememoró el poeta Alex Pausides, quien destacó en Orto “su afiliación martiana desde inicios de la República”, además de la presencia en ella de excelentes plumas iberoamericanas como las de Rafael Alberti, Pablo Neruda, Vasconcelos, poetas martianos de izquierda…”Fue una resurrección del pensamiento martiano durante una República frustrada en que hacer revoluciones duraderas era una quimera, o el hacer una revolución se concebía por un grupo de alta tensión intelectual”.

Por su parte el escritor Edel Morales, director de la revista La Letra del Escriba, al presentar su número 132,  puntualizó en que ésa surgió en noviembre del 2000, “con vista a la divulgación de literatura y libros, al alcance del lector cubano (…) Ponerla prioritariamente al alcance de un tipo de lector con una preparación intelectual y con una mirada crítica sobre los procesos literarios y culturales. Un lector sagaz (…) La intención fundamental es tratar de conectar a ese lector de un polo de intensidad intelectual a otro polo de recepción de intencionalidad de lectura, más allá del ámbito intelectual mediático en el que normalmente funcionan las publicaciones literarias”.

En el actual número de dicha publicación se incluyen, entre otros trabajos: Un fragmento de la novela La Historia de Maridi Mahalakshmi, conocida como La brida del caballo o ¡Cuidado que vienen las vacas!, del autor indio Rachakonda Viswanatha Sastry (1922-1993), que muestra las condiciones de la sociedad telugu entre la Revolución de Octubre y la lucha por la independencia de la India y cuyas narraciones exponen la corrupción de los sistemas político, legal y social que origina y sostiene el submundo criminal. Fue presentada en la recién finalizada XXIV Feria Internacional del Libro.; el artículo “Leer, acto de emancipación y de voluntad”, del escritor y editor cubano Enrique Pérez Díaz, al igual que “Reflexiones desde una mirada solaz”, del también escritor Remberto Febles Tabares, y Creo haber sido un hombre de mi tiempo, entrevista realizada al Premio Nacional de Literatura 2014, Eduardo Heras León.

Nota
(1) Juan Francisco Sariol (1888-1957) Desde muy jovencito se vinculó a la tipografía al verse precisado a abandonar los estudios, aunque continuó cultivándose de forma autodidacta. En Santiago de Cuba, donde fue a residir, era repartidor y cobrador del periódico El Estímulo, que dirigía el poeta José Manuel Poveda. Después fundó una revista literaria, El Pensil, que aglutinó a un grupo de jóvenes escritores con inquietudes renovadoras en el campo literario. En el período comprendido entre 1912 y 1957 mantuvo casi ininterrumpidamente la publicación de la revista Orto, en la que colaboraron relevantes escritores de Cuba y otros países de América Latina. Fue propietario de la imprenta El Arte, que donó al Gobierno Revolucionario en los primeros años del triunfo.
 


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