Cuando en 1966, Augusto Rivero Mas se graduaba de arquitecto en la Universidad de La Habana, aunque tenía muchos sueños, no imaginó que llegaría un día en que le fuera otorgado por su vida y obra el Premio Nacional de Arquitectura 2017. Había nacido este incasable creador en San Luis, de la siempre heroica Santiago de Cuba, donde fue profesor fundador de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Oriente.
Algunos recuerdan cuando Augusto trabajaba como dibujante y proyectista en el taller, con los Arquitectos Porro, Garatti y Gottardi, donde se proyectaban y ejecutaban las Escuelas Nacionales de Arte, en aquellos años de 1962 al 65.
Hombre sencillo, afable y muy buen comunicador. No hace falta profundizar en su cálida personalidad para saber que junto a él, cualquier empeño por difícil que pudiera ser, resulta perfectamente realizable; un ser humano sagaz e inteligente, lo que se puede llamar un inspirador de la vida, un constructor de futuros luminosos.
Fue a finales de la década del 70 cuando lo conocí como un destacadísimo especialista en la antigua Dirección de Artes Plásticas y Diseño del Ministerio de Cultura, dirigido por el recordado Arq. Fernando Salinas. Siempre tuve la percepción que Augusto era un incansable trabajador, activo, entusiasta, muy perseverante y culto, acreedor de mucho respeto y admiración.
Nunca le he perdido la pista, ni cuando trabajó en el Mausoleo de los Mártires de Artemisa; ni cuando su participación en el Concurso Nacional para el Monumento al Desembarco del Granma en Las Coloradas, en el cual fue triunfador; así como en el año 80 del pasado siglo, cuando se crea el Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental CODEMA, del cual fue Miembro fundador junto a la escultora Rita Longa.
Además de toda esta labor creadora, ha desarrollado una importantísima labor dirigida a la cualificación de espacios urbanos, recuperación de sitios en Guantánamo, Holguín, Sancti Spíritus, Santiago de Cuba y en la propia capital, para lo cual creó equipos interdisciplinarios de jóvenes creadores que lideró con maestría y a quienes imprimió un entusiasmo inimaginable. El cúmulo de conocimientos que se barajó entre todos, queda como una muestra de sabia docencia de este formidable profesor, que se renueva cada día.
Ahí están los proyectos, algunos sitios vieron su luz, otros están a la espera de su realización definitiva. Este necesario trabajo, interesó de manera muy especial a Universidad de Cuyo de Mendoza en Argentina y a la Universidad Politécnica de Valencia, en España, que lo invitaron para impartir postgrados a equipos de especialistas de esos países.
Es actualmente Profesor Auxiliar de la Universidad de San Gerónimo y Profesor Consultante de la Universidad de las Artes, cuya Institución le ha otorgado la Distinción de “Mérito Pedagógico” y Mérito Artístico”. En sentido general, ha recibido a lo largo de su carrera, un total de 16 premios y menciones por trabajos realizados.
Maestro en sus quehaceres laborales, ha impartido innumerables conferencias, se ha destacado en su función de Tutor de Tesis de Grado en distintas Facultades del país, sin dejar de formar parte de Jurados en Salones Nacionales de Artes Plásticas, Concursos, en los Carnavales de La Habana y en el Acuático de la Ciudad de Morón, por señalar algunas de sus variadas actividades, todas en función del desarrollo de nuestra Cultura Nacional.
Si hablamos de Áreas Verdes y Paisajismo, de Expertos en Diseño Ambiental, en la docencia como ya hemos visto, lo buscamos y lo encontramos como miembro de todas las organizaciones creadas, nacionalmente e internacionalmente; reconocido en la Patria por su cubanísimo talento, con la Distinción Por la Cultura Nacional y la Distinción de Profesional de Alto Nivel en la UNAICC y reconocido también en otras partes del Mundo como en Orizaba (Veracruz), en Mendoza (Argentina) y en España, como ya hemos expresado.
Por los días en que se otorga este Premio Nacional, fue presentado en la Casa de las Tejas Verdes, un valioso libro titulado Julio 26 Monumentos en la Carretera Siboney, sobre el Conjunto Monumentario que se extiende por la carretera de Santiago de Cuba hacia la Granjita Siboney. De los veintiséis monumentos que recuerdan a los caídos, a partir de la idea planteada por el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, dos de los mismos corresponden a la obra talentosa del hoy premiado Arquitecto Augusto Rivero Mas, los números 11 y 20. El libro, un tesoro de historia, un valioso material, donde no se pierde un detalle, que con prólogo de Gerardo Mosquera se completa con una síntesis biográfica de todos los mártires de aquella heroica gesta. El texto fue editado por la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado de Cuba y la compilación del propio arquitecto laureado.
Muy difícil recoger en un resumen toda su vida y obra. Fueron tantas y diversas las acciones que desde muy joven desarrolló a partir de los cambios fundamentales que se produjeron después del triunfo de la Revolución Cubana.
Este Arquitecto, en sus dotes de Actor, también ha contribuido con su pincelada humorística al éxito de la Tertulia de Arte Sol Adentro, que inspirada en el gran escritor y humanista mexicano Alfonso Reyes, se celebra los últimos miércoles de cada mes en la Casa del Benemérito de las Américas, Casa de México, en el Centro Histórico de La Habana.
Cuando a los amigos y colegas de Augusto Rivero Mas, nos llegó la noticia del Premio Nacional, nos sentimos todos muy conmovidos.
¡Merecido Premio para un gran creador!
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