El Movimiento de la Nueva Trova cumple 50 años, lo que determina que no es tan joven, sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.
De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido, a lo largo de su vida himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.
El MNT fue, en su etapa fundacional sobre todo, un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez de veneración hacia los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.
El Periódico Cubarte, ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT, una serie de entrevistas con trovadores de diferentes generaciones, herederos todos, tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona, como de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.
Fue una excelente decisión, que una entrevista a Adolfo Costales, guitarrista, compositor, y productor discográfico, integrara esta serie, por su carácter de fundador del Movimiento de la Nueva Trova, por su buena memoria y por su vínculo directo con la historia y los cultores del movimiento, lo que le permite analizar con amplitud y objetividad ese fenómeno estético de alcance nacional y latinoamericano.
A su salida del grupo Mayohuacán, después de diez años, Costales se dedicó, y dedica aún, al trabajo discográfico en general y a la producción musical. En este andar ha sido fundador de las disqueras nacionales Bismusic y Colibrí, donde aún labora, luego de 20 años, y Ahí- Namá Music, norteamericana, que estuvo representada en Cuba.
Adolfo, junto a una palabra rápida e inteligente y un fino sentido del humor, conserva intacta su admiración hacia el MNT, el afecto hacia sus colegas y confiesa: “Yo no sé cuál hubiera sido mi filiación estética en la música si no hubiera sabido de Silvio Rodríguez”.
—¿Su primer recuerdo de la Nueva Trova llega con qué figura?
Mi primer recuerdo de la Nueva Trova, debe haber sido por el año 68 o algo así, y es Silvio; la primera persona que a mí me llamó mucho la atención por sus canciones fue Silvio.
Yo no lo conocía entonces, lo vi en el famoso programa de la televisión Mientras tanto, que después suspendieron; luego lo conocí, antes del año 70, cuando yo tenía un cuarteto que se llamaba Los Dimos, que fue (déjame decir esto por justicia( la primera agrupación cuyo repertorio estaba totalmente basado en canciones de la NT, antes que el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC; siempre doy ese crédito porque me parece que lo merece.
—¿Cuándo se formó el cuarteto?
Yo estudiaba arquitectura en la Cujae y con otro compañero estudiante de Ingeniería Eléctrica fundamos un quinteto al que llamaban El quinteto de Facultad; debe haber sido por el año 68, quizás 69, cuando nos convertimos en cuarteto apareció el nombre de Los Dimos; lo iintegrábamos Daniel García, Jesús del Valle (Tatica), Eduardo Martínez y yo; éramos aficionados y nos descubrió Marta Valdés; nos vio en un programa de la televisión y me localizó; después nos llevó a conocer a Raquel Revuelta en Teatro Estudio. A Raquel le gustó lo que hacíamos y empezamos a colaborar con esa agrupación de las Artes Escénicas.
Raquel era tremenda; un día en que grandes músicos de la época estaban haciendo evaluaciones en el Hotel Capri, ella nos montó en su carro a los cuatro, nos llevó para allá y les dijo: “a estos muchachos tienen que evaluarlos” y así fue, por lo que pasamos a ser profesionales en el 69 con un repertorio de temas de Silvio, Pablo, Belinda Romeu, todo de la NT.
—Esa era la etapa de los cuartetos en Cuba…
Sí, claro, estaban Las D´Aida, el cuarteto de Meme Solís, Los Zafiros, Los Modernistas, Los Bucaneros, Voces latinas, y había dos cuartetos de jóvenes que eran Los Cañas, con Tony Pinelli, que hacían versiones vocales que les montaba Luis Carbonell de la música de concierto en general, muy interesante, y el otro era Tema 4, pero los primeros que interpretamos canciones de la NT fuimos nosotros.
—¿Cuándo conoció a Silvio?
Justamente en una grabación del cuarteto en el ICR, con el director Pedraza Ginori; Silvio llegó al famoso estudio 2 y Peraza nos presentó; después nos fuimos para casa de Daniel, que vivía enfrente, y le cantamos canciones a Silvio y le encantó lo que hacíamos, porque además teníamos “una tonga” de temas suyos y a partir de ahí comenzó una buena amistad.
La suya sigue siendo mi filiación estética más fuerte.
Ya después conozco a Pablo, Noel y Vicente, y luego, con el Movimiento de la Nueva Trova, me relaciono con Augusto Blanca, y Lázaro García.
—Dice Frank Delgado que el primer concierto en vivo que presenció fue un mano a mano en Teatro Estudio entre Los Dimos y Los Cañas…
Efectivamente, mira me ha erizado eso, no lo recordaba, qué cosa más linda; en el recital hicimos, además de nuestros repertorios habituales, canciones de Los Beatles; ellos Eleanor Rigby y nosotros The fool on the hill.
