Hoy 8 de marzo, un buen homenaje a esta fecha es recordar a las numerosas mujeres que al consagrar su vida al arte, contribuyeron con su empeño a que la cultura cubana brille en el mundo y sea un baluarte indiscutible de la nacionalidad.

 La nómina sería interminable, ejemplos hay muchos, pero hay alguien que al evocarla, invariablemente llega con una sonrisa: la vedette María de los Ángeles Santana; talento, carisma y virtuosismo, caracterizaron a esta mujer que con la cubanía de su arte caló hondo en el cariño y el respeto no solo del público nacional.

 María de los Ángeles Santana Soravilla (La Habana, 2 de agosto de 1914-8 de febrero de 2011), es un símbolo incuestionable de la cultura cubana; actriz y cantante de exitosa trayectoria nacional e internacional, y figura representativa del teatro, el cine, la radio y la televisión; es por esto que fue merecedora de los premios nacionales de Teatro (2001), Televisión (2003) y  Humorismo (2005), así como la Orden Félix Varela,  que le otorgara el Consejo de Estado de la República de Cuba , en el año 1996.

 Teatro

 La Santana, debutó en 1936 como soprano, en el Teatro Nacional, bajo la dirección de Ernesto Lecuona, quien le ofreciera algunas de sus creaciones musicales más famosas, y ella le estrenó la canción Te vas, juventud.

 Ella fue, durante un buen tiempo, la vedette predilecta del Teatro Martí, el histórico Coliseo de las cien puertas y de los grandes musicales.

 Allí debutó en 1946 en La Habana nocturna, de Agustín Rodríguez, con música de Gonzalo Roig, y posteriormente estrenó libretos de Carlos Robreño y Francisco Meluzá Otero.

Algún tiempo después en el teatro Amadeo Roldán, protagonizó la reposición de La isla de las cotorras, del dueto Federico Villoch y Jorge Anckermann, dirigida por Francisco Morín, una de las icónicas piezas del Teatro Alhambra de La Habana.

 También trabajó por estos años en la sala Arlequín, contratada por el teatrista Rubén Vigón, en puestas como Las mujeres se rebelan (1962); Un sorbo de miel (1963); Las cuatro verdades (1963), La más fuerte y Algo no dicho (1964); Sara en el traspatio (1964) y La mamma (1964).

 A estas siguieron muchas otras hasta que llegó una obra que la hizo ver maravillosa en toda su plenitud: Una casa colonial.

El dramaturgo Nelson Dorr, fue una persona muy importante en la vida de María de los Ángeles; Dorr concibió para ella esta hermosa pieza, que fue estrenada   en la sala Covarrubias del Teatro Nacional, en agosto de 1981, la cual fue filmada para la televisión bajo la dirección de Miguel Torres en el año 1984. 

 Una casa colonial, fue un exitazo de taquilla, y la protagonista defendió con toda su maestría escénica ese papel creado para ella.

En noviembre de 1982 Dorr logró reunir, para deleite del público, a la actriz con el primerísimo actor Enrique Santiesteban en la pieza Comedia a la antigua, del ruso Aleksei Arbúzov, estrenada en el teatro Mella.

Dorr le escribió igualmente A toda prueba (1993), inspirada en su largo matrimonio con el también histrión Julio Vega; esta obra fue presentada en La Habana, Santiago de Cuba, Matanzas y Cienfuegos.

 Al siguiente año, este brillante director teatral la seleccionó para su puesta de Ocaña, fuego infinito, de la autoría de Andrés Ruiz, en la sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba, y en 1999 le dedicó Vivir con mamá, estrenada en el teatro Mella, a lleno total. 

 Cine

La actriz se inició profesionalmente en la cinematografía nacional en 1938 en la empresa cinematográfica Películas Cubanas S.A. e intervino en los filmes Sucedió en La Habana y El romance del palmar, dirigidos por Ramón Peón García; en esos años participó en Cancionero cubano y La última melodía, del cineasta español Jaime Salvador Valls, ambas con música de Ernesto Lecuona.

Según palabras del periodista y narrador cubano, Ramón Fajardo Estrada, autor del volumen Yo seré la tentación: María de los Ángeles Santana, publicado en el año 2013: « Estas intervenciones fílmicas significaron la consagración primaria de María de los Ángeles en el arte cubano».

