Manuel García: “si no hubiese venido a Cuba, tendría una deuda existencial conmigo”
Si bueno es abrazar el canto por devoción, más lo es por identidad, porque prendió en ti desde pequeño, porque tu entorno lo propició y el apego te lo volvió raigal. Súmele la voz de muchos en esos cantos, de un pueblo que clama contra un pálpito que le intenta robar su autenticidad por un neoliberalismo virulento que corroe todo lo endémico.
Apego a su terruño, Arica, lugar que lo vio nacer en Chile, convierte al trovador Manuel García en un defensor nato de sus orígenes, frente a un mundo globalizado y una industria cultural que desprecia lo originario. Alguien que admite ser deudor de Gabriela Mistral, Víctor Jara, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui y Silvio Rodríguez y la Nueva Trova. Es considerado el cantante más representativo de la nueva canción chilena, referente de la música latinoamericana.
El destacado cantante llega a Cuba por primera vez portando un pedigrí de altos quilates tales como el Premio Nacional de Música 2008, en su patria; Premio Gardel al Mejor Álbum conceptual por la placa Abrazos de hermanos, junto a Pedro Aznar, siendo el único arauco que lo ha obtenido y, el galardón al mejor cantautor chileno en 2022.
Con parte de las jornadas de conmemoración celebradas en Cuba por el 50 aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende y el gobierno de la Unidad Popular, el intérprete ofreció un concierto el viernes 15 de septiembre, 5:00 pm, en la Sala Che Guevara, Casa de las Américas; el 16 lo hizo en la Sede Provincial de la Uneac, Santa Clara.
La particular cadencia del hablar chileno nos acoge en uno de los bancos del patio del Ministerio de Cultura, previa cita antes de sus conciertos. Casi que nuestro encuentro se accidenta porque “capturamos” al artista en retirada, bajando las escaleras del Estudio Multimedial del lugar; no obstante, accede amablemente a nuestro pedido, deseamos que nos converse de ese fervor por sus raíces, del estandarte de cultura contra hegemónica que porta, de su acercamiento a Cuba… en fin, que nos diga quién es al Periódico Cubarte.
Un muchachito de a pie que descubrió la guitarra
- Cuba te espera. El público cubano no te conoce en toda tu dimensión, nos gustaría que te presentases, ¿quién eres?
Soy un muchachito de a pie, de hace muchos años, criado en un desierto en el Norte chileno, lo que nosotros llamábamos las tomas del terreno y que más tarde el presidente Allende convirtiera en viviendas dignas, en poblaciones y que, finalmente, tuvo la suerte de que su padre tocara un poquito la guitarra y su madre amara la poesía.
Ya de venir leyendo versitos por ahí en la humildad del rancho, cantando con los amigos del padre y todo aquello, ese muchachito se convierte en un adolescente que de pronto descubre que es criado en una dictadura, la del general Pinochet, durante los años setenta. Descubre que la guitarra es mucho más que el momentito que entretiene, en los fines de semana en la casa; pasa a ser un elemento del hacer filosófico importante, por cuanto, a través de cintas que llegan clandestinas, prohibidas, descubrimos, primero, cantos cercanos a nosotros, de Violeta Parra, Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui, Amparo Ochoa, Chabuca Granda, etc.
Pero, fundamentalmente, lo que nutrió nuestras manos, corazones, cerebros, fue ese movimiento que es la Nueva Trova cubana; a través de ella descubrimos una nueva dimensión de la guitarra, del hacer filosófico en la canción y del salto cuántico, mágico mediado por la poesía.
Estos ingredientes, estas premisas en las que se basaron estos muchachitos – por ahí existen algunos estudios al respecto a esa época, libros escritos ya—, quienes son amparados por Haydee Santamaría o un guitarrista tan fundamental, compositor del mundo, como es Leo Brower, finalmente se hacen parte de un solo relato: el relato que empieza a conversar con otras historias y otras situaciones que vivíamos en el fondo la reflexión de a pie, me refiero al relato oral, aquello que no estaba en los libros ni en la conversación oficial de un país en represión. Eso comienza a ser parte de nuestro día a día, de la manera que tenemos de entendernos.
Entonces, finalmente, estamos hablando de un chileno agradecido de Cuba, de la historia de este pueblo, de su resistencia, del amor que nos han entregado, no solo a nuestro país, sino, a todo el mundo. Siempre en disposición de tributar y agradecer y por eso el hacer con la guitarra nos ha llevado a distintas fronteras. Hoy día estamos en el lugar que yo, al menos, no podía dejar de venir antes de morir; si no hubiese venido a La Habana, Cuba, tendría una deuda existencial conmigo.
“Para mí estudiar Historia era parte de una de las premisas del hacer la canción”
- Partiendo de esas inquietudes artísticas tempranas venidas del influjo hogareño y el entorno rural, ¿qué te llevó a estudiar pedagogía en Historia y luego Geografía, quien primó primero, el arte o la academia?
