El Periódico Cubarte desde el pasado mes de noviembre ha publicado semanalmente, a modo de homenaje, entrevistas a propósito del aniversario 50 de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova cubana, cuyas canciones han sido a lo largo de este tiempo himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.
Hemos tenido la suerte de contar con las evocaciones y apreciaciones de notables trovadores cubanos de diferentes generaciones, entre ellos, Augusto Blanca, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, Angelito Quintero, Marta Campos, Heidi Igualada, Inti Santana, Adrián Berazaín, Lázara Rivadavia, o líderes e integrantes de formaciones pertenecientes al movimiento como Luis Llaguno, del Grupo Nuestra América, Adolfo Costales, de Mayohuacán, y Tomás Rivero de Moncada.
Igualmente han accedido a participar en este proyecto, periodistas y críticos como Norberto Codina, Pedro de la Hoz y Frank Padrón, la reconocida artista de la plástica Diana Balboa, el destacado productor musical Enrique Carballea y la admirada doctora Mildred de la Torre Molina.
Hoy nuestra publicación se complace en ofrecer a sus lectores las ideas y los recuerdos de una artista que es aplaudida por los públicos de todas las edades y por los amantes de diversos géneros musicales, así de versátil y rica es la carrera de Liuba María Hevia (La Habana, 1964), cantautora y guitarrista, integrante del Movimiento de la Nueva Trova desde el año 1982, alguien que abrazó el mundo de la música por vocación y de manera autodidacta, aunque luego estudia su instrumento inseparable con la maestra Leopoldina Núñez.
Cuando Liuba canta a los niños le canta a todos, y para los adultos brinda un universo poético y melódico que transita desde la guajira, la habanera y la trova cubanas, hasta géneros latinoamericanos, donde el tango ocupa, en su voz, un lugar prominente.
Hablar de los premios alcanzados por la trovadora se llevaría varias cuartillas pero merece recordar que el pasado mes recibió en el Centro de Arte Moderno de Madrid el Premio Iberoamericano Chamán —que concede desde 1989 la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral escénica— de manos de su fundador y director general, el escritor y periodista Francisco Garzón Céspedes (Camagüey, Cuba, 1947).
En la ceremonia de entrega Liuba dedicó el lauro «a la Peña de los juglares y a sus dos inolvidables anfitriones Teresita Fernández y el propio Garzón Céspedes», y confesó sentirse honrada por un reconocimiento que la venerada cantautora Teresita Fernández, (Santa Clara, 1930-La Habana, 2013), Premio Nacional de Música, recibió hace algunos años.
Las respuestas de Liuba María Hevia a este cuestionario son muestra de su poética, esa que ha marcado su carrera a lo largo de 40 años.
Su primer recuerdo del MNT, ¿llega junto a qué figura?
Primero fueron las canciones de Silvio Rodríguez, Pablito Milanés, luego llegaron Amaury Pérez, Sara González, ellos fueron los principales responsables de mi enamoramiento con la guitarra, con la canción trovadora.
¿Cuándo reconoció que quería ser trovadora?
Desde muy niña, cuando escuché a Silvio y su guitarra. Fue un impacto que no sabría describir. Amor a primer arpegio. Desde que logré aprender los primeros acordes supe que el placer de cantar escuchando una guitarra superaba el disfrute de los mejores juegos.
¿A quién se quería parecer en ese momento?
Supongo que en el momento del goce inicial quería que sonara dentro de mí todo lo que yo escuchaba embelesada, que como ya te dije fueron Silvio, Pablo, incluso Joan Manuel Serrat, que también lo descubrí en esa época.
¿Es de estos trovadores de quienes reconoce mayores influencias en su obra?
Sí, de todos, en especial de Silvio y Serrat, que eran los que más versionaba.
¿Qué agradece esencialmente a Teresita Fernández?
Su humanidad, su sentido de la justicia, su poesía silvestre, su modo de ser verdaderamente libre, y sobre todo la coherencia entre la obra y el ser humano.
¿En qué medida considera que Sara González influyó en otras trovadoras?
Sara fue la primera voz, y por tanto la voz femenina de la Nueva Trova. No hay trovadora que no haya vibrado y no se haya emocionado con su voz y su fuerza.
Sara nos dejó un profundo vacío, yo sigo recordándola mucho.
¿Usted cree que los fundadores del MNT «enseñaron a pensar » a los jóvenes cubanos?
Creo que los trovadores, desde Pepe Sánchez, y los fundadores de la Nueva Trova nos regalaron grandes obras, pasajes importantes de su tiempo pero lo de «enseñar a pensar» prefiero dejárselo en un acto de justicia a Félix Varela, José Martí…
¿Qué recuerdos tiene asociados a Pablo Milanés?
Todos hermosos, y no solo los que despiertan la admiración por su inmensa obra, esos que atesoro con gratitud, a él debo también ese primer y ansiado disco, que grabé en su fundación, creada para ayudar a otros.
A Pablo, y así lo resumo mejor, me unirá siempre su humanidad y su cubanía.
¿Cuál considera es el aporte fundamental del MNT a la historia de la música cubana?
No podrá escribirse la historia de la música cubana, sin dedicarle largos capítulos a la Nueva Trova. Se implicaron en todos nuestros géneros musicales y las más diversas temáticas. Creo que esos fueron dos de sus grandes e indiscutibles aciertos.
Deje un comentario