La Estación Central de Ferrocarriles de La Habana
Inaugurada el 30 de noviembre de 1912 y declarada Monumento Nacional el 12 de noviembre de 2002, la Estación Central de Ferrocarriles de Cuba se ubica en los terrenos que entonces ocupase el Arsenal Militar. Ella fue la continuación del desarrollo del ferrocarril en Cuba.
Las compañías ferroviarias de entonces ofrecieron el canje de los céntricos terrenos de Villanueva por los del demolido Arsenal Militar, donde había estado instalado un importante astillero.
La propuesta levantó sospechas de potenciales malversaciones económicas y generó no pocos conflictos dado la diferencia, cerca de un millón de dólares, entre los terrenos de Villanueva y los abandonados, pero mejor valorados del arsenal.
La Estación se ubica frente a una plaza pavimentada de adoquines y cerrada por una verja de hierro y cemento. Desde su fachada principal, sobre la calle Egido se puede observar un tramo bien conservado de lo que fuese la muralla, que rodeaba a la antigua ciudad y la protegía de los ataques de piratas y corsarios.
Un cierto toque de grandeza podría impresionar al transeúnte que circula por la acera frente a su fachada frontal levantada sobre una muy suave elevación que impulsa a afirmar el paso a la persona que decida acceder a la puerta de entrada principal.
Al admirarla, podría resultar para algunos como un repentino viaje al pasado, penetrando en una época con certeza no vivida que revive repentinamente ante el caminante como un toque de magia, quizás por algún Merlín oculto tras sus columnas revestidas de mármol original.
La obra presenta una peculiar estructura de líneas sobrias y estilizadas de influencia del Renacimiento español. Devino en notables atributos arquitectónicos y funcionales, entre los que destacan sus amplios ventanales, su llamativo reloj, sus barandales y sus balcones interiores.
Según se describe, consta de cuatro pisos rematados a ambos lados por dos torreones que se elevan, poco menos de 40 metros sobre el nivel de la calle, construidos de acero y hormigón armado y adornado con terracota y azulejos.
En la planta baja de La Estación se encuentra el salón de espera, decorado con columnas revestidas de mármol. La plataforma consta de sotechados dobles sobre los andenes, con acceso a vías para trenes de pasaje. Sus patios de pasaje y carga tienen un área de 14 mil metros cuadrados.
Las líneas de tren que se proyectan desde la Estación Central, lo hacen a través de peculiares rieles “elevados”, soportados por fortísimas columnas de acero. Las líneas descienden lentamente hasta alcanzar el terreno firme. Este tramo es conocido como “Los Elevados”, los que alcanzan casi un kilómetro de extensión a lo largo de toda la ensenada de Atarés, uno de los tres canales de la Bahía de La Habana. Los Elevados de La Habana son de vital importancia para las operaciones de los trenes de pasajeros que llegan o parten de la Estación Central.
Algunos antecedentes: La Estación de Villanueva
La instalación del llamado “camino de hierro” en Cuba significó un gran paso de avance para el desarrollo económico y comercial de la Isla, pues con la presencia del ferrocarril se acortaba el tiempo utilizado en recorrer las distancias. Algo más tarde se amplió su función ya que se utilizó para facilitar la transportación masiva de pasajeros de un punto a otro del territorio.
El 18 de octubre de 1834 hubo de firmarse en Madrid el contrato que permitía iniciar las obras del ferrocarril cubano, y un año después se comenzaron los trabajos para levantar el edificio predestinado a servir como estación de trenes en el lugar que se conocía en aquellos tiempos como Puerta de Tierra, Campo de Marte y Alameda de Isabel II.
El terreno escogido había sido una gran ciénaga convertida en basurero de la ciudad, sobre el que se crearía el primer Jardín Botánico de La Habana. Posteriormente el terreno sería vendido para construir lo que sería la primera estación de trenes de La Habana. El jardín botánico pasaría a los terrenos de los Molinos del Rey constituyéndose allí el segundo jardín botánico en la capital. Más tarde cambiaría el sitio tomaría el nombre de la Quinta de los Molinos, hoy también, Monumento Nacional, con una rica trayectoria, no solo botánica sino también histórica y patriótica, pero de esta última se podrá conversar el próximo mes de diciembre, pues fue en ese mes cuando se declarara por la Comisión Nacional de monumentos como tal.
La estación debió su nombre al intendente de Hacienda Claudio Martínez de Pinillos, el conde de Villanueva —defensor de los intereses de la sacarocracia—, quien presidió la Junta de Fomento y fue impulsor clave del ferrocarril en Cuba.
Este incipiente sistema ferroviario unía el tramo La Habana-Bejucal. Es importante señalar que fue Cuba el primer país iberoamericano y el séptimo (algunos autores señalan el sexto compartido con Rusia) en el mundo en disponer de un servicio de ferrocarril, inaugurado el 19 de noviembre de 1837, al que se le agregó un año después el trayecto hasta Güines y en 1840 el recorrido La Habana-Cárdenas.
Como puede observarse, la historia muestra la importancia de estudiar la concatenación de los fenómenos y buscar su esencia para comprender el movimiento del pensamiento, la sociedad y la naturaleza.
Muestra también la trascendencia de conservar el patrimonio para llegar a comprender muchos sucesos, sus causas y sus efectos, de ahí la importante atención que el sistema de cultura de Cuba le presta a las investigaciones sociales e históricas y al sistema de monumentos, como los que se presentan en estos diversos artículos sobre los monumentos nacionales y locales de Cuba.
Principales Fuentes:
- Monumentos Nacionales de la República de Cuba. Consejo Nacional de Patrimonio Cultural
- Ecured
- https://www.cubatesoro.com/estacion-central-del-ferrocarril-de-la-habana
- /https://www.directoriocubano.info/servicios/estacion-de-ferrocarril-central-de-cuba-pasado-y-futuro
- /https://www.excelenciasdelmotor.com/otras-secciones/ferrocarriles/la-estacion-de-villanueva-en-el-corazon-de-la-habana
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