La editorial del Instituto de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) tiene acostumbrado al público a una amplia variedad de títulos relacionados con la temática del cine que abarcan desde el guión, el empleo del cuerpo en la pantalla, el arte culinario o los animados; donde existen nombres habituales como Joel del Río, Rufo Caballero, Dean Luis Reyes, Alberto Garrandes, el argentino Alfredo Colombres por solamente mencionar algunos. Estas presentaciones tienen lugar, fundamentalmente, en dos momentos del año: durante le festival internacional de cine latinoamericano de la Habana y en el mes de febrero en el transcurso de la Feria Internacional de Libro de la Habana. En esta ocasión la mencionada editorial publicó el libro de la joven graduada de la carrera de Historia del Arte en el año 2010 Claudia González Machado (La Habana, 1987) El riesgo de la herejía. Cartografía de la crítica y el discurso fílmico en la revista Cine Cubano 1960-2010.
Este título bien pudiera complementar el libro, también publicado en 2014, Índice de la revista Cine Cubano 1960-2010 de las autoras Araceli García Carranza y Julia Cabalé. Además enriquece los trabajos sobre la crítica cinematográfica en Cuba realizados por autores entre los que se encuentra Juan Antonio García Borrero. El sugerente diseño de cubierta estuvo a cargo de Alfredo Montoto y una edición de Daniel García Santos y Francisco López Sasha, aspecto este que permite que sea leído con bastante facilidad a pesar de sus 388 páginas. Cuenta con anexos que consisten en tablas que contienen el nombre de las instituciones que a nivel mundial se dedican a la crítica cinematográfica con sus publicaciones correspondientes, los artículos de la revista Cine Cubano y una galería fotográfica.
El libro se propone sistematizar el estudio sobre la crítica de cine escrita en la revista Cine Cubano —fundada en junio de 1960— durante un período de cincuenta años. Esta revista de carácter especializado sobre cine es la de más larga duración en América Latina. El riesgo… se encuentra estructurado en siete capítulos que no poseen la clásica numeración sino que resumen la esencia de cada década en el plano cinematográfico y son los siguientes: La crítica cinematográfica; Silencio y clamor. La crítica y su papel legitimador del nuevo cine 1959-1960; De cierta manera. La crítica como arma de lucha. 1970-1979; Hasta cierto punto. La crítica cinematográfica como expresión e instrumento de cultura 1980-1989; Oscuros rinocerontes enjaulados. La crítica ante el espejo 1990-1999 y Miradas. En busca del discurso profundo 2000-2010.
Un capítulo que resulta fundamental y que sienta las pautas como guía de los demás es el primero dedicado a la teoría de la crítica cinematográfica donde está presente la conceptualización del término y aparecen nombres clásicos como Rissoto Canudo, Pio Badelli, David Brodwell, Roland Barthes o André Bazin. Aquí la autora deja esclarecido que se consideran críticas cinematográficas aquellos textos que en la revista implican ante todo la transmisión de un juicio de valor sobre uno o varios filmes aunque también tuvo en cuenta aquellos textos que pusieron de manifiesto las otras fases de la crítica cinematográfica que son la descripción, la interpretación y la evaluación. También estudia varios soportes que muchos críticos emplean para realizar la crítica como son las reseñas y las crónicas, los que utilizan un lenguaje más especializado que se acercan al ensayo y los textos de la crítica como praxis, o sea, la crítica de la crítica.
La investigación ahonda en la tesis que marca todo el libro: no siempre, a lo largo de cincuenta años, la producción cinematográfica cubana ha tenido su necesaria correlación en la crítica, es decir, importantes películas cubanas no encontraron la correspondiente crítica en las páginas de la revista y pasaron inadvertidas por los pensadores de nuestro cine, así como los momentos de cismas en la manera de concebirla, por solo citar dos ejemplos: la repercusión que tuvo la proyección de Cecilia Valdés (1982) y de Alicia en el pueblo de maravillas (1991). De otra parte se analiza el mantenimiento, desaparición y modificación de las secciones de la revista y como corrió el riego de perder su perfil especializado. La autora no pasa por alto los números que sentaron pautas como el 66-67 de 1971 donde apareció la publicación del ensayo de Julio García Espinosa titulado “Por un cine imperfecto y los nombres de críticos clave de cada época”.
Un mérito que tiene El riesgo… es que no hace un uso rígido de las temporalidades, deja ver como aun en la década de los ochenta y principios de los años noventa perviven formas de hacer la crítica propias de los decenios anterior donde prevaleció un discurso de carácter apologético y sobrideologizado por encima del empleo de las herramientas de la teoría del cine. También desmonta lugares comunes como el del paso del Quinquenio Gris por la institución rectora de nuestro cine, y si bien el ICAIC no escapó completamente de esta visión gris y parametrada que marcó a la institucionalidad cultural cubana si se realizaron películas con un alto nivel estético aunque su centro temático haya sido el histórico-político
El riesgo de la herejía. Cartografía de la crítica y el discurso fílmico en la revista Cine Cubano 1960-2010 resulta un libro esclarecedor para estudiosos de la Historia del Arte, de los estudios Socio Culturales y cinéfilos que asistimos a cineclubes porque nos centra la atención hacia cómo se ha pensado nuestro cine en cincuenta años. Una dificultad encuentra este libro especializado y es su correcta distribución y promoción en concordancia con su perfil. El esfuerzo de nuestra industria editorial en tiempos de tantas carencias económicas que afectan a las instituciones culturales no debe quedarse solamente en la producción, sino que debe ir más allá para insertarse y promocionarse en múltiples espacios como las bibliotecas públicas. Urge un redimensionamiento del estudio de nuestra producción cultural actual que sea conocido por todos y nos ayude a elevar la mirada, hacerla crítica y dialéctica y para ello se hace imprescindible dar a conocer, en tiempos donde prevalece la banalidad, libros de excelente factura como este que se inscribe en la línea de la valiosa literatura que produce las ediciones ICAIC.
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