“Muy admirado, volveré”, expresó y dejó plasmado Fidel Castro durante su histórica visita al Museo Nacional de Artes Decorativas el 11 de agosto de 1996.
Hoy dicha institución exhibe una modesta muestra en la que se exhiben el pliego de papel en el que Fidel estampó su firma junto a la promesa de regresar, un par de fotografías, gentilmente prestadas al museo por Chela, la inigualable asistente de Armando Hart, un ejemplar del catálogo de la exposición, así como la invitación.
“Sirva pues esta exhibición como un sencillo homenaje a la visita del Comandante en Jefe (13 de agosto de 1926–25 de noviembre de 2016) a nuestro museo y, además, como una celebración de su natalicio por adelantado”. expresó durante la inauguración Yosvanis Fornaris, director de la entidad.
Tomando como centro las visitas y aportes al desarrollo de la institución realizadas por el Comandante en Jefe, la muestra incluye varias fotografías y un pliego de papel en el que Fidel expresó su admiración, estampó su firma y manifestó los deseos de regresar, así como el catálogo de la exposición que motivó la visita, la cual marcó la historia del museo.
En 1996, en el marco de la exhibición Tesoros del Arte Japonés, que contó con la presencia del filósofo Daisaku Ikeda, director de la fundación Soka Gakai, Fidel recorrió los salones de la institución que hoy acerca los lazos del Líder Histórico con el patrimonio cultural cubano a través de esta muestra. Hoy, mediante este homenaje, se exhibe el catálogo de la exposición que nos brinda una información muy precisa de la colección que vino a Cuba y que el Comandante en Jefe disfrutó. “Era el 11 de agosto y estaba a tan solo 48 horas de su cumpleaños. Ese día quedaría marcado como trascendental para la historia de nuestra institución por la visita de quien con su liderazgo y entrega lograra para Cuba y el mundo el desarrollo que del patrimonio cultural y artístico ostenta hoy nuestra nación.”, destacó Fornaris.
En el mismo se aprecia una compilación de las piezas que se exhibieron. Obras del más alto nivel tales como biombos en soporte de papel con policromía y oro de la escuela de Kano o Ukiyo-e, de figuras tales como Kitagawa Utamaro, Utagawa Hiroshiga e incluso el célebre Katsushika Hokusai, de quien se mostraron algunas obras de la serie “Treinta y seis vistas del monte Fuji” entre las que se encontraba “Olas agitadas en el mar de Kanagawa”, mundialmente conocida como “La Ola”.
También se exhibieron porcelanas del siglo XVII entre las que se apreciaron piezas de las manufacturas Imari, Nabeshima, Kutani y Kakiemon. La sección de lacas mostró obras de primer nivel mundial nunca antes exhibidas en Cuba. Con sus característicos tonos ocres y negros, finamente decorados con polvos de metales preciosos (oro y plata), se pudieron apreciar impresionantes tabaqueras, estantes, mesas y cuencos. Pero como en toda exposición de arte japonés, no podían faltar sus legendarias armaduras y espadas de la era samurái. De los siglos XVI al XVIII, el conjunto de armaduras, chalecos, cascos, estribos y sables o espadas Katanas fue un verdadero deleite para los visitantes.
La impronta de Fidel Castro en la cultura cubana es reflejada mediante diversas acciones. Apoyó incansablemente al arte desde todas sus expresiones y manifestaciones y este museo es una viva prueba de esta labor.
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