Filmó dos películas en México en la década del 40 del pasado siglo, con actores tan famosos como Jorge Negrete, Pedro Infante y Mario Moreno, Cantinflas, obteniendo los favores de la crítica especializada.

 En 1989, dirigida por el realizador cubano Rolando Díaz, rueda La vida en rosa, y en 1999, La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca, una versión para el cine de la directora cubana Belkis Vega.

 Radio y Televisión

 Las puertas de la radio se abrieron para ella de la mano de Ernesto Lecuona, en 1940, cuando se presentó en la emisora CMQ; luego, comienza a trabajar en otra radiodifusora no menos importante de la época: la COCO-CMCK.

 La inauguración de la Televisión Cubana tuvo lugar el 24 de octubre de 1950, de forma algo artesanal por la Unión Radio Televisión, Canal 4, desde los improvisados estudios de la residencia de Gaspar Pumarejo, en Mazón y San Miguel.

Desde 1948, ya la Santana era considerada la Reina Nacional de la Radio, por lo que fue la primera actriz cubana en aparecer en televisión; mucho antes de inaugurarse la primera planta oficial del medio en el país, en una trasmisión en circuito cerrado, solo para los asistentes al espectáculo en vivo.

Posteriormente continuó participando en diversas emisiones televisivas, y el 19 de diciembre de 1963, día en que comienza a transmitirse por el canal 6 el programa costumbrista Ritmos de Cuba, con guión de José Manuel Carballido Rey y dirección de Joaquín M. Condall, María de los Ángeles Santana nace como Remigia, la esposa del alcalde Plutarco Tuero, del imaginario pueblo San Nicolás del Peladero, magistralmente defendido siempre por el incomparable Enrique Santiesteban.

 Dicho humorístico, poco tiempo después cambió su nombre por el de San Nicolás del Peladero, uno de los fenómenos más recordados de la televisión cubana de todos los tiempos, que aún se mantiene en la memoria de muchas generaciones, con un elenco estelar, que lo mantuvo en la preferencia de los televidentes durante veinticuatro años; en diciembre de 1983 dejó de trasmitirse para nunca ser superado por ninguna otra propuesta análoga.

 A la par, de este programa, la Santana trabaja en otros espacios de la tv, musicales y dramáticos, como las telenovelas La peña del león, Prefiero las rosas y Entre mamparas y luego, en 1988, en Los abuelos se revelan, una serie con guión de Hernández Savio y dirección de Maritza Rodríguez, una deliciosa propuesta que compartió con el gran actor Armando Soler, el querido Cholito.

 España

 La eterna Remigia paseó su arte por Estados Unidos, París, México, pero indiscutiblemente conquistó rotundamente al público español.

El 9 de febrero de 1950 debutó en el teatro Madrid, de la capital española,   protagonizando la revista   Tentación, de Antonio y Manuel Paso, director de la compañía, y con música de Daniel Montorio, que alcanzó dos mil ochocientas setenta y cuatro funciones durante los cuatro años que se mantuvo en cartelera.  Allí la catalogaron como la Estrella de América. 

Intervino en la reposición de ¡Eres un sol!, y estrenó en noviembre de 1952 ¡Conquístame!, la cual se presentó durante tres años con más de mil funciones, y se presentó en varias ciudades españolas.

A la capital ibérica regresó en 1989 para presentar la zarzuela María la O, libreto original de Gustavo Sánchez Galarraga y música de Ernesto Lecuona, en la que interpretó un papel secundario adaptado especialmente para ella por Nicolás Dorr; esta bella ciudad no la había olvidado y en cada función fue ovacionada por un público que la recordaba con admiración.

 María de los Ángeles Santana, sin lugar a dudas es una de las mujeres que ayudaron con su integral trabajo al enriquecimiento de la cultura cubana y sus manifestaciones artísticas; su enorme y segura versatilidad, su dominio escénico, picardía y ternura la vez, esa gestualidad tan elegante y cubana, y su portentosa simpatía, vivirán en el recuerdo de los que le agradecen tanto los regalos que ofreció al espíritu y el alma.