—¿Y no estaban prohibidos Los Beatles?
No, ya había pasado ese momento.
—¿Qué más recuerda de ese concierto?
Que terminamos con Ya ves, de Pablo Milanés a ocho voces, qué casualidad.
Gracias a Frank Delgado que me mandó un archivo de audio, escuché a Los Dimos, y me maravilló el montaje de voces, me da la impresión de que era bastante peculiar….
Bueno, yo empecé a estudiar música por mi cuenta, más adelante recibí cursos, pero en esta etapa de la que hablamos yo hacía los arreglos sin estudios previos, entonces el mundo de Los Dimos, era un mundo contrapuntístico, hablando musicalmente, o sea, varias melodías enlazadas a la misma vez que llamaba mucho la atención.
Me acuerdo que en la época de los recitales en la Casa de las Américas, Sergio Vitier le decía a Haydée y a todo el mundo que cómo era posible que lo hiciéramos sin saber música, pero parecía que era algo que yo tenía adentro, no te puedo responder por qué…
—¿No era influencia de ninguna agrupación?
No, no, yo no dominaba la historia de la música y de las etapas y lo que hacíamos era más bien barroco, pero yo no había estudiado contrapunto nunca en mi vida, no sabía ni que existía esa palabra, me enteré porque la gente que nos oía lo decía.
Déjame decir algo ahora para mi complacencia; el día de la evaluación, que por cierto, terminamos con Fusil contra fusil, de Silvio, cuando salimos afuera estaba Tony Taño, y nos dijo: “la historia de los cuartetos va a ser antes de Los Dimos y después de Los Dimos”, porque habíamos impresionado al tribunal.
—Sin embargo después de un tiempo se fue de Los Dimos…
Sí, mira qué cosa, me fui porque pensé que no estaba siendo útil a la Revolución, que debía hacer algo más, porque el pensamiento en aquella época, yo tenía 22 años, era romántico, épico y qué se yo…
Mi novia en ese momento, que después fue mi esposa, era Maggie Mateo, que estaba estudiando Letras, y como parte de la carrera su clase hizo como dos cursos en el Escambray con la doctora Graziella Pogolotti, Helmo Hernández, y otros profesores; allá era todo era muy idílico, con la guitarra arriba de los caballos y demás, pensé que era eso lo que debía hacer y me fui.
—¿Con cuál agrupación ingresa al MNT?
Después de casarnos Maggie y yo, hacíamos canciones y cantábamos a dúo, sin pretensiones como intérpretes, no éramos profesionales, y cantábamos en las actividades junto a otros trovadores. Maggie estudiaba y yo trabajaba como programador de computadoras, porque yo tengo dos grandes amores: la Música y las Matemáticas, pero me decidí por la Música y ambos somos fundadores del MNT.
—¿Cuándo se incorpora a Mayohuacán?
Mayohuacán se funda en 1972, en ese mismo año se crearon Manguaré, Mayohuacán y Moncada en ese orden, aunque Manguaré, que había sido creado por la Unión de Jóvenes Comunistas, ya antes habían ido a Chile a estudiar el folklore latinoamericano.
Mayohuacán nace en el Pre Manolito Aguiar de Marianao, dirigido por Tomás Iglesias, Tommy, que falleció; en el 76 los integrantes entraron a la Universidad y yo ya los conocía pero ahí fue que me empaté con ellos, yo trabajaba en la Dirección de Extensión Universitaria, como jefe de la sección de Música donde sustituí, cosas de la vida, a Pablo Milanés, mira tú cómo la madeja se pone rara…
Primero, el grupo me pidió que le hiciera algunos arreglos vocales que era lo que me gustaba y por esa misma vía ya me quedé con ellos y al año pasé a dirigir el grupo hasta el 87; estuve dirigiéndolo durante diez años.
—En sus inicios hacían mayormente música latinoamericana, ¿no?
Sí la mayoría de los grupos de la NT comenzamos con la música latinoamericana, después fuimos evolucionando hacia lo cubano, pero empezamos con la quena, el charango…
—¿Y cuáles eran, en ese momento, las mayores influencias de Mayohuacán?
De los grupos Inti- Illimani y Quilapayún de Chile; con el primero tuvimos un encuentro aquí en Cuba, el charango que usábamos nos lo regalaron los músicos de ese grupo, creo que todavía está por casa de Rafael Guedes… y yo conservo aún quenas de esta etapa.
—Hábleme del repertorio de Mayohuacán en cuanto a temas cubanos
Como concepto la cancionística de la NT, Silvio, Pablo, Noel, Vicente, otros trovadores, algunos temas míos, más los clásicos tradicionales del son, y lo latinoamericano que se mantuvo durante muchos años.
—¿Usted fue miembro del ejecutivo del MNT?