Estudié historia porque era la posibilidad que tenía de estudiar en mi ciudad, éramos gente que después de terminar el colegio, el liceo, para los estudios universitarios lo que teníamos era eso. Yo, en función de la canción, elegí historia porque cuando empecé a estudiar, todavía estaba la dictadura de Pinochet, tenía 17 años, en 1988. Faltaban unos años más para que se diera en Chile una especie de democracia que todavía anda un poquito coja, pero, con su bastón de a poco.
Para mí estudiar Historia era parte de una de las premisas del hacer la canción, el quiénes y cómo somos. De hecho, en las bibliotecas donde estaban los libros más esenciales, incluyendo algunas revistas de Casa de las Américas, encontrábamos las puertas cerradas por los militares.
Después de estudiar Historia y Geografía me fui a estudiar guitarra clásica en la capital, siempre dentro de los mismo, el encontrar las técnicas y maneras de decir algo. Creo que de niño y en mi adolescencia, cuando escuché toda esa música y este pensamiento cubano a través de la guitarra que te refería, es que decidí ser artista. Fui haciendo las cosas que me resultaban nutritivas para ello.
- Ese nutrir del panteón de la Nueva Trova cubana, es alimentado, además, con tus raíces folclóricas como has dicho, se te ha nombrado el Rey del folk en tu patria. ¿Cómo se conecta todo esto con un proyecto como Mecánica Popular, tu banda?
Aclarar que dentro del folclor el que es más rey es el pueblo, el más que valora lo que haces, a veces, por los años, a uno te ponen una coronita, pero, no es lo importante, lo fundamental es que recogemos nosotros también un hacer importante de Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Víctor Jara.
Siempre tuvimos claro que la experimentación es parte de los grupos musicales, no es replicar lo mismo que uno escuchó necesariamente para entender una música, un arte. Lo propositivo en el arte es la dialéctica, esto quiere decir que hay una posibilidad de jugar históricamente con distintos elementos.
Así llegamos a Mecánica Popular que era chuparse electrónicamente con los instrumentos, hacer una especie de trova, a la gente le era muy esquivo escuchar cantautores en lugares y espacios muy indignos como un bar donde, finalmente, se vende más el alcohol que la música.
Un poco que para defender la música y comenzar a sonar con la mayor cantidad de gente, también por admiración a las raíces del mundo entero y la música, bandas importantes como Los Beatles, que habían nutrido al mundo de pensamiento; Bob Dylan y otros artistas que han sido de otras fronteras en inglés, pero, que son parte de la reflexión de sus pueblos.
Tomar algunos de esos elementos en función de que los instrumentos y lo que hacíamos se proyectara un poquito más y tratara de ganar su lugar dentro de la Torre de Babel que se arma en países bajo una bota capitalista. Siempre tienden a sonar y escuchar muchas músicas que la gente no entiende ni comprende, pero, las hacen suyas a costa de esta exposición forzada.
- Primera vez en Cuba en un concierto que rememora los 50 años del fatídico golpe pinochetista contra Allende y la democracia en Chile. Lo tienes estructurado en cinco décadas, cada una dedicada a una figura femenina, ¿qué va a acontecer y verán los espectadores?
Habrá, primeramente, una semblanza histórica-geográfica, un poquito de Chile en canciones, la primera década del 73 al 83 está dedicada a Gabriela Mistral
El próximo bloque es dedicado a Joan Jara, son canciones tradicionales chilenas, importantes dentro del pensamiento; canciones de Violeta y Chabela Parra, Víctor Jara; también algunos temas de la trova cubana. Le siguen canciones urbanas, de la ciudad, vinculadas a la lucha social, pero, en la urbe, dedicadas a nuestra gran Gladys Marín.
El cuarto momentico del concierto son cantos de ida y vuelta, canciones que son también sociales, pero, tienen más influencia externa, de otros países. Esta sección está dedicada a Doña Anita González de Recabarren, una luchadora social incansable a quien le asesinaron absolutamente a toda su familia y que siempre tuvo una sonrisa y fe, aportó mucho a Chile desde su pensamiento.
El último momento cantaremos tres canciones sociales y políticas, conectado al momento más contemporáneo de Chile y está dedicado a Elisa Loncón que ha crecido como mapuche, una condición que el pueblo chileno rechazó y que a algunos todavía nos duele e intentamos revindicar desde la poesía.
“Ponernos de acuerdo de la mejor manera para convivir y dar un paso adelante como humanidad y especie”
- Un artista utiliza el arte como expresión de una inquietud, una mirada, ahora el arte; ¿necesariamente tiene que ser político o un artista con inquietudes políticas lo utiliza con ese fin, que crees?
Creo que cuando la canción se expresa de manera política, no cuando uno la expresa de manera política, sino cuando ella misma se expresa como un sujeto y aparece con un verbo, con una posibilidad de hacerse parte de un pensamiento reflexivo, social y político, es porque el individuo que está detrás piensa artísticamente en su día a día a través de la belleza; descubre también que, por el valor de la belleza, por supuesto, está la justicia, la equidad, el equilibrio, la generosidad del amor.
