Estamos en un momento muy complicado para el mundo, por supuesto,  también para Latinoamérica y para Cuba. Esta situación de la pandemia ha venido a cambiar los conceptos, el ordenamiento, la manera como se concibe el mundo y nosotros no escapamos de todo eso. Martí sigue siendo un asidero.

En estos días, he estado revisando Nuestra América, y algunos otros ensayos, que uno cree que porque ya se los leyó alguna vez, los conoce, lo bueno de Martí es que cada vez que uno lo visita, vuelve a decir cosas.

Hay un texto de Martí, que para mí es esencial, yo siempre regreso a él: El arte de pelear, se lo recomiendo a los que puedan acceder a las redes o buscarlo en las Obras Completas. Ahí Martí, nos dice claro, cuando se pelea y cuando no se debe de pelear. Comienza diciendo: “se pelea cuando se dice la verdad”. A mí me parece que este es un momento muy importante porque, más temprano que tarde, las confrontaciones viejas nos van alcanzar y tiene que triunfar el amor, la fórmula del amor triunfante, como diría él. Eso es lo que espero siempre, que la humanidad, encuentre su sentido constructivo, edificante, nutritivo para que cada uno encuentre su camino a la felicidad, es también lo que soñaba Martí.

Martí soñaba con una Patria independiente, unida. No fue un enemigo de Estados Unidos, eso sí, fue enemigo de la codicia, del imperialismo, de cualquier vicio que intentara explotar al otro y ya sabemos con quien quiso echar su suerte. Entonces, tenemos un postulado ético que me parece vital para seguir avanzando y para buscar armonía y equilibrio en este mundo tan confuso.