Octubre es un mes especial. No solo es el inicio del otoño sino que resuena de bondades espirituales. A pocas horas de celebrar una jornada honrosa por la Cultura Nacional resuenan los merecidos agasajos y el amor con que, el pasado jueves 22 de octubre, la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, en conjunto con el Centro Nacional de Escuelas de Arte, el proyecto Alas por la vida y el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología (INOR), celebraron el quinto aniversario de la inauguración del Monumento a la Esperanza, erigido por el joven escultor Lesmes Larroza González (La Habana, 1982) a la entrada de este hospital en 2010 y por el cual obtuvo el premio Beca de Creación de la Asociación Hermanos Saiz, ese mismo año.
La obra, de casi cinco metros de alto, tres de ancho y dos y medio de profundidad, está realizada en concreto directo, metal y enchape en piedra jaimanitas; es la abstracción simbólica de una flor de cinco pétalos que evoca cada una de los tratamientos que se emplean contra el cáncer: la quimioterapia, la radioterapia, la terapia hormonal, la terapia biológica y la cirugía. Pero la obra no es una escultura cualquiera. Para el escultor, existe una relación particular entre la significación conceptual y cultural de la propia enfermedad y la simbolización que ha utilizado. Cada uno de estos conceptos ha sido resumido, moldeado, trabajado con cuidado, haciendo un uso preciso del material escultórico, la escala —que siempre es abordada como un complemento de la estructura arquitectónica, que no compite sino se adapta—, las formas, las texturas y los juegos de luz y sombra, que se refuerzan en la noche, cuando se ilumina con cuidado y, entonces, resalta.
Algo que se destaca en la producción de Lesmes Larroza (1) es la manera sucinta de convertir en símbolo cualquier concepto y el argumento que deja cada una de las piezas erigidas, y que lo convierten en el escultor joven con más obras emplazadas en el país. Todas tienen una carga que se devela en simples trazos, en uno o dos elementos connotativos, en la síntesis de su diseño y en el carácter extra artístico que le confiere a cada una. Un ejemplo evidente es el uso que hace de los materiales, que tienen una correlación estrecha con la vida propia del Centro: el enchape en piedras y las letras en plomo fundido, reutilizado a partir de recipientes y envases con los que se le aplicó tratamiento a pacientes del hospital de la consulta de Medicina Nuclear.
El emplazamiento para él es fundamental y en Monumento a la Esperanza, se aprecia. El edificio luce en su fachada principal una escultura imperecedera: Cangrejo de Rita Longa, que por años se ha convertido en el símbolo de la lucha contra el cáncer pero, Lesmes, sin proponérselo redimensionó el concepto aportando un símbolo más, en franco diálogo con el público; ese que pasa y, al mirarlo, ya no refiere a 29 esquina a E, en El Vedado, sino a la escultura que preside la entrada del hospital.
El acto, sencillo por su naturaleza pero profundo en significaciones, devino un encuentro entre amigos con la presencia del Dr. Luis Curbelo Alfonso, director del INOR y la Dra. Odile Marie, la voz más autorizada de la oncopediatría francesa y una de las más reconocidas investigadoras del Institut Gustave-Roussy de París. Tampoco faltaron los estudiantes de la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro, las subdirectoras del Centro Nacional de Escuelas de Arte, Marta Ulloa e Ileana Linares Fornoso, Rubiel García, presidente nacional de la Asociación Hermanos Saiz, la actriz Maritza Morales y un nutrido grupo de médicos, trabajadores y pacientes del hospital.
Nota
(1) Lesmes Larroza es autor de diversas obras emplazadas en espacios públicos, entre ellas: escultura monumental Llave de Yakoó Yaüerá, en la República Bolivariana de Venezuela (2013), Monumento al Héroe Nacional de las Artes Plásticas, en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (2012), tarja escultórica Radio Cadena Habana (2011), Benny Moré en la Onda de la Alegría, en la Emisora Nacional «Radio Progreso» (2010), Monumento al Hombre Común, en la Necrópolis Cristóbal Colón (2008), Obras protectoras, en la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro (2007) y Tan alta como nuestras palmas, en la Dirección Nacional de Tribunales Militares (2002).
Deje un comentario