"María Cristina" sí fue una mujer de verdad


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Ñico Saquito.

En muchas oportunidades y recurriendo a la memoria prodigiosa que tenía Benito Antonio Fernández Ortiz, o sea, Ñico Saquito —conocido en el mundo entero por sus guarachas tan llenas de simpáticas anécdotas—, él contaba que para componerlas se valía principalmente de los “cuentos de velorio”. Ahora muchos lectores se preguntarán en qué consisten esos “cuentos”. Pues antiguamente, cuando no existían las funerarias, los finados se velaban en sus propias casas, adonde acudían amigos y familiares; y ya por la madrugada, cuando la tensión del dolor de perder al familiar o al amigo se desvanecía un tanto, algunos de los asistentes a estos velatorios se iban para un lugar apartado y a fin de pasar la noche despiertos se dedicaban a narrar historias y cuentos de la imaginería popular.

Así surgieron, por ejemplo, algunas de las más famosas guarachas de Ñico Saquito, como la titulada Cuidadito, Compay Gallo. Pero en el caso de María Cristina, que compite en popularidad con la mencionada, se trata de un personaje que, según el propio autor, existió de verdad.

Contaba Ñico Saquito que en el municipio Contramaestre, cercano a Santiago de Cuba, vivía su tío Manuel Fernández. En ese tiempo Ñico, que aún no tenía el apelativo de “Saquito”, trabajaba como aprendiz de mecánico de fundición en el central azucarero Santa Ana de Auza, después Central Chile. Allí se enteró de que su tío estaba casado con una señora llamada María Fernández García, la cual tenía —según recuerda el autor de estas guarachas— un carácter muy serio y algo brusco. Esta señora se dedicaba al negocio de vender comidas a las casas particulares que le encargaban. En aquellos tiempos existían los llamados “trenes de cantina”, donde se servían a domicilio almuerzos y cenas. El tío de Ñico Saquito poseía por ese tiempo un comercio, y cuando se presentaba alguna discusión con uno de los clientes su señora le decía que la dejara a ella dilucidar ese problema.

Según narraba, su tío sobrevivió muchos años a su esposa, la cual falleció en plena juventud cuando solamente contaba 38 años de edad.

Ahora bien, las vivencias que tuvo el autor de María Cristina para componer esa célebre guaracha datan de la década de los años cuarenta, cuando organizó y dirigió el famoso conjunto musical Los Guaracheros de Oriente.

Son muchas las versiones tejidas alrededor de esta guaracha, de la cual se han difundido por una buena parte del mundo algunas interpretaciones, muchas de ellas con letra cambiada.

Todo parece indicar que el tío de Ñico Saquito no era muy adicto al baño y que cada vez que llegaba la hora de introducirse en la ducha surgía una verdadera discusión con su esposa. De manera tal que cuando Ñico tuvo noticias de estas discusiones, se le ocurrió una guaracha que tituló María Cristina.

Lo extraño de todo esto es que la señora que originó esta jocosa pieza musical no se llamaba María Cristina; sino como dijimos antes, María Fernández García. Al parecer, según mi opinión, el cambio de nombre se realizó para no causar el disgusto al tío y sus descendientes; entonces le añadió el segundo nombre: Cristina.

Hay una segunda parte de la guaracha María Cristina grabada en 1950 por el Trío Oriental —que dirigía Maximiliano Sánchez “Bimbi”— y que tituló “Báñate, Manuel”; pero es prácticamente desconocida, ya que en este momento no hemos localizado ninguna cinta con este título.

María Cristina ha tenido hasta este momento alrededor de cincuenta versiones y una de ellas —la más complicada de todas—es la que grabó Frank Fernández con Danny Rivera, donde intervienen varios intérpretes, entre ellos Pancho Amat, Tata Guines, Changuito y Barbarito Torres.

La letra de la guaracha María Cristina es muy conocida y, como es natural, se refiere a la reticencia de su esposo de acudir al baño:

 

María Cristina me quiere gobernar

Y yo le sigo, le sigo la corriente

Porque no quiero que diga la gente

Que María Cristina me quiere gobernar.

 

Y, más adelante, en medio de la gente, algunos de los intérpretes intervienen para decir:

 

Métete en el agua

¿En el agua?...no, no, no, no

María Cristina que no, que no

 

De esta guaracha se desprende el hecho cierto de la extraordinaria capacidad que tuvo nuestro admirado Antonio Fernández, conocido por Ñico Saquito, para componer una de sus guarachas más populares; pero como muchas personas piensan, él no se limitó a ser un trovador guarachero, sino que también creó boleros románticos de una gran belleza y una guajira tipo protesta, compuesta en el año 1936, titulada Al vaivén de mi carreta.

 

 

 

 

FUENTES:

 

—Cedeño Pineda, Reynaldo y Suárez, Damián: Son de la loma, los dioses de la música cantan en Santiago de Cuba. Editora Musical de Cuba, 2001.


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