El Periódico Cubarte continua el homenaje a la Nueva Trova cubana y al Movimiento de la Nueva Trova por el aniversario 50 de la fundación de este, que comenzara a realizar en noviembre del año 2022, con la publicación semanal de entrevistas a trovadores de todas las generaciones y también a otros artistas, especialistas e intelectuales del país.
Dichas entrevistas han resultado un interesante compendio de recuerdos, ideas y valoraciones que todos los entrevistados han aportado en cada una de las conversaciones, las que tienen en común una admiración profunda por este popular y entrañable fenómeno estético.
Nuestro periódico se complace en poder entrevistar a trovadores y trovadoras jóvenes, de diferentes provincias del país, que con marcados sellos personales, se confiesan herederos de la Nueva Trova cubana y reconocen las influencias de esta en sus obras.
Tal es el caso de Yaíma Orozco (Santa Clara, 1980) compositora, cantante y guitarrista, una de las trovadoras más destacadas de su generación, que asume la tradición trovadoresca que le precede con especial hincapié en la parte más popular del género.
Sus composiciones abarcan géneros como el son cubano, guajira, bolero y habanera; también tango, folklore latinoamericano, bossa-nova, rock y jazz.
Yaima es parte del popular colectivo de cantautores La Trovuntivitis, creado hace ya más de veinte años en El Mejunje de Silverio, de su ciudad natal; se ha presentado en países como Argentina, Uruguay, Chile, Venezuela, México, España, Portugal, Francia, Alemania, Bélgica y Suiza, y ha compartido escenario con Silvio Rodríguez, Teresa Parodi, Liuba María Hevia, Acá Seca Trío, Manu Chau, Liliana Herrero y Cecilia Todd.
Reconocida por su voz de amplio registro y su dominio técnico, la trovadora es Licenciada en Educación Musical por la Universidad Pedagógica y graduada de Nivel Elemental en canto en la Escuela de Superación para la Cultura.
Esta cantautora ha recibido numerosos lauros y nominaciones en eventos como Cuerda Viva, Cubadisco, los Lucas, Premio Centro Pablo de la Torriente Brau. Y en 2010 obtuvo la Beca Sindo Garay conferida por este centro.
Según palabras del acreditado periodista cubano Michel Hernández: «Yaíma toma como referencia la tradición trovadoresca cubana y latinoamericana para crear una obra muy reconocible en la música cubana contemporánea gracias a su lirismo y la madurez de sus canciones».
Su primer recuerdo de la NT, ¿llega junto a qué figura?
Cuando tenía 13 años a mi Secundaria llegaron jóvenes estudiantes de Educación Musical del Instituto Superior Pedagógico a hacer prácticas. Llegaron y revolucionaron la escuela, hicieron pruebas de aptitudes y quedé dentro de la brigada artística.
Raúl Cabrera, Mayelín Pérez y Vionaika Martínez eran los profesores. Raúl pertenecía al Trío Enserie, proyecto que años después supe era de referencia en el país, fundador de La Trovuntivitis junto a Roly Berrío y Levis Aliaga, y Mayelín y Vionaika conformaban el Dúo Evocación.
Aprendí muchas canciones con ellos, de la trova tradicional, de la nueva trova y por primera vez canté acompañada de una guitarra, empecé a hacer voces, a tocar las claves. Me identifiqué mucho con lo que enseñaban que era lo que ya me atraía. Le puse nombre. Me mostraron el camino que después recorrí.
¿Cuándo reconoció que quería ser trovadora?
Ahí con 13 años ese bicho me picó fuerte. Empecé a reconocer esas canciones, ese estilo y a querer cantar así. Pero hasta después de muchos años no lo vi claro, luego de intentar con otras manifestaciones, pasé por casi todas: literatura, danza, teatro...
Tenía una gran necesidad de expresarme artísticamente pero no encontraba la vía. Con 23 años fui a El Mejunje por primera vez y ahí fue que lo supe. Ese primer encuentro con el lugar, con el ambiente, con la energía y lo que allí sucede, me marcó mucho y me aclaró. Entonces me enfoqué y fue cuando todo comenzó realmente.
En sus inicios, ¿a cuál trovador o trovadora se quería parecer? ¿Es de este o esta de quien más influencias reconoce en su obra?
Me fijaba mucho en las mujeres trovadoras: Liuba María Hevia, Sara González, Teresita Fernández, Miriam Ramos, y también en voces como la de Elena Burke. Me encantaba la figura de la mujer con la guitarra, supongo que me trasmitía poder y era raro ver mujeres en la televisión así.
Sí, seguramente mi obra estuvo y está influenciada por todas ellas, así como por tantas y tantos otros. Mi influencia más cercana es la de La Trovuntivitis, colectivo al que pertenezco hace muchos años y con quien aprendí a hacer y a defender canciones.
¿Con cuáles trovadores ha tenido mayor coincidencia conceptual y estética?
Con todos los que forman parte de La Trovuntivitis: Roly Berrío, Alain Garrido, Leonardo García, Raúl Marchena, Yordan Romero, Migue de la Rosa, Michel Portela, Karel Fleites, Irina González, Diego Gutiérrez, Yatsel Rodríguez, Yunior Navarrete, Raúl Cabrera, Levis Aliaga.
Somos un colectivo que funciona casi como una escuela, un taller. Es natural el proceso y circular. Cada uno compone sus canciones pero como en el espectáculo cobran vida en las voces de todos, ese trabajo de montar arreglos y ensayar va creando un estilo nuestro del que bebemos todos constantemente.
También como funcionamos como una familia, toda esa estética y concepto se van retroalimentando y afianzando hasta conseguir casi un mismo lenguaje y una manera de vida que se refleja en nuestras obras.
¿Usted cree que los fundadores de la NT «enseñaron a pensar » a los jóvenes cubanos?
Yo creo que la canción de autor es muy poderosa, bastante popular y movilizadora. Los años haciendo canciones me han dejado ver esa verdad. Las canciones enseñan, sanan, hacen pensar, salvan. Una buena canción es una flecha que se te clava en el pecho y en el pensamiento.
Los fundadores de la NT hicieron revolución, dieron un salto y un vuelco a la canción, también a la interpretación, a la estética del artista, a la proyección. Esas canciones se colaron en el alma de cada joven que las escuchó dentro y fuera de Cuba. Es un orgullo hermoso saberme parte de esto que ellos empezaron siendo tan jóvenes y que es tan transformador.
¿Qué recuerdos tiene asociados a Pablo Milanés?
La canción con la que aprendí a tocar son arpegiado en la guitarra fue «Yolanda».
Pablo siempre fue una voz que me llamó mucho la atención desde niña, luego su calma y su profundidad al cantar me impresionaban.
Fui una niña que en la escuela participaba en todo y muchas veces canté sus canciones en matutinos y festivales. Recuerdo ahora mismo una que convertí en hit: ‘«El primer amor»… «Lo que sentí fue como un rayo en mi interior…».
Esta era el tema de una telenovela y todos la reconocían. Hermosa canción, difícil de cantar. Ahora me sorprendo al pensarme niña de diez años aferrándome a esos giros melódicos e intentando hacerlo bien. Durante mucho tiempo decía que era mi voz preferida. Igualmente ahora está en la lista de los imprescindibles de la música cubana y universal.
¿Cuál considera es el aporte fundamental de la NT a la historia de la música cubana?
Esa nueva visión de la vida que dejaron ver a través de las canciones, cuidando tanto la palabra, la poesía. La manera de cantar contando, la inclusión y la fusión de ritmos. La experimentación intrínseca. El rescate de nuestros ritmos de raíz. La belleza como bandera.
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