Aunque Miguelito Valdés Valdés en conocido como “Míster Babalú” por su destacada trayectoria de cantos afrocubanos, su vida transcurrió durante la adolescencia y juventud nutriéndose de los sones y sus Septetos en La Habana, esta faceta menos divulgada de su vida constituyó una de sus fuentes vitales en su pensamiento musical.
La música, su sueño.
Desarrolló su adolescencia en una época en que los cultivadores de Orfeones de Clavé y los Coros de Clavé y Guaguancó, transitan para dar paso a los sextetos de sones, ambos procesos liderados por un Abakuá de la potencia Eforí Enkomó apodado “Ignacito” Piñeiro, connotado rumbero del barrio Pueblo Nuevo, residente del vecindario de la calle Pocito 56-D muy próximo a los Solares “El África”, “Los Cien” y “La Bomba”; en este último donde vivía Agustín “Manana” Gutiérrez. Bajo estas influencias es que Miguelito Valdés asimila la ejecución de la guitarra, los tambores e instrumentos de percusión cubana sin formación académica, sencillamente llevado por la “moda” de los jóvenes de su barrio; Es por ello que formó parte, indistintamente, de diferentes agrupaciones de sones, rumbas y comparsas, unido a sus amigos del barrio, Chano Pozo, Bienvenido Julián Gutiérrez, los Hermanos Antonio y Guillermo Alan, Juan Antonio Jo, Marcelino Guerra, los hermanos Chappotín y una lista interminable de adolescentes y jóvenes que posteriormente ganarían un lugar destacado en la creación musical nacional e internacional, esos eran sus amigos y junto al amparo de reconocidos músicos como Alfredo Boloña, Agustín “Manana” Gutiérrez e Ignacio Piñeiro, entre otros, todos ellos vecinos de los Barrios Pueblo Nuevo y Cayo Hueso.
El desaparecido musicólogo cubano Jesús Blanco, en su libro 80 años del Son y Soneros en el Caribe, apunta que «En una casa de la popular esquina habanera de Salud y Márquez González se organizó el sexteto Los Marquesitos, su cantante y contrabajista lo fue Miguelito Valdés.» El nombre respondió en alusión a la calle Márquez González dónde vivían entonces todos los integrantes.
El Sexteto Habanero Infantil.
Se puede afirmar que, en 1923, oficialmente pasó a las filas del sexteto El Habanero Infantil, del cual nos ha llegado una vieja foto, conservada en los archivos del Museo Nacional de la Música, donde aparece Miguelito Valdés con apenas 11 años de edad junto a otros amiguitos no identificados, agrupación configurada por guitarra, guitarra-tres, marímbula, maracas, claves y un timbalito, asegurándose que Miguelito era muy diestro en la ejecución de todos los instrumentos, y que también cantaba.
Durante muchos años se ha confundido el Sexteto El Habanero Infantil de 1923 con el Sexteto Habanero Juvenil de 1931, debido a que algunos de los niños del Sexteto Infantil reunidos en 1923 fueron también integrantes en 1931 del Sexteto Habanero Juvenil, responsabilidad de ambos grupos musicales de sus líderes, los hermanos Alán.
En la organización del Sexteto Habanero Juvenil además de los hermanos Guillermo y Antonio “Bebo” Alán, se encontraba un trompetista llamado Segundo, conocido así simplemente, quien luego sería, en 1926, integrante del Sexteto Jóvenes del Cayo; y el bongosero Andrés Sotolongo, familia de Oscar Sotolongo, fundador del Sexteto Habanero.
Todo parece indicar que la confusión de un Sexteto por otro y de la fecha han ubicado a Miguelito Valdés en esta versión juvenil del Sexteto Habanero insistiéndose que fue propiciada por la salida de su cantante-fundador Panchito Riset hacia el Sexteto Sans Souci de mayor calidad y muy popular, dirigido por Mozo Borguellá, renombrado Sexteto Cauto. Miguelito Valdés formó parte del Sexteto El Habanero Infantil, no del Juvenil y tampoco fue fundador del Sexteto Jóvenes del Cayo.
Se puede concluir que los hermanos Alán en su empeño de formar un sexteto, primeramente, organizaron el sexteto El Habanero infantil y años más tarde, en 1931 ya con más edad lo renombraron sexteto Habanero Juvenil con la adicción de nuevos integrantes, para esa fecha ya no aparece en la relación Miguelito Valdés. El propio Miguelito en una entrevista a Don Galaor para la Revista Bohemia, ante la pregunta, ¿Cuál fue su debut en público?, esclarecía que siendo mecánico del Taller de automóviles:
«Formamos un sexteto que llamamos “Habanero Infantil”, algunos de los muchachos que lo integraron conmigo son hoy muy buenos músicos, como Guillermo Alán, que tocaba el tres, y “chiquitico”, que está ahora en Sans Sousí. […] En ese como en otros muchos sextetos, tocaba las maracas, el contrabajo, el tres o la guitarra, y cantaba con los demás los coros de los sones. Con una particularidad: nunca especulé en esas actuaciones ni muchas otras. Lo hacía porque me gustaba.»
La escuela primaria donde asimiló y cultivo su talento musical fue marcado por los Sextetos y Septetos de sones, entre otros destacándose con el Septeto los Jóvenes del Cayo del cual fue su director siendo un adolescente, pero esa es otra parte de su interesante trayectoria, que mereces otro estudio de Miguelito Valdés “El Sonero”.
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