Durante años y hasta el 77 o 78 el ejecutivo del MNT éramos Noel Nicola, presidente, Tony Pinelli, vicepresidente, y yo el organizador, y había más miembros. Augusto Banca era el presidente en la región oriental, Lázaro García en Cienfuegos, Miguel Escalona en Camagüey, Jorge Gómez, no el de Moncada, en Villa Clara, en todas las provincias había un presidente…
—¿Y de La Habana?
Un tiempo fue Vicente Feliú, luego Alberto Faya, y creo que Maggie Mateo también en otro momento.
Teníamos Reglamentos, Lineamientos y Estatutos, eran tres libritos, es una pena que se hayan perdido; los hicimos Noel, Tony y yo, entre el primer encuentro y el segundo, nos metimos «tremenda pincha». Los lineamientos recogían toda la cuestión estética con ponencias de varias gentes.
—¿Cree que los fundadores del MNT “enseñaron a pensar” a los jóvenes cubanos?
Sí y no, la formación del pensamiento humano es un campo muy filosófico en el que no me voy meter, pero sí te diré con un ejemplo, que es el caso mío; a mí los textos de la NT me hicieron pensar de la manera en que estoy pensando ahora mismo.
Yo no sé cuál hubiera sido mi filiación estética en la música si no hubiera sabido de Silvio; yo creo que la NT de alguna manera, al menos a la gente que la siguió mucho tiempos atrás, sí tiene que haberla influido en la manera de enfocar los asuntos, incluso el pensamiento político, porque alguien puede tener una base en su forma de pensar de algo que no conocía, a partir de canciones.
Por ejemplo, se me ocurre que los miembros de los movimientos de izquierda latinoamericanos de las décadas del 70 y el 80 pudieran haber estado motivados por las canciones que se hacían aquí y en otros países de Latinoamérica, pero en particular las que se habían aquí, no es por gusto la gran veneración por Silvio, por Pablo, a lo mejor en estos temas descubrieron que había otra cosa y que se desviaba a la izquierda, estoy improvisando porque eso nunca lo había pensado de esta manera.
En cuanto a la música, a mí la NT me hizo verla de otra manera también, por lo que sí, creo que formó pensamientos o influenció en la formación del pensamiento de los jóvenes.
—¿Qué recuerdos guarda de Pablo Milanés?
No recuerdo en qué año lo conocí, fue después que a Silvio, en el 70, debe haber sido. No es que quiera dar una valoración, pero primero, Pablo es un talento…., hay dos talentos excepcionales que son Silvio y Pablo, hasta el momento, con todo lo que me digan de la nueva la novísima y las no sé cuántas.
Yo hice un proyecto discográfico sinfónico, junto a Rafael Guedes, de versiones instrumentales de temas de los autores más importantes de la historia de la música popular cubana. Ya se publicaron siete discos con la Orquesta Sinfónica Oriente, y sus homólogas de Camagüey, Holguín, Villa Clara, Matanzas, la del Instituto Superior de Arte y la Sinfónica Nacional.
De este proyecto queda pendiente la producción de un álbum, con Orquestas de Cámara, con los doce autores más importantes de la música cubana, por parte del sello Unicornio de la disquera Abdala.
Se da algo muy curioso que te voy a decir ahora; la trova tiene tres etapas: la trova tradicional, en la que hay dos personas que son Sindo Garay y Manuel Corona, los demás son buenos…pero Sindo y Corona; en la época intermedia, el feeling, César Portillo de la Luz y José Antonio Méndez, está también Marta Valdés y otros importantes, pero Portillo y José Antonio, y en la NT, están Silvio y Pablo.
Pero voy más allá, ahora viene lo curioso: en la etapa inicial del son también son dos creadores Miguel Matamoros e Ignacio Piñeiro, después, mucha más gente, pero Matamoros y Piñeiro; te vas a la cancionística y te encuentras a Ernesto Lecuona y a Adolfo Guzmán, otros muchos, pero ellos, por reconocimiento de la obra.
Si miramos la música popular bailable, Juan Formell y Adalberto Alvarez, ¡qué casualidad!, siempre por parejas, los indiscutibles, hay muchos más valiosos músicos, entonces Pablo Milanés es, y va a seguir siendo por siempre uno de los compositores e intérpretes más importantes, no solo de la trova sino de la canción cubana, de la canción iberoamericana.
Pablo es una figura que para la historia va a quedar entre los principales exponentes de la música iberoamericana en general; estoy pensando en sus composiciones que es siempre la parte más importante de una artista, su creación, pero es que como intérprete es de otra dimensión.
En el año 1985, yo aún dirigía Mayohuacán, viajamos en dos ocasiones a Argentina, visitamos varias provincias y en el teatro La Recoleta de Buenos Aires, hicimos un concierto al que asistió Mercedes Sosa, y la agente se sorprendió porque decían que ella no frecuentaba este tipo de actividades.
