El cineasta Miguel Torres nació en La Habana el 27 de julio del año 1941; tuvo una vida vinculada a la cinematografía, fundamentalmente a la realización de documentales, pero fue además, profesor,  crítico de cine y corresponsal de guerra.

Integró  la plantilla del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en el año 1962 como asistente de dirección; desde 1964 comenzó a dirigir documentales,  y a finales de esa década, recibió una beca de la UNESCO para cursos de especialización en Francia e Italia.

Entre   1972 y 1977 dirigió un gran número de ediciones del Noticiero ICAIC Latinoamericano, y a partir de este año, fungió como director del departamento de Relaciones Internacionales del ICAIC.  Aunque dirigió largos de ficción, como Asalto al amanecer  (1988), Venir al mundo (1989) y Sueño tropical (1991), realizó más de cuarenta documentales los que en su mayoría tratan temas históricos, políticos y sociales; muchos de estos materiales fueron considerados entre los filmes más significativos del  año de su producción por la Selección Anual de la Crítica Cinematográfica cubana.

Entre estos y muy reconocido fue   Crónica de una infamia (1982), que reseña la reacción del estudiantado universitario y el pueblo ante la profanación de la estatua del Héroe Nacional José Martí por marines estadounidenses en 1949; conquistó múltiples premios nacionales e internacionales, como Primer Premio Dragón de Plata, en el Festival Internacional de Cine de Cortometraje de Cracovia, en  Polonia; Mención Especial en el Certamen Internacional de Filmes Cortos de Huesca, en España, Tercer Premio en Festival Internacional de Cine, de  Damasco, en  Siria; ha sido considerado como uno de los mejores documentales cubanos de la Revolución.

 Su última pieza fue el documental El otro Lezama. Crónica, en el año 2012;  mereció numerosos reconocimientos, entre estos, la Distinción de la Cultura Nacional y la réplica del Machete de Máximo Gómez, que otorga las FAR.

Miguel Torres fue un creador comprometido con la historia patria y con el desarrollo del cine cubano, al que aportó no solo como realizador sino también como promotor desde  su labor como director de la Casa Productora de Documentales Octavio Cortázar, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC),  hasta su fallecimiento el 31 de agosto de 2017.