Durante varios años, el nombre de la maquillista Magaly Pompa ha estado entre los de aquellos de la comunidad del séptimo arte que con más trayectoria optan en nuestro país por el Premio Nacional de Cine, hasta que este 8 de marzo, casualmente cuando se celebraba el Día Internacional de la Mujer, el suyo fue el votado por unanimidad entre los de una veintena de aspirantes.

A pocos minutos de conocer la noticia, su frágil figura traspasaba la puerta del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (Icaic), la misma por la que irrumpió hace ya algo más de seis décadas, cuando apenas era una joven de 17 años que recientemente había llegado de su poblado natal, en la actual provincia de Granma.

“Me emocioné mucho. Yo no esperaba esto, la verdad. Me llegó duro, no es fácil”, nos dice cuando nos anticipamos a los abrazos de sus compañeros que a pocos pasos aguardaban por ella.

“El cine para mí siempre ha sido importante, muy importante. Y decir el ICAIC es lo más grande. Me disgustaba cuando lo criticaban y le salía al paso porque es verdad que ha costado trabajo, pero logramos muchas cosas buenas y muchas películas buenas. Tenemos Lucía, Manuela…No, no, increíble. Todas esas películas de Humberto Solás en las que trabajé, siempre con mucho amor y mucho gusto, como todo lo que he hecho y pueda hacer aún en el cine”.

Medio centenar de películas, desde “La salación” (1965), de Manuel Octavio Gómez, hasta otras más recientes como “Buscando a Casal” (2019), de Jorge Luis Sánchez o “El Mayor” (2020), de Rigoberto López, han tenido en los créditos del maquillaje el nombre de Magaly Pompa. Algo que recordaba para el Periódico Cubarte el Premio Nacional de Cine Manuel Herrera, presidente del jurado que sesionó este 8 de marzo.

“Magaly es una personalidad en el cine cubano en esos que hemos llamado los oficios invisibles porque no se conocen popularmente, pero son imprescindibles. 

En los últimos 60 años del ICAIC ella ha tenido un desempeño notable pasando de ser de una mujer campesina, noble, del interior del país a convertirse en una maquillista de proyección latinoamericana porque su trabajo influye no solo en el cine cubano, sino que también lo hizo en el latinoamericano en la época del boom del Nuevo Cine Latinoamericano, cuando trabajó en muchas películas.

Es una persona que se ha modernizado con los tiempos y eso hace que la gente joven quiera trabajar con ella y realmente todo el jurado está muy contento por haber llegado a esta conclusión”.

Y aunque en nada haya influido en la votación la fecha del 8 de marzo, realmente regocija que el premio haya recaído sobre una mujer, maquillista por demás, tratándose del cine, un sector en el que internacionalmente cuesta a las féminas imponerse y de una labor colectiva, en la que cada especialidad cuenta.