Ella nos invitó a almorzar a su casa y para allá fuimos los ocho; la Negra, como le decían, acababa de grabar con Pablo un tema para el disco Mi querido Pablo y nos puso la grabación que estaba sin mezclar; yo no recuerdo la canción, pero sí recuerdo que estaba sentada al lado de la grabadora, y comenzó a sonar el tema cantando ella y luego hubo un cambio de tono de la orquesta y entró la voz de Pablo; yo recuerdo que aquella mujer se levantó con los brazos abiertos y casi en un susurro dijo “qué clase de cantante”, pero lo dijo con tal emoción que por poco se desmaya, como diciendo esto es lo máximo, y yo me dije, si ella que es tan grande dice esto…
Es que Pablo además interpretó todos los géneros, no ha habido en la trova, que yo recuerde, un cantante como Pablo Milanés, único en la historia.
Y mis recuerdos de él, aunque no son tan estrechos como con Silvio, todos son cosas bonitas; coincidimos mucho, en una época no éramos tantos y siempre estábamos en todos los lugares, tanto en los conciertos como en aquellas cosas que llamábamos activos del MNT que eran una gran “jodedera” pero que funcionaban bien e intercambiábamos mucho.
Recuerdo una vez que en una plaza abierta de Trinidad había un espectáculo en el que a nosotros nos tocaba cantar después de Pablo, ¡imagínate! Pablo terminó con Yo me quedo, ya tú sabes cómo quedó el público; recuerdo que los músicos decían “¿y ahora qué vamos a hacer?”, hasta que decidimos empezar con La poesía es un arma cargada de futuro, un poema de Gabriel Celaya musicalizado por Paco Ibánez, tema que teníamos montado a capela y cantábamos los ocho; salió muy bien porque por suerte rompimos con lo que estaba pasando, toda la euforia que provocó Pablo, porque tocar después de Pablo no era fácil.
—A partir de su experiencia ¿cuál es el aporte fundamental del MNT a la historia de la música cubana?
Creo que en primer lugar, de esto hemos venido hablando y creo que es lo más importante, haber aportado en general una estética en la canción que no existía en los años 60, ese es un aporte indiscutible que tiene uno segundo asociado que es haber dado la posibilidad de que esa nueva estética que pone el MNT sobre el tapete, sea adoptada por cientos de nuevos creadores con sus cualidades más allá o más acá.
El MNT llegó a tener algunos cientos de integrantes, y se hacían evaluaciones, qué se yo en cuántas estuve, y había de todo, cosas muy malas, que parecía el Granma lo que estaban disparando, panfleto puro, y teníamos que decirles a estos aspirantes que no integraban el MNT, que debían mejorar la parte poética, literaria en fin…pero otros cientos sí, aunque con diferencias cualitativas.
Creo que hay una tercera contribución, también muy importante, y es esto mismo pero en Latinoamérica en general, porque incuestionablemente la NT marcó la creatividad de muchos movimientos de la Nueva Canción en Latinoamérica, por eso se llama así Nueva Canción Latinoamericana, no es casualidad, ese nombre vino después de la NT, aunque había gente que venía haciendo temas en esta línea como Víctor Jara, en Chile, Daniel Viglietti en Uruguay, y varias agrupaciones más.
—¿Piensa que el MNT haya influido también en la unidad de esos cantores?
Pienso que sí, que justamente a partir de esa Nueva Canción Latinoamericana se genera esa unidad por la que conocimos a casi todos, pues venían a Cuba, Isabel Parra, Inti-Illimani, el mismo Viglietti, si yo creo que sí, que aportó a esta “Unidad latinoamericana”, volvemos a Pablo, en cuanto a la unión de la gente que hacía este tipo de canción y todos nos conocíamos, pero Silvio y Pablo eran los más admirados y seguidos en todas pares, que no te quepa duda.
—Ha considerado que la NT marcó una estética que mantuvieron cientos de trovadores durante muchos años, ¿y en el presente?
Yo creo que se mantiene, figúrate, con el lenguaje del presente; yo estuve en la cantata por Pablo que se dio en el Pabellón Cuba como homenaje póstumo, que fue muy bonita, totalmente improvisada, pero de muy buen nivel; el hilo conductor era Eduardo Sosa y participaron Gerardo Alfonso, Ariel Díaz, Adrián Berazaín, el Dúo Iris, y Pancho Amat, entre otros.
Cantaron varios trovadores jóvenes, a muchos yo no los conocía, pero te das cuenta de que siguen esa estética, con el lenguaje de la gente de ahora y con otra realidad que no es la de los años 60 ni remotamente, pero está la poesía, está la manera de decir… hasta de comportarse en el escenario, ese desenfado.
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