Y ahí es cuando, entonces, el ponernos de acuerdo como seres humanos no puede quedar fuera de nuestra reflexión, aparece lo político; lo político no sé si es viable en el arte, la canción, cuando es una especie de proposición impuesta. La Nueva Trova, en sus primeras manifestaciones y reflexiones aquí en Cuba, nos muestra que posibilidad de la canción con reflexiones filosóficamente a través de la belleza, nos va llevar a ese camino, inevitablemente, de lo social y lo político.
Por eso tiene que aparecer como algo que lo mismo puede abordar una pena o una alegría de amor, eso aparece de forma espontánea y genuina, uno no puede decir, ahora voy a hacer una canción que amo a esta persona si no la amo. Con la política pasa lo mismo, estamos hablando de cómo ponernos de acuerdo de la mejor manera para convivir y dar un paso adelante como humanidad y especie.
Eso debe ser, de alguna manera, natural, si bien es cierto, los elementos para articular aquello, deben estar siempre ahí, entre la pluma y el papel, debe existir siempre y uno tiene que estar consciente de que esa posibilidad genuina es legítima y que, si ya te vas metiendo en problemas, en líos, incluso, tu vida está de por medio en función de cuando las cosas se pongan oscuras en las sociedades de aquellos que piensan de alguna manera creen que tienen que asesinar a los que piensan de otra, entonces, esa disposición está también de por medio.
- ¿Te consideras un artista comprometido?
No sé si soy un artista comprometido, pero, sí daría la vida por las causas sociales justas de las que creo.
- Y la industria, cómo llevas ese fenómeno de la industria cultural, ahora mismo has obtenido un premio que comercialmente tiene alcance; ¿te obliga a realizar consensos?
No, recién estoy aquí en La Habana, Cuba, por eso, por la cantidad de trabas que nos pone la industria para suceder dentro de las esferas que nosotros, los artistas, creemos que son los espacios que tenemos que aprender y tributar.
Si podemos entregar alguna cosita y dejar algo, maravilloso, pero, sobre todo, es establecer un diálogo y ese diálogo, así como este concepto que hablamos de bloqueo, ese bloqueo que en Cuba se hace carne y hueso tan patentemente, ese bloqueo a nivel más abstracto o invisible o más oscuro, también está presente en toda la sociedad latinoamericana.
La industria de la música no es nada más que un truco para confundirnos, es algo que tiene que ver con ponerle un valor monetario a algo que no lo tiene y que es el valor de nuestras tradiciones orales, de nuestro amor como pueblo; de que esta conversación entre los dos ojalá no sucediere y cuando suceda, habrá gente que le pondrá atención, que va a pensar y se va a emocionar porque dos pueblos se encuentran y está esa posibilidad.
No creo en el mercado de la música, si bien es cierto, estamos atrapados, tenemos que articular muchas cosas a través de ese lenguaje, porque es así como en este momento se impone la fuerza, a través de la comunicación, las redes digitales, la administración de los grandes consorcios de difusión y distribución; del gran negocio de la música en función de los espectáculos y de otro montón de cosas que se tienen que articular para poder llevar la música, cada vez y, !ojalá!, a mayores y mejores audiencias.
Sin embargo, ver sucesos de aquellos artistas que nadie conoce, entre comillas, que son artistas genuinos, de barrio, de pueblo, de universidades, de plazas o que están en una casa, sencillamente, alguien como Van Gogh, haciendo lo que hace en su pequeño atelier, son una contribución súper importante también al arte y la humanidad.
“Son las almas que nos comunican”
- Me gustaría que me respondiese con una sentencia o conclusión estos nombres que aludiré: Víctor Jara, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui.
Son las almas que nos comunican con lo ancestral, pudieran ser perfectamente unos tótems en los cuales se representa la sabiduría de los pueblos humildes que entienden que, sin otros, sin otras, sin lo gregario, no podemos existir. Nos llaman, aquellos, aquellas, en el sentido de la comunidad y del compromiso de la vida, sobre todo, en el amor y la comunicación humana.
- Nueva Trova cubana, Silvio Rodríguez, otra conclusión.
Son las almas valientes y reveladoras que nos han señalado un camino y traído la dignidad de nuestras propias luchas como seres humanos y también como pueblo y, un montón de magia, flores, belleza, caminos para amar y formas de resolvernos la contradicción humana.
- Cuba y su gente, ¿qué esperas de ambos?
Espero que no vayan a perder su humilde tiempo escuchando a un chileno que lo único que quiere es agradecerles y reconocerlos como un pueblo valiente, de resistencia, con quien Latinoamérica y la humanidad tiene muchas deudas hasta el día de hoy, un poquito de arena es devolverles algo de ese cariño y darle un poco de fuerza a este pueblo cubano.
Fotos@Juan C Borjas
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