Fue un 26 el primero,
el Moncada de Fidel,
Pero aún asalta el deber
y Martí es soplo y lucero.
En julio como en enero,
en oriente y occidente,
moncadas inteligentes
e ideas para vencer
alzan, cada amanecer,
un sol moral, insurgente.
De todos, de cada instante,
porque hay muros que tumbar,
motores que energizar
contra molinos gigantes,
temores paralizantes
―burgueses y mercenarios―,
oportunistas, sectarios
―con churre y de cuello fino―
que engordan al asesino
Bloqueo ―no imaginario.
Hay moncadas cotidianos,
moncadistas a conciencia,
combates en las urgencias
de ser dignos, ser martianos.
Son la Sierra y son el Llano,
de hoy: cosechar, vencer.
Pensar el país y hacer
lo que ellos habrían hecho.
A rendirnos no hay derechos,
por Tassende y por Abel.
(2020)

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